Pacto plantea apertura de Pemex a la iniciativa privada
El compromiso 57 del acuerdo sugiere “crear un entorno de competencia en los procesos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos”
Leticia Robles de la Rosa
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de diciembre.-
Sin cambiar un ápice a la redacción histórica que convierte a México en
el único país en tener el monopolio de la propiedad de sus
hidrocarburos, PRI, PAN y PRD acordaron caminar hacia una participación
mayor del sector privado, pero con una fórmula de competencia, como
ocurre con el caso de las refinerías.
Así lo establece uno de los acuerdos del Pacto por México, en el cual la izquierda logró que se dejara explícito que México de ninguna manera cederá un solo barril de petróleo a la propiedad de los privados, como sucede a escala mundial.
Se trata del compromiso 57, denominado Competencia en los procesos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos, en el cual se establece que “se realizarán las reformas necesarias para crear un entorno de competencia en los procesos económicos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos, sin privatizar las instalaciones de Petróleos Mexicanos”.
Esta es la segunda vez que se plantea una propuesta para mejorar el sistema de refinación en el país, ante el aumento en el precio de ese servicio a nivel internacional, que lleva a México a perder millones de pesos al día porque paga varias veces más la refinación del petróleo del precio al público en que vende las gasolinas.
El primer intento
Fue hace cuatro años cuando el entonces presidente Felipe Calderón propuso al Senado incluir en la reforma petrolera un esquema que permita a los privados establecer refinerías en territorio nacional para que maquilen el crudo, pero fue rechazada tanto por el PRI como por el PRD, porque la redacción propuesta no ofrecía garantías de que el hidrocarburo se mantuviera en manos mexicanas.
La propuesta del presidente Felipe Calderón, presentada en abril del 2008 y que el Senado rechazó, planteaba que “Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación de petróleo. Dicha contratación no podrá, en modo alguno, transmitir la propiedad de hidrocarburos al contratista, quien tendrá la obligación de entregar a Petróleos Mexicanos o sus organismos subsidiarios todos los productos y residuos aprovechados que resulten de los procesos realizados.
“La personas que pretendan realizar las actividades o prestar los servicios a que se refieren los dos párrafos anteriores, podrán construir, operar y ser propietarios de ductos, instalaciones y equipos en los términos de las disposiciones reglamentarias, técnicas y de regulación que se expidan”, precisa el texto que no logró consensos. En esta ocasión, el texto del Pacto firmado por los partidos no es explícito en este punto, pero sí deja ver que se buscará la competencia en el terreno de la refinación.
Propiedad de la nación
El capítulo referente a los cambios en materia energética no se quedan en la petrolera, pero sí establecen límites de hasta dónde se puede llegar y se aceptan las metas a las cuales se deberán arribar.
Así, se deja explícito que “se mantendrá en manos de la nación, a través del Estado, la propiedad y el control de los hidrocarburos y la propiedad de Pemex como empresa pública. En todos los casos, la nación recibirá la totalidad de la producción de Hidrocarburos”; es decir, que en caso de acordar asociaciones con empresas privadas internacionales, el pago de México no puede incluir ningún tipo de dominio de éstas sobre las reservas petrolíferas del país.
Añade que “se realizarán las reformas necesarias, tanto en el ámbito de la regulación de entidades paraestatales, como en el del sector energético y fiscal para transformar a Pemex en una empresa pública de carácter productivo, que se conserve como propiedad del Estado pero que tenga la capacidad de competir en la industria hasta convertirse en una empresa de clase mundial.
“Para ello, será necesario dotarla de las reglas de gobierno corporativo y de transparencia que se exigirían a una empresa productiva de su importancia”, precisó.
Se trata de ocho compromisos que asumen las tres principales fuerzas políticas y que de ninguna manera incluye que se privatice Pemex; detalla sí, el marco de referencia en el cual habrá e moverse los textos que se presentarán al Congreso de la Unión a partir de febrero.
Reforma energética
Así, precisa que “se ampliará la capacidad de ejecución de la industria de exploración y producción de hidrocarburos mediante una reforma energética para maximizar la renta petrolera para el Estado mexicano “(y) se reformarán las leyes reglamentarias para ampliar las facultades y fortalecer al Órgano Regulador, es decir, a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, e incluir obligaciones que permitan someter a Pemex a las exigencias de eficiencia y transparencia que enfrentan las empresas petroleras del mundo”.
También acordaron que Pemex se convertirá “en el motor de promoción de una cadena de proveedores nacionales y se reforzará su papel en la producción nacional de fertilizantes”.
Así lo establece uno de los acuerdos del Pacto por México, en el cual la izquierda logró que se dejara explícito que México de ninguna manera cederá un solo barril de petróleo a la propiedad de los privados, como sucede a escala mundial.
Se trata del compromiso 57, denominado Competencia en los procesos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos, en el cual se establece que “se realizarán las reformas necesarias para crear un entorno de competencia en los procesos económicos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos, sin privatizar las instalaciones de Petróleos Mexicanos”.
Esta es la segunda vez que se plantea una propuesta para mejorar el sistema de refinación en el país, ante el aumento en el precio de ese servicio a nivel internacional, que lleva a México a perder millones de pesos al día porque paga varias veces más la refinación del petróleo del precio al público en que vende las gasolinas.
