Sospechan del PRI por los desmanes
Adrián Rueda
Más temprano que tarde Marcelo Ebrard
pudo probar en carne propia que el PRI ya regresó y que no se anda con
juegos; dicen que cada vez le está quedando más claro que los hechos
vandálicos del sábado tienen su origen en viejas rencillas de su pasado
tricolor.
Que los grupos anarquistas que pusieron en jaque al autodenominado mejor alcalde del mundo fueron empleados con dos fines específicos: como distractores de las protestas por el cambio presidencial, y para golpear a Ebrard.
El golpe fue seco, de tres bandas, y quien lo resintió de inmediato fue el jefe de Gobierno, que esperaba terminar su sexenio de una manera tersa, entregando obras y cosechando aplausos; nada más lejano a ello.
Tiene lógica lo que argumentan algunos analistas al señalar que el principal beneficiario de esos actos era el PRI, pues puso en jaque a quien aspira a disputarles el poder en 2018; exhibió sus debilidades y de paso evidenció su distanciamiento con Andrés Manuel López Obrador, a quien muchos culparon inicialmente de la jugada.
Quienes están cerca de Marcelo —todavía quedan algunos— dicen que en sus seis años como jefe de Gobierno nunca lo habían visto tan molesto y desconcertado como el sábado, cuando un grupo de vándalos atacó el centro de la ciudad.
El trancazo fue tan fuerte que ni siquiera acudió al Castillo de Chapultepec a la firma del Pacto por México, al que asistieron todos los gobernadores electos y en funciones, incluso Miguel Ángel Mancera, menos él.
Es del dominio público que tanto Ebrard como Manuel Camacho Solís tienen una guerra declarada contra Carlos Salinas de Gortari y su grupo, que es precisamente el que se vuelve a empoderar, y el ex presidente es conocido por cobrar deudas de inmediato.
Si los priistas son en realidad los que están detrás de estos hechos, hay que reconocer que la jugada fue de altos vuelos: las protestas contra Peña Nieto pasaron a segundo término; la carga de violencia se la llevó Ebrard y de paso evidenciaron el radicalismo de Morena.
Y es que Marcelo está a unas cuantas horas de asumir su encargo en la ONU para asesorar a los gobiernos de las grandes capitales del mundo en materia de seguridad; los desmanes en la ciudad, transmitidos en cadena internacional, no lo dejan bien parado.
De igual forma lo debilitan hacia el interior del PRD y de las izquierdas en general, pues buena parte de su capital político se fue a la basura y fue exhibido como un político vulnerable, que está en franco descenso.
Todo mundo se acuerda que cuando Salinas de Gortari llegó al poder en 1988, lo primero que hizo fue acabar con liderazgos que lo traicionaron, como Carlos Jonguitud, del SNTE, y Joaquín Hernández Galicia La Quina, líder petrolero que acabó en la cárcel.
Para muchos, el ex presidente no quiso dejar pasar la oportunidad de enviarle sus saludos.
CENTAVITOS… Luego de tanto insistir en visitar el Reclusorio Oriente para verificar las denuncias de varios internos, los diputados de la comisión especial que encabeza la diputada panista de Iztapalapa, Olivia Garza, terminaron yendo al Reclusorio Sur por cuestiones de seguridad. Según los diputados, el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, les sugirió cambiar la agenda porque en el Oriente no podían garantizar la integridad de los legisladores. Aunque atendieron la sugerencia, los diputados no dejaron de comentar que si el propio secretario de Gobierno no puede garantizar la seguridad a los visitantes, es claro que tampoco a los internos, por lo que es un reconocimiento implícito de que hay ingobernabilidad… Como si en verdad fuera, Gerardo Villanueva anunció su separación del PRD en la Cámara de Diputados, en protesta por la firma del Pacto por México y la acción policiaca contra los vándalos que atacaron la ciudad el sábado. A otro perro con ese hueso, Villanueva siempre fue el secretario particular de Martí Batres y tenía que irse con patrón a Morena, pues en ningún otro lado es bien visto.., bueno, tampoco ahí.
