G-20: rebajar la deuda pública
Fotо: EPA
Por
tercera vez, la Unión Europea pone en marcha un programa de ayuda
anticrisis a Grecia que durante muchos años estuvo cubriendo su déficit
presupuestario con préstamos hasta que perdió definitivamente la
confianza de los acreedores.
El
caso de Grecia es ilustrativo, pero no el único. Desde 1940, EEUU elevó
el límite permitido de su deuda pública en un centenar de ocasiones,
inflándola para 2011 hasta un monto superior al 100% del PIB. Obama ya
lo hizo seis veces y es de señalar que ninguno de los anteriores
presidentes de EEUU amplió el “techo de la deuda” más de diez veces,
salvo Reagan que lo hizo dieciocho veces. A pesar de que el crecimiento
de la deuda pública de EEUU no es tan desmesurado en los últimos cinco
años, sin dejar de ser en ocasiones bastante vertiginoso, provocando no
pocas críticas de la línea económica del Gobierno dentro del país, el
destacado experto estadounidense, Nobel de Economía, Joseph Stiglitz,
estima que esta política se justifica totalmente:
–Considerado
que la tasa de desempleo está muy por debajo de lo que pudiera ser y
que el rendimiento está por encima de sus posibles niveles, está táctica
se justifica sin lugar a duda.
Sin
embargo, Obama optó por otra forma de solución a la crisis. Según su
decisión vigente desde el 1º de marzo pasado, el país tendrá que ahorrar
hasta el año 2021 un billón doscientos mil millones de dólares, de los
cuales ochenta y cinco mil millones corresponden a los profesores,
soldados, discapacitados, policías y empresarios.
En
Rusia, la deuda pública es un poco superior al 10% del PIB. En
Alemania, Francia y Reino Unido, asciende al 90%. Pero esto es nada ante
la deuda pública del Japón que se estima en el 200% del PIB.
El profesor asociado de Economía en la Universidad de Maastricht, Thomas Ziesemer, dijo a La Voz de Rusia que los políticos suelen tratar el tema de la deuda sin mucha seriedad.
–Creo
que la vez pasada los políticos emitieron demasiadas promesas
precipitadas. Antes que nada, hay que dar solución al déficit
presupuestario o vender bienes públicos aprovechando este dinero para
cancelar parte de la deuda.
En
todo caso, la situación ha cambiado y los políticos ya no van a seguir
firmando sin pensar las condiciones que se les planteen. En la cumbre
del G-20, se les propondrá fijar sus propias “metas de referencia” para
el pago de la deuda.
Se
supone que este enfoque y la implementación de un “techo único de la
deuda” a nivel del 90% del PIB, que también se estudiará en la cumbre,
son las medidas adecuadas para que los países miembros se quiten de
encima la carga de los compromisos imposibles y revisen con más
responsabilidad sus estrategias económicas.
nv/sk
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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