Farmacéutica ligada al Ejército de E. U. produce “suero secreto” para curar Ébola.
PARTIDARIOS DE LA TEORÍA DE LA
CONSPIRACIÓN SUENAN ALARMAS ANTE POSIBLE AGENDA OCULTA ENTRE
FARMACÉUTICAS E INSTITUCIONES GUBERNAMENTALES PARA BENEFICIARSE DEL
VIRUS DEL ÉBOLA
Numerosos medios han publicado
información sobre un medicamento que promueve una respuesta inmune que
podría combatir el virus del Ébola, haciendo referencia a un “suero secreto”.
El fármaco ha sido desarrollado por la biofarmacéutica ZMapp y no es
del todo secreto, como podemos constatar haciendo una rápida búsqueda en
Google.
Actualmente no existe un medicamento o
vacuna oficialmente aprobada por la OMS para tratar el Ébola, que ha
rebrotado generando una ola de pánico global, infectando a más de 1,3oo
personas en África Occidental.
El médico infectado Jent Brantley y su
colega Nancy Writebol estarían siendo tratados con el “suero secreto” de
ZMapp –desarrollado a partir de la planta del tabaco–, según se ha
revelado. Brantley dijo que tienen confianza en que pueden tratar este
virus.
Por otro lado, algunas personas propensas
a sospechar de cualquier enfermedad viral que llega a los medios como
una forma de guerra biológica o de estrategia de mercado, han sugerido
en blogs una relación perversa entre el brote y la posibilidad de que
ciertos grupos puedan beneficiarse.
En en el caso de la compañía ZMapp no es secreto que ha recibido financiamiento de distintas agencias gubernamentales,
incluyendo al National Institute of Allergy and Infectious Disease
(NIAID), el Department of Defense Advanced Research Projects (DARPA) y
el Defense Threat Reduction Agency (DTRA). El medicamento ha sido
desarrollado en colaboración con un laboratorio canadiense.
Entre los incansables conspiranoicos
surge la pregunta de si esta compañía se beneficiará económicamente del
virus y podrá capitalizarlo prontamente. ZMapp no cotiza en la bolsa en
estos momentos. La compañía que sí está prosperando con esta situación
es la farmacéutica Tekmira, que fabrica un medicamento experimental para tratar el Ébola, la cual ha visto sus acciones subir 30%.
Más allá de teorías de conspiración, esto
es parte del diseño del mercado y de sus fluctuaciones; comúnmente las
farmacéuticas y las compañías que fabrican armas se benefician de las
crisis y de los conflictos, lo cual, en algunos casos, hace pensar que
las guerras o las enfermedades pueden ser creadas o manipuladas con
agendas ocultas y fines económicos.
No es la primera vez que acusaciones
semejantes han surgido. Donald Rumsfeld fue criticado por un conflicto
de intereses al ser accionista de Gilead, la compañía que fabrica el
antiviral Tamiflu, y que pudo haberse beneficiado al menos en dos
ocasiones de brotes globales que fueron acompañados de pánico mediático
en el caso de la gripe aviar y el virus H1N1.
La otra cuestión polémica, quizás más
relevante, es por qué los médicos estadounidenses recibieron una dosis
de una medicina de punta de lanza de manera exclusiva, y no los cientos
de victimas en África. Surgen dudas razonables de que hayan recibido un
tratamiento privilegiado, de manera éticamente cuestionable.
Y esto es el principio de lo que veremos
en cuestiones bioéticas por décadas: quiénes serán los que recibirán los
beneficios de la medicina genética o de la nanotecnología, quiénes
aumentarán sus capacidades cognitivas. En cierta forma, lo podemos ver
ya hoy con las diferencias en el acceso a la salud entre los ricos y los
pobres.
Fuente: pijamasurf.com
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