Las trampas urbanas de América Latina
Lunes, 29 de abril de 2013
Vivir en una ciudad en pleno
siglo XXI es algo que en varios países en todo el mundo supone cierta
garantía de confort y seguridad. Pero tal vez muchos latinoamericanos
deberían pensar mejor esa idea.
Las ciudades de América Latina se han vuelto
lugares expuestos a una creciente lista de problemas y riesgos por la
falta de planificación, su crecimiento caótico y el impacto del cambio
climático, advierten expertos.Estudios recientes señalan que esta situación, ademas de afectar la seguridad y calidad de vida de los habitantes de esas ciudades, está comenzando a perjudicar las economías de sus países.
"Un gran problema que tiene la región es sin dudas el crecimiento demográfico y el alto grado de urbanización", sostuvo Horacio Terraza, un especialista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Un siglo sin urbanismo
"Latinoamérica hace 100 años que no hace urbanismo, que no piensa sus ciudades a futuro ni las planifica"
Horacio Terraza, especialista del BID
Pero ese crecimiento de las ciudades latinoamericanas ocurrió sin orden, ganándole espacios a áreas rurales, a veces en tierras expuestas a inundaciones o deslizamientos convertidas en favelas o barrios humildes.
"Latinoamérica hace 100 años que no hace urbanismo, que no piensa sus ciudades a futuro ni las planifica", afirmó Terraza, coordinador de la Iniciativa de ciudades emergentes y sostenibles del BID, en diálogo con BBC Mundo.
Agregó que las áreas urbanas en la región crecieron con baja densidad (poca gente viviendo en mayores superficies) lo que encareció la provisión de servicios como agua, saneamiento o recolección de residuos.
A ese reto urbanístico y ambiental se sumó la falta de identificación de áreas expuestas a riesgos por un aumento general de lluvias o precipitaciones más intensas en períodos cortos, un fenómeno del cambio climático que, por ejemplo, obligaría a cambiar drenajes.
"Muy pocos diseños de infraestructura hoy están teniendo en cuenta cuáles son los problemas que trae el cambio climático", observó Terraza y añadió que en la región también faltan planes de gestión de riesgos.
Consecuencias
Los estragos urbanos causados por lluvias y tempestades están lejos de ser una novedad en América Latina, pero se han reiterado pese a la fuerte expansión económica que tuvo la región en los últimos años.En Brasil, la mayor economía latinoamericana, al menos 24 personas murieron en marzo en la zona serrana de Río de Janeiro, sobre todo en un suburbio de Petrópolis, por deslaves causados por fuertes lluvias que duplicaron el promedio del mes.
En 2011 hubo en la misma región cerca de un millar de muertos por deslaves y un año antes un temporal cobró más de 100 vidas, llegó a inundar barrios de la ciudad de Río y dañó favelas.
Rafael Soares Gonçalves, un experto en estudios urbanos y socio ambientales de la Pontificia Universidad Católica de Río (PUC-Rio), dijo que en la ciudad siempre hubo inundaciones y derrumbes pero tal vez "la manera de ocupar la ciudad esté empeorando la situación".
Sin embargo, advirtió que "se puede usar la cuestión del riesgo para sacar mucha más gente (de sus barrios) de lo que sea necesario", mientras la ocupación urbana al oeste de Río parece estar repitiendo viejos errores.
En Argentina, un registro inusual de precipitaciones a comienzos de abril causó inundaciones en las ciudades de Buenos Aires y La Plata, donde al menos 57 personas murieron.
Pablo Romanazzi, experto en hidrología en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), atribuyó la tragedia al crecimiento descontrolado de la ciudad.
"Acá no se tuvo en cuenta el desagüe, nunca se planifica y se urbaniza irresponsablemente", declaró a radio Mitre.
"Estamos urbanizando las praderas de inundación natural que tiene el arroyo y estas son las consecuencias".
De Buenos Aires a Bogotá
"No hay ninguna que lo haya pensado estructuralmente", señaló Cadena a BBC Mundo.
Indicó que la ausencia de estrategias de mitigación de riesgos se nota en casos como las inundaciones en la provincia de Buenos Aires o en la ciudad colombiana de Barranquilla, que sufrió el problema el año pasado.
Pero agregó que hay otros ejemplos de planificación e infraestructura deficientes que impactan en la población, como el bajo nivel de tratamiento de aguas en Bogotá, que plantea desafíos sanitarios.
¿Qué hacer?
Un estudio de McKinsey concluyó en 2011 que los problemas en infraestructura, transporte y servicios de las ciudades de la región se ha vuelto inconveniente para la productividad.McKinsey calculó que sería necesaria una inversión de US$3 billones en 15 años para responder a las necesidades urbanas latinoamericanas en vivienda, agua, saneamiento, gas y energía.
Las proyecciones indican que la población latinoamericana activa seguirá en aumento hasta 2040, lo que plantea un desafío creciente a la capacidad de respuesta de las urbes donde esa gente vivirá.
Por lo pronto, la estrategia de organismos como el BID es apostar a un mejor desarrollo de ciudades emergentes, de entre 100 mil y dos millones de habitantes, frente a la dificultad de enmendar errores ya consumados.
"Ya no podés ir para atrás, levantar barrios enteros", explicó Terraza. "Lo que sí podés mejorar es tratar de pensar cuáles van a ser los impactos futuros, en qué van a variar, y proveer infraestructura".
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