Romero Deschamps ‘el escapista’
AGENCIA REFORMA / Publicada el 22/07/2014El senador y líder sindical petrolero Carlos Romero Deschamps se ausenta en momentos críticos del debate energético. Foto: A.Reforma
Las
constantes salidas del líder sindical petrolero Carlos Romero Deschamps
del salón de plenos derivaron en un sobrenombre para el Senador
priísta: “el escapista”.
Intencional o coincidencia, pero cuando la izquierda criticó su papel al frente del sindicato petrolero durante el debate de la reforma energética, éste no estaba presente.
“Ya otra vez le hizo al escapista, se fue, hace un ratito ahí estaba muy atento. Va a venir cuando sea la hora de votar, lo tienen muy cuidadito”, ironizó la senadora Layda Sansores.
La petista subió a la tribuna de la Cámara alta para recriminar, por segunda vez en la sesión del domingo, el papel del dirigente sindical, a quien acusó “lambisconería” con el presidente Enrique Peña Nieto y de temer que el Gobierno federal le haga lo mismo que a Elba Esther Gordillo.
Sin su presencia, le exigió “fajarse” para que se garantice el tabulador de salarios, prestaciones, categorías y estabilidad de los trabajadores ante la llegada de empresas extranjeras que invertirán en el sector energético.
Layda fue la única oradora en la discusión en el paquete de modificaciones que realizó el pleno del Senado al tercer dictamen en materia energética, entre ellas garantizar el respeto a los términos de los contratos colectivos de trabajo ante la apertura.
Dudó que Romero Deschamps haya presionado a los senadores para lograr ese cambio, pues, criticó, el priísta vive en silencio y “pululando en la sombras”.
“Ha quedado reducido a un Senador holograma”, remató.
Cuando Sansores llegó a su escaño, el líder sindical entró al salón de plenos y se dirigió a ella para reclamarle en tono suave: “¿Por qué hablas de lo que no sabes?”.
El senador del PVEM, Pablo Escudero, intervino para pedirle a la campechana que acompañara el dirigente a sus encuentros con los trabajadores para que vea su papel.
Sin embargo, la legisladora cercana a Andrés Manuel López Obrador lo retó a que pasara a la tribuna a responder los cuestionamientos de quienes lo critican.
En respuesta, el priísta le dio un beso en la mejilla y se fue a su lugar para votar las modificaciones al dictamen.
Intencional o coincidencia, pero cuando la izquierda criticó su papel al frente del sindicato petrolero durante el debate de la reforma energética, éste no estaba presente.
“Ya otra vez le hizo al escapista, se fue, hace un ratito ahí estaba muy atento. Va a venir cuando sea la hora de votar, lo tienen muy cuidadito”, ironizó la senadora Layda Sansores.
La petista subió a la tribuna de la Cámara alta para recriminar, por segunda vez en la sesión del domingo, el papel del dirigente sindical, a quien acusó “lambisconería” con el presidente Enrique Peña Nieto y de temer que el Gobierno federal le haga lo mismo que a Elba Esther Gordillo.
Sin su presencia, le exigió “fajarse” para que se garantice el tabulador de salarios, prestaciones, categorías y estabilidad de los trabajadores ante la llegada de empresas extranjeras que invertirán en el sector energético.
Layda fue la única oradora en la discusión en el paquete de modificaciones que realizó el pleno del Senado al tercer dictamen en materia energética, entre ellas garantizar el respeto a los términos de los contratos colectivos de trabajo ante la apertura.
Dudó que Romero Deschamps haya presionado a los senadores para lograr ese cambio, pues, criticó, el priísta vive en silencio y “pululando en la sombras”.
“Ha quedado reducido a un Senador holograma”, remató.
Cuando Sansores llegó a su escaño, el líder sindical entró al salón de plenos y se dirigió a ella para reclamarle en tono suave: “¿Por qué hablas de lo que no sabes?”.
El senador del PVEM, Pablo Escudero, intervino para pedirle a la campechana que acompañara el dirigente a sus encuentros con los trabajadores para que vea su papel.
Sin embargo, la legisladora cercana a Andrés Manuel López Obrador lo retó a que pasara a la tribuna a responder los cuestionamientos de quienes lo critican.
En respuesta, el priísta le dio un beso en la mejilla y se fue a su lugar para votar las modificaciones al dictamen.
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