2012-12-04 00:58:00
Que los grupos anarquistas que pusieron en jaque al autodenominado mejor alcalde del mundo fueron empleados con dos fines específicos: como distractores de las protestas por el cambio presidencial, y para golpear a Ebrard.
El golpe fue seco, de tres bandas, y quien lo resintió de inmediato fue el jefe de Gobierno, que esperaba terminar su sexenio de una manera tersa, entregando obras y cosechando aplausos; nada más lejano a ello.
Tiene lógica lo que argumentan algunos analistas al señalar que el principal beneficiario de esos actos era el PRI, pues puso en jaque a quien aspira a disputarles el poder en 2018; exhibió sus debilidades y de paso evidenció su distanciamiento con Andrés Manuel López Obrador, a quien muchos culparon inicialmente de la jugada.
Quienes están cerca de Marcelo —todavía quedan algunos— dicen que en sus seis años como jefe de Gobierno nunca lo habían visto tan molesto y desconcertado como el sábado, cuando un grupo de vándalos atacó el centro de la ciudad.
El trancazo fue tan fuerte que ni siquiera acudió al Castillo de Chapultepec a la firma del Pacto por México, al que asistieron todos los gobernadores electos y en funciones, incluso Miguel Ángel Mancera, menos él.
Es del dominio público que tanto Ebrard como Manuel Camacho Solís tienen una guerra declarada contra Carlos Salinas de Gortari y su grupo, que es precisamente el que se vuelve a empoderar, y el ex presidente es conocido por cobrar deudas de inmediato.
Si los priistas son en realidad los que están detrás de estos hechos, hay que reconocer que la jugada fue de altos vuelos: las protestas contra Peña Nieto pasaron a segundo término; la carga de violencia se la llevó Ebrard y de paso evidenciaron el radicalismo de Morena.
Y es que Marcelo está a unas cuantas horas de asumir su encargo en la ONU para asesorar a los gobiernos de las grandes capitales del mundo en materia de seguridad; los desmanes en la ciudad, transmitidos en cadena internacional, no lo dejan bien parado.
De igual forma lo debilitan hacia el interior del PRD y de las izquierdas en general, pues buena parte de su capital político se fue a la basura y fue exhibido como un político vulnerable, que está en franco descenso.
Todo mundo se acuerda que cuando Salinas de Gortari llegó al poder en 1988, lo primero que hizo fue acabar con liderazgos que lo traicionaron, como Carlos Jonguitud, del SNTE, y Joaquín Hernández Galicia La Quina, líder petrolero que acabó en la cárcel.
Para muchos, el ex presidente no quiso dejar pasar la oportunidad de enviarle sus saludos.
CENTAVITOS… Luego de tanto insistir en visitar el Reclusorio Oriente para verificar las denuncias de varios internos, los diputados de la comisión especial que encabeza la diputada panista de Iztapalapa, Olivia Garza, terminaron yendo al Reclusorio Sur por cuestiones de seguridad. Según los diputados, el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, les sugirió cambiar la agenda porque en el Oriente no podían garantizar la integridad de los legisladores. Aunque atendieron la sugerencia, los diputados no dejaron de comentar que si el propio secretario de Gobierno no puede garantizar la seguridad a los visitantes, es claro que tampoco a los internos, por lo que es un reconocimiento implícito de que hay ingobernabilidad… Como si en verdad fuera, Gerardo Villanueva anunció su separación del PRD en la Cámara de Diputados, en protesta por la firma del Pacto por México y la acción policiaca contra los vándalos que atacaron la ciudad el sábado. A otro perro con ese hueso, Villanueva siempre fue el secretario particular de Martí Batres y tenía que irse con patrón a Morena, pues en ningún otro lado es bien visto.., bueno, tampoco ahí.
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