Ley de amparo y la reforma de telecomunicaciones
Escrito por Autor Invitado
El Universal, Cartera,
Columna Telecom y Medios
Por Gabriel Sosa Plata
Lo ocurrido en torno a la modificación a la Ley de Amparo
es un preludio de lo que podría suceder con la nueva ley de
telecomunicaciones que, según se ha dicho, será presentada en los
próximos días en el Congreso de la Unión, como parte de los compromisos
establecidos en el Pacto por México.
La modificación que se hizo a la
fracción XIII del artículo 129 de la Ley de Amparo, que niega la
posibilidad de conceder la suspensión del acto de la autoridad en
materia de uso y explotación de bienes propiedad de la nación, activó un
conjunto de acciones y estrategias de concesionarios de radiodifusión y
telecomunicaciones para evitar su aprobación.
Al final
del día, los empresarios del sector, apoyados por algunas organizaciones
empresariales, no alcanzaron su objetivo, pero poco faltó para hacerlo.
Es más, aún tienen la posibilidad de que en el Senado, donde regresó la
minuta, se dé marcha atrás. En el momento de escribir estas líneas,
esto aún no ocurría.
De lograrse, más allá de la consistencia
de sus argumentos, se reconfirmaría su influencia en la clase política y
en consecuencia la dificultad de sacar adelante una reforma democrática
en telecomunicaciones.
Los acontecimientos de esta semana pusieron de relieve otros elementos interesantes:
Telebancada: Los legisladores
afines a las televisoras tienen, obvio, su propia agenda y no
necesariamente la de sus partidos o la de sus líderes partidistas. Como
era previsible, estos diputados votaron en contra de la reforma aludida y
cabildearon para que más legisladores se sumaran a su causa. La
telebancada se activó en este momento de crisis y así seguirán, alertas,
en cuanto se presente la iniciativa de reforma a la legislación en
telecomunicaciones.
División en el PRD: Para nadie es
un secreto las divisiones en el PRD, pero es evidente que en materia de
radiodifusión y telecomunicaciones sus legisladores no van por el mismo
camino, como se reflejó en la votación a la Ley de Amparo y,
previamente, con el vergonzoso papel de una fracción de esta “izquierda”
mexicana al sumarse a la estrategia de linchamiento en contra del
presidente de la Cofetel, Mony de Swaan, promovida por empresas del
sector. Por supuesto que este hecho pone en riesgo la reforma en materia
de telecomunicaciones, ya que –por lo visto- no se podría contar con
todos los votos de los legisladores de este partido político.
Sólo 18 votos: Sí, sólo 18 votos
fue la diferencia en la modificación a la ya mencionada fracción XIII
del artículo 129 de la Ley de Amparo en la Cámara de Diputados. Una
cantidad mínima que podría revertirse con cierta facilidad ante una
reforma estructural como la que se pretende impulsar en
telecomunicaciones. En efecto, no todos los diputados asistieron a la
sesión y otros se abstuvieron de votar, pero queda de manifiesto que
sacar adelante la nueva ley en telecomunicaciones no será una tarea
sencilla, no obstante los acuerdos o consensos que logren establecer el
Poder Ejecutivo y los partidos políticos antes de la presentación de la
iniciativa. Por lo tanto, nadie, hoy podría tener certeza de lo que
ocurrirá con esta reforma en los próximos días.
Representación empresarial: Las
organizaciones que representan a los empresarios tendrán también un
papel activo en la reforma de telecomunicaciones que se avecina. Sin
embargo, como se evidenció esta semana, no todas siguen la misma ruta,
al menos en el discurso, porque mientras el Consejo Coordinador
Empresarial (CCE) y la Asociación de Bancos de México (ABM) dijeron que
no impugnarán la nueva Ley de Amparo y que trabajarán de la mano del
gobierno de Peña Nieto y con el Congreso para lograr un equilibrio de
leyes, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex)
informó que solicitarán a los senadores para dar marcha atrás en la
reforma. El aval o rechazo de organismos empresariales a la nueva ley de
telecomunicaciones será fundamental para su aprobación.
Nueva correlación de fuerzas políticas: Y
quizás el aspecto más importante radica en que la modificación a la Ley
de Amparo tuvo un alto significado político. Fue una demostración de
fuerza del gobierno, del PRI y de legisladores del resto de los
partidos, principalmente ante los concesionarios de radiodifusión y
telecomunicaciones, así como de algunos empresarios que han abusado de
los actos de suspensión para entorpecer las decisiones gubernamentales.
Hay quienes consideran que esto implica
una redefinición de pesos y contrapesos. Coincido. Algo semejante
sucedió con la reforma política, que afectó los intereses de las
empresas de radio y televisión. Entonces, como ahora, el PRI fue actor
fundamental y en particular el ahora diputado y líder de su bancada,
Manlio Fabio Beltrones, quien hizo un eficiente trabajo político y
defendió con vehemencia la reforma. “Es verdaderamente un hito en la
historia garantista de México”, dijo, y se negó a tomar en cuenta los
argumentos de la telebancada.
Así que el PRI que obstaculizó con la
misma vehemencia la reforma democrática a las telecomunicaciones en los
12 años de los gobiernos panistas y defendió los excesos de la llamada
“ley Televisa”, podría ser paradójicamente el promotor y actor clave
para la nueva ley de telecomunicaciones y volver a poner las cosas en su
lugar: un Poder Ejecutivo fuerte, un Congreso fuerte, frente a un
sector de radiodifusión y telecomunicaciones, que deberá acatar las
nuevas reglas del juego.
Hay, en efecto, un elemento que choca.
Si Peña Nieto triunfó gracias al apoyo de Televisa ¿por qué ahora habría
de afectar sus intereses con una reforma en telecomunicaciones? Un
empresario del sector comentaba hace algunos días que más bien el PRI y
su candidato utilizaron a Televisa para regresar a la presidencia; y no
al revés, como muchos pensamos. Y que para ejercer a plenitud el poder
necesita colocar en su justa dimensión a los llamados “poderes
fácticos”, lo que a su vez tiene otras implicaciones, delicadas, por
ejemplo en materia de libertad de expresión y derecho a la información.
Pronto sabremos si es así.
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