Desapariciones, tortura y graves violaciones a DH, el legado de los “Operativos Conjuntos” en México
Por: Sergio Castro Bibriesca /
29 octubre, 2014
Sergio Castro Bibriesca / @SergioBibriesca
(29 de octubre, 2014).- El 27 de marzo
de 2008 comenzó la operación “Operativo Coordinado Chihuahua”, esto como
respuesta a la ola de ejecuciones que invadían Ciudad Juárez en ese
momento. Se desplegaron 10 mil soldados y policías por territorio
juarense. El resultado de esa operación fue el aumento en robos y
homicidios. Tan sólo de 2008 a 2010, dos años con el operativo, los
números alcanzaron los 5 mil 24 homicidios. De ese número, mil 668
ocurrieron en 2008, 2 mil 754 en 2009 y 602 hasta marzo de 2010.
César Duarte Jáquez, gobernador priísta
en Chihuahua desde 2010, declaró un año después de estar en el cargo
como ejecutivo del estado norteño, que “agradecía a todas las instancias
de gobierno relacionadas con la seguridad, el trabajo realizado en el
Operativo Coordinado Chihuahua, pues gracias a su trabajo conjunto, se
han dado resultados positivos en el combate a la delincuencia y la
inseguridad como no se veían desde hace más de un año.”
Sin embargo, bajo el operativo, las
desapariciones forzadas se incrementaron en la entidad. Actualmente, la
Fiscalía General del Estado de Chihuahua reconoce mil 250 desapariciones
forzadas de 1993 a la fecha, sin embargo, la mayoría de ellas ocurridas
en el periodo del Operativo Coordinado Chihuahua.
Oscar Henríquez, directivo del Centro de
Derechos Humanos Paso del Norte (Cdhpdn), exigió esta semana a los
gobiernos estatal y federal a investigar las desapariciones forzadas,
las cuales, afirmó, tienen que ver con políticas de Estado planeadas
para generar terror en la sociedad o a ciertos grupos, y son perpetradas
por agentes propios o externos.
Otro operativo que generó cuantiosas
agresiones a la población fue el “Operativo Conjunto Tijuana” (abarcó
todo Baja California). El operativo se implementó el 2 de enero de 2007.
De 2006 a 2012, organizaciones como la Federación Internacional de
Derechos Humanos (FIDH) documentaron la presunta comisión de crímenes de
lesa humanidad en México, -por su carácter sistemático- en el periodo
comprendido de 2006 a 2012 en esa entidad.
Documentaron 30 casos, con 95 víctimas,
cuatro de las cuales sufrieron múltiples eventos de privación grave de
la libertad y tortura. Los casos comprenden acciones dirigidas contra la
población civil de Baja California, principalmente de clase media baja y
baja, en comunidades populares que vivieron bajo amenaza de ser
señaladas de contribuir con grupos relacionados con el narcotráfico. De
los casos presentados no se conoce ningún presunto perpetrador ni
autoridad sobre quien se cargue una responsabilidad mayor, que haya sido
presentado ante la justicia civil.
En todos los casos de tortura hubo una
privación de la libertad sin orden de un juez. En los casos en los que
se presentaron agentes de seguridad a las casas de las víctimas, no
contaban con una orden de cateo. Las técnicas de tortura se repitieron
en todos los casos. A todas las víctimas las golpearon con una bolsa de
plástico cubriéndoles la cabeza; a muchas les lanzaron agua sobre un
trapo que les colocaban sobre la boca (waterboarding); además se
les aplicaron descargas eléctricas en diferentes partes del cuerpo,
incluidos los genitales. Estas técnicas se aplicaron, incluso, a dos
menores de edad.
Ante la falta de protocolos para regular
el comportamiento de las fuerzas federales, militares y elementos de
las fuerzas armadas y cuerpos policiales federales, estatales y
municipales –sistemáticamente– estos elementos trasladaban a civiles
detenidos, después de los operativos, a instalaciones militares o de
control exclusivo en donde, fuera de cualquier vigilancia de autoridades
civiles, las personas detenidas sufrieron vejaciones, torturas y en
algunos casos, desaparición forzada. Además se documentó que elementos
del Ejército vestían de civil en esos operativos.
En México se encuentran otros operativos
como los mencionados: Frontera Sur (Istmo), Guerrero, Michoacán,
Sinaloa (Culiacán‐Navolato), Triángulo Dorado
(Chihuahua‐Sinaloa‐Durango), Noreste (Nuevo León ‐ Tamaulipas) y
Veracruz. De acuerdo con el gobierno federal, “los operativos conjuntos
son una respuesta al incremento de la violencia a partir de la rivalidad
delincuencial”.
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