El primer intento
Fue hace cuatro años cuando el entonces presidente Felipe Calderón propuso al Senado incluir en la reforma petrolera un esquema que permita a los privados establecer refinerías en territorio nacional para que maquilen el crudo, pero fue rechazada tanto por el PRI como por el PRD, porque la redacción propuesta no ofrecía garantías de que el hidrocarburo se mantuviera en manos mexicanas.
La propuesta del presidente Felipe Calderón, presentada en abril del 2008 y que el Senado rechazó, planteaba que “Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación de petróleo. Dicha contratación no podrá, en modo alguno, transmitir la propiedad de hidrocarburos al contratista, quien tendrá la obligación de entregar a Petróleos Mexicanos o sus organismos subsidiarios todos los productos y residuos aprovechados que resulten de los procesos realizados.
“La personas que pretendan realizar las actividades o prestar los servicios a que se refieren los dos párrafos anteriores, podrán construir, operar y ser propietarios de ductos, instalaciones y equipos en los términos de las disposiciones reglamentarias, técnicas y de regulación que se expidan”, precisa el texto que no logró consensos. En esta ocasión, el texto del Pacto firmado por los partidos no es explícito en este punto, pero sí deja ver que se buscará la competencia en el terreno de la refinación.
Propiedad de la nación
El capítulo referente a los cambios en materia energética no se quedan en la petrolera, pero sí establecen límites de hasta dónde se puede llegar y se aceptan las metas a las cuales se deberán arribar.
Así, se deja explícito que “se mantendrá en manos de la nación, a través del Estado, la propiedad y el control de los hidrocarburos y la propiedad de Pemex como empresa pública. En todos los casos, la nación recibirá la totalidad de la producción de Hidrocarburos”; es decir, que en caso de acordar asociaciones con empresas privadas internacionales, el pago de México no puede incluir ningún tipo de dominio de éstas sobre las reservas petrolíferas del país.
Añade que “se realizarán las reformas necesarias, tanto en el ámbito de la regulación de entidades paraestatales, como en el del sector energético y fiscal para transformar a Pemex en una empresa pública de carácter productivo, que se conserve como propiedad del Estado pero que tenga la capacidad de competir en la industria hasta convertirse en una empresa de clase mundial.
“Para ello, será necesario dotarla de las reglas de gobierno corporativo y de transparencia que se exigirían a una empresa productiva de su importancia”, precisó.
Se trata de ocho compromisos que asumen las tres principales fuerzas políticas y que de ninguna manera incluye que se privatice Pemex; detalla sí, el marco de referencia en el cual habrá e moverse los textos que se presentarán al Congreso de la Unión a partir de febrero.
Reforma energética
Así, precisa que “se ampliará la capacidad de ejecución de la industria de exploración y producción de hidrocarburos mediante una reforma energética para maximizar la renta petrolera para el Estado mexicano “(y) se reformarán las leyes reglamentarias para ampliar las facultades y fortalecer al Órgano Regulador, es decir, a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, e incluir obligaciones que permitan someter a Pemex a las exigencias de eficiencia y transparencia que enfrentan las empresas petroleras del mundo”.
También acordaron que Pemex se convertirá “en el motor de promoción de una cadena de proveedores nacionales y se reforzará su papel en la producción nacional de fertilizantes”.
Con energía
El Pacto por México llama a realizar una reforma energética que sea motor de inversión y desarrollo:
Se impulsará una reforma energética que
convierta a ese sector en uno de los más poderosos motores del
crecimiento económico a través de la atracción de inversión, el
desarrollo tecnológico y la formación de cadenas de valor.
Se realizarán las reformas necesarias,
tanto en el ámbito de la regulación de entidades paraestatales, como en
el del sector energético y fiscal para transformar a Pemex en una
empresa pública de carácter productivo, que se conserve como propiedad
del Estado pero que tenga la capacidad de competir en la industria hasta
convertirse en una empresa de clase mundial.
Para ello, será necesario dotarla de las
reglas de gobierno corporativo y de transparencia que se exigirían a
una empresa productiva de su importancia.
También se propone reformar las leyes
reglamentarias para ampliar las facultades y fortalecer al Órgano
Regulador, es decir, a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, e incluir
obligaciones que permitan someter a Pemex a las exigencias de eficiencia
y transparencia que enfrentan las empresas petroleras del mundo.
Se convertirá a Pemex en el motor de promoción de una cadena de
proveedores nacionales y se reforzará su papel en la producción nacional
de fertilizantes.
Efectos
Nueva era
El compromiso 57 aspira a transformar la industria petrolera:
De convertirse en ley, el capítulo
sobre energía del Pacto por México permitirá que los empresarios
inviertan en refinerías, en las que se producen gasolinas, lubricantes y
otros combustibles.
También se abriría el camino para que
la iniciativa privada incremente su participación en la industria
dedicada a obtener derivados químicos del petróleo, tales como
pesticidas, herbicidas, fertilizantes, productos plásticos, asfalto o
fibras sintéticas.
Asimismo, crecería la inversión privada en transporte de hidrocarburos, lo que reduciría la ordeña de ductos.
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