Importación de petróleo a México, un favor para Estados Unidos
Por: Emma Martínez /
10 enero, 2015
(10
de enero, 2015).- El anuncio del embajador en Estados Unidos, Eduardo
Medina Mora, sobre la posible importación de hasta 100,000 barriles
diarios de petróleo ligero causó controversia en algunos políticos y
expertos en materia de hidrocarburos.
Mientras
que el secretario general de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), José Ángel Gurría, celebró que México y
Estados Unidos mantengan un intercambio de petróleo ligero, el maestro
Favio Barbosa Cano, especialista en economía del sector energético,
aseveró que “la importación de crudo es una propaganda en el marco de la
guerra de petróleo que estamos viviendo y que puede afectar a México”.
Al
respecto explicó que Estados Unidos, siendo un importador neto,
consume en este momento 18 millones de barriles de petróleo diarios y
produce en el mejor de los casos 9.5 millones. Por lo tanto, los 100 mil
barriles que, se dice, se pueden enviar a México, no lo convierten en
una nueva potencia exportadora; pues de los 18 millones que consume, la
mitad es para surtir a su parque vehicular y la otra para mantener el
negocio de la refinación y poder exportar ese mismo crudo como gasolina.
Sin
embargo, desde el punto de vista regional, el país del norte tiene
algunos excedentes, lo que también se conoce como “problemas de
logística” en algunas zonas; por ejemplo, en la región del Golfo de
México, en donde está instalado, aproximadamente el 40% del parque
refinero de los Estados Unidos, existe un problema de congestionamiento y
de insuficiencia de capacidad de refino. Esto significa que Estados
Unidos, por el momento, tiene un déficit para refinación de petróleo
pesado y un excedente en producción de ligeros, éstos últimos son los
que planean importar a México.
Barbosa
Cano señaló que “nuestro país no obtendrá beneficio alguno de realizar
dicha importación, lo que realmente sucede es que se está ayudando a los
Estados Unidos a resolver su problema transitorio de excedentes. Lo que
hoy está en marcha es un proceso de integración energética del bloque
de América del Norte, con los Estados Unidos como potencia hegemónica y
nuestra República como una pieza subordinada, vendedora de crudo en
bruto y compradora de refinados”.
Lo
anterior se puede ejemplificar con el hecho de que más de la mitad de
las gasolinas que se consumen en México son importadas fundamentalmente
de los Estados Unidos, así como en la compra de refinados, gas doméstico
y gas natural. Para Barbosa Cano, “si existiera un gobierno realmente
representativo de los intereses nacionales haríamos un esfuerzo por
romper esa dependencia, pero con el actual sistema político y el modelo
económico esa dependencia se va a profundizar”.
Sobre
el tema, el senador Manuel Bartlett comentó que “no tiene lógica
afirmar que con importaciones vamos a tener ventajas en las refinerías,
no existen fundamentos sobre cómo mejorará la calidad del petróleo en
las refinerías de Tula, Salina Cruz y Salamanca. No existen pruebas. No
es que se vaya a optimizar nuestro mercado, como lo dijo Medina Mora,
están haciendo a México dependiente de un circuito del petróleo que no
necesitamos, porque existe suficiente crudo para las necesidades, la
realidad es que Estados Unidos tiene la preocupación de que México no ha
cumplido con la importación de millón y medio de barriles diarios”.
Para
Bartlett, uno de los primeros pasos hacia la dependencia petrolera fue
la entrada de extranjeros al manejo del crudo en México, bajo la
justificación de que no se tenía experiencia en el mar profundo. Aunque,
el gobierno quedó en proteger el territorio mexicano, esto quedó
invalidado cuando se comenzaron a dar concesiones para permitir
explotaciones en aguas someras (no profundas), siendo México un
excelente explotador de ese terreno. Dicho proceso tiene un efecto
político, pero no productivo. Son pasos que están dando para ir
integrando el sistema petrolero a Estados Unidos y con ello, la
importación, producción y desarrollo, agregó.
En
este sentido, sostiene: “es difícil comprender cómo México, teniendo
uno de los sistema energéticos más importantes del mundo, necesite
importar petróleo. En definitiva el objetivo, esencia y estrategia, es
integrar toda nuestra capacidad energética a los intereses de América
del Norte, porque Estados Unidos jamás será autosuficiente”.
Ésta
no es la primera vez que México externa su interés por importar crudo,
ya en 2014 el director general de Petróleos Mexicanos (PEMEX), Emilio
Losoya Austin informó la intención de hacerlo. Suceso que se dio, sólo
meses después de que Estados Unidos autorizara, por primera vez en 40
años, la exportación ante la presión por parte de la industria, debido a
un aumento de la producción de esquisto en zonas como Dakota del Norte y
Texas, en donde se generaron excedentes regionales.
Gráfico: Alejandra Alanís
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