La Agencia de Seguridad Nacional viola los derechos de los estadounidenses
Ilustración: www.brennancenter.org
Liza
Goitein, directora de Programas sobre asuntos de libertad y de
seguridad nacional del Centro Brennan indicó que, tales atropellos
ocurren continuamente: "Una se pregunta sin querer sobre la legalidad de
los organismos de vigilancia, si algo así se repite una y otra vez". La
Alianza norteamericana de defensa de las libertades civiles y, la
Fundación de fronteras electrónicas presentaron una querella sobre
protección de libertad de información y lograron la publicación de las
conclusiones del Tribunal sobre asuntos de espionaje y contraespionaje,
en las que se ponen de manifiesto las burdas violaciones y la incuria de
la Agencia de Seguridad Nacional.
Hace
dos meses se conocieron las denuncias del director de la Inteligencia
nacional de EEUU, James Clapper, quien revelaba más de mil quinientos
fallos de ese mismo tribunal, recordando posiblemente las promesas del
presidente Barack Obama,
de hacer más transparente la Agencia de Seguridad Nacional. Un mes
antes de aquello, el tribunal había puesto a juicio de la opinión
pública una resolución de 2011, en la que la Agencia en cuestión era
acusada de rebeldía.
En
todas estas tramitaciones se observa una regularidad, a saber, el
tribunal estaba harto de las exigencias del gobierno, empeñado en callar
las conclusiones sobre la Agencia de Seguridad Nacional, y decidió
compeler a las autoridades a darlas a conocer.
Los
documentos mostraban que, en el período de 2006 a 2011, la Agencia de
Seguridad ignoró los fallos del tribunal, hasta que Reggie Bolton, juez
supremo para asuntos de Inteligencia extranjera, prohibiera a la Agencia
de Seguridad Nacional dedicarse al espionaje mientras no cambie de
criterio. Liza Goitein explicaba por qué esto no había ayudado:
-Se
planteó entonces, en qué casos tiene derecho el gobierno, o sea, la
Agencia de Seguridad Nacional a controlar las conversaciones telefónicas
y transmitirlas a otras agencias. Y resultó que, muy a menudo, las
escuchas telefónicas se realizaban sin razones suficientes para ello,
por ejemplo, sin las pruebas de que el inculpado colaboraba con los
terroristas.
Las
denuncias mostraron que, el programa de vigilancia, léase espionaje, de
los ciudadanos norteamericanos era a tal grado débilmente controlado, y
sus derechos eran atropellados tan a menudo que, el juez Reggie Bolton
se vio obligado a reconocer que, el programa "no había sido nunca
eficaz". En tanto, en defensa de la Agencia de Seguridad Nacional salió
el director de la Inteligencia nacional de EEUU, James Clapper, quien
declaró que esas violaciones no eran premeditadas. Y explicó doctamente
que, todas las acusaciones se basaban en la comprensión de cómo funciona
justamente este programa sumamente complejo, y de cómo tiene lugar la
reunión de estos metadatos. A juicio de Liza Goutein, lo más probable es
que tuviera que ver con el carácter secreto: "Todo esto se parecía más
bien a una negligencia criminal. En la Agencia de Seguridad Nacional
nadie sabía a ciencia cierta lo que podía o no hacer, y cómo operaba el
sistema de reunión de datos. Nadie sabía con seguridad cuándo podía
examinar los datos obtenidos y cuándo no. No sé si puede ser esto
denominado un error o, algo peor, sin embargo, al mismo tiempo, el
gobierno juró al tribunal que controlaba con lujo de detalles el trabajo
de la Agencia de Seguridad Nacional".
Kurt
Opsahl, jurista de la Fundación de Límites Electrónicos considera que,
el programa de la Agencia de Seguridad Nacional no tiene sistemas de
contención, sin los que no puede trabajar normalmente:
–La
administración norteamericana hizo todo lo posible para convencer el
tribunal de que, no tiene de qué preocuparse, y que el programa es
objeto de un control meticuloso. Por el contrario, el tribunal demostró
que no existía control alguno y que, en los hechos, la agencia se
controlaba a sí misma y, que los jueces que emitían fallos sobre la
legalidad de la vigilancia no entendían la tecnología del programa
mismo, debido a que no contaban con los hábitos indispensables. La
Agencia de Seguridad Nacional misma confesó, hidalgamente que, ningún
funcionario suyo entendía del todo cómo operaba el programa en cuestión.
En
la Agencia de Seguridad Nacional fue encontrada una nómina de
diecisiete mil ochocientos números telefónicos, de ciudadanos tanto
norteamericanos como extranjeros, sospechosos de actividades
terroristas. Según informaciones del The New York Times,
la Agencia tenía razones para controlar las llamadas de solo el diez
por ciento de ellos. Reggie Bolton expresó que, la Agencia mentía
sistemáticamente al tribunal, al argumentar la necesidad del espionaje
del noventa por ciento restante.
Liza
Goitein asevera que, el programa ha mostrado falencias tales que surgen
dudas en su futuro. El mes pasado, el tribunal dio a conocer un fallo
de 2011, en el que se hablaba de violaciones similares en las labores de
esta Agencia. Liza Goitein expresó que, el tribunal ha estado emitiendo
advertencias desde 2006 a 2011, pero nadie les ha prestado atención.
–En
2011, el Tribunal para Asuntos de Inteligencia Extranjera acusó a la
Agencia de Seguridad Nacional de tergiversar, sistemáticamente, las
informaciones que se entregaban para el examen del tribunal, es decir,
continuaban mintiendo a este, incluso dos años después del escándalo con
los metadatos. El problema persistía. Confío en que hayan nuevas
publicaciones".
Kurt
Opsahl, de la Fundación de Límites Electrónicos considera que, es hora
que el gobierno recupere la confianza de la población:
–Desgraciadamente,
fue necesaria la injerencia del tribunal y la presión de parte de la
opinión pública para que salieran de las tinieblas. Confío en que
entiendan que, para ellos es indispensable la confianza y el respaldo de
los electores, pero solo podrán obtener el apoyo cuando comiencen a
conversar directamente con la población. Pero, sin la franqueza, ello no
es posible.
A juzgar por las últimas denuncias, el gobierno tendrá aún que trabajar bastante.
sb/lj
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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