martes, 7 de octubre de 2014

Amazon vs. los sindicatos alemanes





Amazon vs. los sindicatos alemanes

2014-10-06


SARAH SLOAT, The Wall Street Journal

FRÁNCFORT— Los sindicatos alemanes están acostumbrados a ejercer una influencia formidable. Sus líderes integran los consejos de supervisión de las grandes empresas del país y tienen un historial de desgastar a los empleadores extranjeros.

No es el caso de Amazon.com Inc. Durante los 16 años que el minorista en línea lleva en Alemania, no ha seguido el modelo de sindicalismo consensuado. Ignora a los sindicatos y dicta la gran mayoría de las condiciones de los contratos en sus nueve centros de distribución en Alemania, donde emplea a unas 9.000 personas.

El sindicato alemán Verdi ha estado intentando cambiar esta situación, al afiliar a empleados de Amazon. Además, acaba de lanzar la mayor de una serie de huelgas en un intento por llamar la atención de los gerentes. No ha llegado muy lejos. Actualmente, el sindicato no tiene voz ni voto en Amazon.

“Desde mi punto de vista, Verdi y Amazon no van de la mano”, asevera Robert Marhan, gerente general de Amazon en el depósito en la ciudad de Bad Hersfeld (en el centro de Alemania), que se ha convertido en un centro logístico.

Al igual que en Estados Unidos, donde Amazon ha resistido a los sindicatos, en Alemania la empresa se maneja directamente con el personal y dialoga con sus representantes “Estamos ante una cultura que consideramos foránea”, dice el presidente de Verdi, Frank Bsirske, quien califica el enfoque de Amazon de unilateral y arbitrario.

El débil mercado laboral, las reformas laborales, las crisis financieras y las presiones de la globalización han influido para que los sindicatos alemanes hayan sido más conciliadores en los últimos años. Pero ahora que la economía del país se ha fortalecido, los sindicatos otra vez salen a dar batalla. Políticos respaldados por sindicatos consiguieron este año la adopción del primer salario mínimo en la historia alemana. El año pasado, Verdi sumó afiliados por primera vez desde su fundación en 2001.

Amazon opera en Alemania desde 1998. Verdi, que tiene 2,1 millones de miembros, no se acercó a la gerencia para tratar temas como salarios y condiciones laborales sino hasta 2012. Algunos empleados de Amazon se han unido al sindicato, pero Verdi prefiere no revelar la cantidad.

El sindicato comenzó en el primer semestre del año pasado una serie de acciones en instalaciones de Amazon para llamar la atención a sus demandas. La ley alemana estipula que los miembros de los sindicatos pueden adherir a una huelga, pero los empleados que no están sindicalizados tienen que trabajar.

El sindicato sostuvo que unos 2.000 trabajadores de Amazon en cinco instalaciones participaron de huelgas de dos días hace dos semanas. La empresa indicó que la cifra era más cercana a las 1.300 personas. “Le estamos enviando una señal a la gerencia de que queremos negociaciones ahora”, señaló un representante sindical la semana pasada.

Amazon afirma que las huelgas no interrumpieron las operaciones. “Como en huelgas previas, la abrumadora mayoría de los empleados acudió a trabajar como de costumbre”, dijo una vocera.

El plan de remuneración de Amazon no “encaja en el marco rígido de imposiciones gubernamentales. Por lo tanto, no vemos un lugar para Verdi en esa conversación”, añadió un portavoz de la empresa.

Christian Krähling, un empleado de Amazon que representa a Verdi entre los trabajadores en Bad Hersfeld, predice una larga batalla. “Mientras Amazon no hable, habrá más huelgas”, asegura.

El conflicto es emblemático de la tensión transatlántica entre las prácticas empresariales de EE.UU. y las tradiciones laborales en Europa, que son más propicias para los sindicatos. Conforme el comercio globalizado se expande en Europa, los sindicatos se esfuerzan por no perder influencia.

Tensiones similares surgieron recientemente cuando General Electric Co. ofreció comprar el gigante industrial francés Alstom SA así como cuando las autoridades europeas trataron de limitar la remuneración de los banqueros. Algunos europeos sostienen que el énfasis en los resultados financieros que impera en EE.UU. erosiona un modelo social que prioriza la equidad y la calidad de vida.

Una de las etiquetas más despreciativas sobre el modelo de negocios estadounidense es el de “Lejano Oeste”, una descripción que Verdi ha aplicado con frecuencia a Amazon. Los alemanes usan el término para lo que consideran una falta de preocupación de las empresas estadounidenses por sus empleados.

“El modelo se ha erosionado. En el caso de Amazon, ni siquiera hay un presidente ejecutivo en Alemania, sólo un representante. Quienes se lamentan de una cultura del Lejano Oeste dicen que la empresa está completamente fuera de su esfera de influencia”, dice Daniel Knapp, analista de la firma de investigación IHS, en Londres.

Los sindicatos alemanes como Verdi ejercen un poder considerable. Representan el personal de empresas industriales, grandes firmas de servicios y dependencias gubernamentales. Tradicionalmente, los sindicatos han tenido lazos cercanos con el Partido Socialdemócrata, un socio de la actual coalición de gobierno.

Los sindicatos alemanes han tenido éxito con empleadores extranjeros, donde no tienen influencia sobre la junta directiva y las relaciones pueden volverse conflictivas. McDonald’s Corp. y el fabricante sueco de muebles IKEA resistieron durante años los intentos por adoptar acuerdos salariales alemanes, pero finalmente cedieron. Ahora ambas dicen estar satisfechas con los acuerdos.

Amazon y otras firmas de Internet son adversarios que los sindicatos alemanes no están acostumbrados a enfrentar: son mayormente invisibles y, por ende, menos susceptibles a campañas de presión pública.

Alemania es el mayor mercado de Amazon después de EE.UU. La firma instaló depósitos en zonas con un alto desempleo, donde las personas podrían estar más preocupadas por tener trabajo que por afiliarse al sindicato. También realiza envíos desde otros lugares de Europa.

“Firmas como Amazon desafían los cimientos del modelo tradicional alemán de relaciones industriales”, dice Hajo Holst, profesor de la Universidad de Jena.

Verdi quiere que Amazon clasifique a sus trabajadores en el sector minorista y de pedidos por correo, en lugar de logística, donde los salarios son más bajos. También pretende que la empresa adopte acuerdos salariales comunes a toda la industria en Alemania, que establecen condiciones laborales y garantizan una compensación estándar. Como mínimo, dice Verdi, los trabajadores merecen un acuerdo específico para Amazon. Conseguir que Amazon haga concesiones es importante para Verdi porque esas firmas muy visibles son el lugar “donde se fijan los estándares para toda la economía”, dice Holst, mientras un fracaso puede socavar la influencia de un sindicato.

En el caso de Amazon, “algunos empleados ni siquiera saben cuál es el propósito de un sindicato”, dice Krähling, el representante de Verdi en Bad Hersfeld.

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