La “larga y sucia mano” de Chevron en Ecuador
La petrolera Chevron dejó en Ecuador un desastre ambiental sin precedente: más de 1 mil fosas llenas de residuos de crudo y otros desechos tóxicos; derramó, por lo menos, 64 millones de litros de petróleo en más de 2 millones de hectáreas de la Amazonia; las aguas que bebe la población, en las que se bañan y pescan están altamente contaminadas y, por ello, la incidencia del cáncer y otras enfermedades es muy elevada en esa región. Condenada al pago de una indemnización por 19 mil millones de dólares, la trasnacional apela ante el Tribunal Internacional de La Haya para no saldar la deuda
Néstor Marín/Prensa Latina
Quito, Ecuador. Este país se esfuerza en
mostrar al mundo el grave daño ambiental y humano provocado por la
petrolera Chevron en su territorio, consciente de que un fallo adverso
en las cortes internacionales donde se dirime el litigio arruinaría al
país andino.
Una sentencia contraria al Ecuador en el
Tribunal de La Haya podría quebrar al país, advirtió el canciller
Ricardo Patiño, en alusión a la apelación presentada por la trasnacional
estadunidense ante esa instancia de arbitraje, para tratar de eludir el
pago de una indemnización de 19 mil millones de dólares.
De acuerdo con Patiño, si Ecuador tuviera
que asumir ese pago, como pretende la petrolera, la suma equivaldría al
20 por ciento del producto interno bruto del país andino, o a más del
60 por ciento del presupuesto general del Estado.
También sería como entregar casi todas
las exportaciones ecuatorianas, que ahora rondan los 24 mil millones de
dólares, ejemplificó el jefe de la diplomacia ecuatoriana.
En 2011, un tribunal local sentenció a
Chevron a pagar la multimillonaria indemnización a 30 mil pobladores de
la Amazonia, por la contaminación que dejó su filial Texaco en ese
territorio habitado mayoritariamente por indígenas, y donde operó desde
1964 hasta 1992.
Pero la petrolera no sólo quiere
desentenderse del pago de la compensación, sino que pretende
responsabilizar a la estatal Petroecuador de los daños provocados, y
para lograrlo gasta millones de dólares en pleitos que buscan, además,
desprestigiar al Estado y la justicia ecuatorianos.
Veinte años de litigio
La
historia del litigio Ecuador-Chevron se remonta a 1993, cuando los
pobladores amazónicos demandaron a Texaco ante una corte estadunidense,
pero la empresa logró trasladar el caso a los tribunales ecuatorianos
con la intención de buscar un fallo favorable. Ese proceso, sin embargo,
no llegó a desarrollarse.
En 2003, una corte de Lago Agrio, en la
provincia de Sucumbíos, aceptó una demanda de los afectados y, tras
varios años de deliberaciones, falló en 2011 a favor de los demandantes,
y condenó a la petrolera a pagar 9.6 millones de dólares y a presentar
excusas públicas.
El monto se duplicó porque la
trasnacional se negó a reconocer el fallo, que fue ratificado en
apelación, y actualmente el caso está en proceso de casación en la Corte
Nacional de Justicia.
Luego de la fallida incursión en las
cortes ecuatorianas, la compañía estadunidense decidió volver a las
cortes de su país, y en 2004 inició un proceso arbitral contra la
estatal Petroecuador, con la intención de responsabilizarla por la
contaminación, pero el caso no prosperó en la Corte Federal de Nueva
York.
En 2006, Chevron recurrió al Tribunal
Permanente de Arbitraje de La Haya, e invocó el Tratado Bilateral de
Inversiones (TBI) firmado entre Ecuador y Estados Unidos, que entró en
vigor 5 años después de la salida de la petrolera del país andino.
El documento no contempla ninguna
cláusula de retroactividad, por lo que las autoridades ecuatorianas
rechazaron el reciente laudo emitido por esa instancia de La Haya, en el
que se declaró competente en virtud del TBI, y ordenó al Estado
ecuatoriano suspender la ejecución de la sentencia de Lago Agrio.
Los árbitros internacionales, sin
embargo, no liberaron a la empresa de su responsabilidad ante los
ciudadanos ecuatorianos, por lo que las demandas individuales pueden
seguir su curso legal.
Chevron, por su parte, también intenta
criminalizar el proceso de Lago Agrio, y para ello invocó ante la Corte
Federal de Nueva York la ley federal contra la extorsión criminal y las
organizaciones corruptas (RICO, por su sigla en inglés), que se utiliza
en Estados Unidos para juzgar casos relacionados con el crimen
organizado.
En el juicio que se desarrolla por estos
días en el tribunal neoyorquino, la petrolera quiere que los
demandantes, sus abogados y asesores sean procesados por tratar de
extorsionar a la empresa.
Desastre medioambiental sin precedente
Según
datos aportados por el gobierno ecuatoriano, a su salida del país en
1992, Texaco dejó más de 1 mil fosas llenas de residuos de crudo y otros
desechos tóxicos, y derramó, por lo menos, 64 millones de litros de
petróleo en más de 2 millones de hectáreas de la Amazonia.
Las aguas que bebe la población, en las
que se bañan y pescan están altamente contaminadas, y como resultado de
ese desastre medioambiental sin precedente, la incidencia del cáncer y
otras enfermedades es muy elevada en esa región amazónica.
En septiembre pasado, el presidente
Rafael Correa visitó uno de los pozos que operó la petrolera en la zona
de Aguarico e introdujo la mano en una de las piscinas llenas de brea y
residuos de crudo, para mostrar al mundo el daño ambiental provocado.
Ésta es “la mano sucia de
Chevron”, proclamó el mandatario, y la frase dio nombre a la campaña
internacional iniciada por Ecuador para contrarrestar la arremetida de
la trasnacional estadunidense.
De acuerdo con Correa, la contaminación
que dejó la petrolera en la Amazonia ecuatoriana es 80 veces superior a
la causada por el derrame de la British Petroleum en el Golfo de México
en 2010.
Solidaridad internacional
Los reclamos de Ecuador no han caído en saco roto, y ya en todo el mundo se están organizando comités de solidaridad para denunciar “la mano sucia de Chevron”.
Esperamos que la comunidad internacional
acompañe a Ecuador en esta causa, aseveró Patiño en alusión al apoyo
recibido desde varios países de América Latina y Europa.
El Parlamento Latinoamericano también
emitió, al término de su reciente reunión ordinaria en Panamá, una
declaración que respalda la batalla del país andino contra Chevron, y
las autoridades ecuatorianas confían en que ese ejemplo sea imitado por
otras instancias internacionales.
Fuente: Contralínea
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