Podemos tras la rendición griega
¿Qué es un programa de transformación social?
Ante
todo, un programa de transformación social debe fijarse objetivos.
Desde este punto de vista, el borrador del programa económico de Podemos
(recibido el 15 de octubre) enuncia cuatro objetivos económicos:
- Crear empleos decentes y reducir el desempleo.
- Atender la situación de las personas más afectadas por la crisis y disminuir la pobreza y la desigualdad, incluyendo la discriminación de género.
- Transformar el modelo productivo y hacerlo más sostenible.
- Disminuir el peso de la deuda pública y privada.
El proyecto de programa detalla a continuación once medidas prioritarias |2|:
- renta garantizada contra la pobreza ;
- plan de transición energética;
- empleos decentes para todos y todas;
- política presupuestaria expansionista compatible con una reducción gradual del déficit público;
- reforma fiscal;
- plan para la igualdad de género y para la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo;
- reforma de las pensiones;
- desarrollo de un nuevo modelo industrial;
- extensión del sector bancario público;
- reestructuración de la deuda;
- creación de un Parlamento para la zona euro.
Evidentemente,
todas estas medidas van en la buena dirección, pero mezclan horizontes
totalmente diferentes: por ejemplo, el desarrollo de un nuevo modelo
industrial no es, por definición, una medida inmediata, del mismo modo
que la creación de un Parlamento para la zona euro no la puede ser
decidir solo el gobierno español.
Se
debería mejorar la presentación modificando la estructura del documento
de forma que las medidas que se pueden poner en pie de forma inmediata
aparezcan articuladas con los procesos de transformación que
conllevarían. En 2011, un grupo de economistas vinculados al Front de
Gauche (en Francia) intentó realizar una definición programática
afirmando que la transformación social era un «cohete con tres pisos |3|». E insistía en la importancia de articular esos tres «pisos»:
Primer piso: tomar el control,
Iniciar la ruptura, afianzar la legitimidad de la experiencia
Segundo piso: bifurcar
Afianzar el proceso de transformación
Tercer piso: reestructurar
Iniciar la ruptura, afianzar la legitimidad de la experiencia
Segundo piso: bifurcar
Afianzar el proceso de transformación
Tercer piso: reestructurar
Iniciar un nuevo modelo de desarrollo
A
partir de ahí, el documento en cuestión deducía siete principios-guía
para la puesta en práctica de ese proceso de transformación social:
- Nada es posible sin desembarazarse de la hipoteca de la deuda
- Nada es posible sin modificar la repartición de la renta
- Es necesaria la ruptura y debe apoyarse en una legitimidad conquistada a base de medidas inmediatas
- La ruptura se enfrentará a medidas de represalia a las que es preciso anticiparse con contra-medidas
- Las medidas inmediatas deben poner en marcha la transición hacia otro modelo de desarrollo
- La ruptura se debe hacer en nombre de un proyecto de refundación de Europa
- La legitimidad del programa debe reforzarse mediante el ejercicio de nuevos derechos
Incluso
aunque no sea posible transferir el método seguido en Francia, podemos
inspirarnos en esos principios para analizar el proyecto de programa
económico de Podemos. Este programa representa, sin duda, un proyecto
coherente, que asocia de forma hábil una lógica de conjunto keynesiana
con una perspectiva de transición ecológica. Pero no dice nada sobre los
obstáculos y las resistencias a las que se va ver enfrentado, en la
medida que se orienta a un cambio profundo en el reparto de la riqueza y
del poder. Por ejemplo, sin salirnos del ámbito económico, no dice nada
sobre la dependencia de las inversiones internacionales que afluyen
actualmente a España atraídas por los costes salariales. Al fin y al
cabo, se podría argumentar, no se trata mas que de un programa económico
que no entra en consideraciones políticas. Pero cualquier distinción
entre los objetivos económicos y sociales y las condiciones políticas
para su puesta en práctica constituye un grave error, porque resta
credibilidad al proyecto y en la medida que no señala por delante la
necesidad de una movilización social, se priva de un punto de apoyo
decisivo.
Pero este criterio queda mucho más claro en el punto en el que se trata la cuestión de la deuda.
Octubre de 2014: la propuesta “Auditoría y reestructuración de la deuda”
Evidentemente,
la cuestión de la deuda es central (puede que en España menos que en
Grecia) y por ello es interesante referirse a la resolución adoptada en
la Asamblea de Podemos en octubre de 2014 |4|, en especial, porque es previo a la experiencia griega. Aquella resolución tomaba como punto de partida que la «reestructuración (de la deuda)es
condición sine qua non para la aplicación de cualquier programa
económico que tenga como objetivo la recuperación de las condiciones
económicas y de bienestar de la población». A continuación el problema de la deuda se abordaba bajo una doble perspectiva: la auditoría y la reestructuración.
«Por un lado», es necesario «llevar a cabo una auditoría desarrollada por expertos independientes bajo control social efectivo» y, en relación a este punto, el documento desarrolla argumentos clásicos a favor de tal procedimiento.
«Por otro lado, es necesario iniciar una estrategia para la reestructuración ordenada de la deuda, tanto pública como privada». La mejor sería “que
dicha reestructuración trascienda el ámbito estatal para acometerse de
forma coordinada, al menos, entre las economías periféricas europeas” pero, en caso contrario, “cuando
no se den las condiciones políticas para la solución coordinada a nivel
internacional (…) no por ello debe descartarse la posibilidad de
promover el proceso de reestructuración de forma unilateral”.
Un poco más adelante, el texto volvía sobre este último punto: “Insistimos
en que si, a pesar de la convergencia de intereses, no existe una
convergencia de voluntades a nivel político entre los estados
periféricos, España deberá comenzar a acometer la reestructuración en
solitario o en compañía de aquellos países que estén dispuestos a ello”.
Retrospectivamente, Podemos contaba con “el peso económico de España en el interior de la Eurozona y el monto de su deuda externa (que) viabilizan
la posibilidad de liderar dicho proceso o, en caso extremo, de que sus
propuestas deban ser seriamente consideradas por parte de los
acreedores”. Al mismo tiempo, Podemos se marcaba como objetivo un acuerdo cooperativo: “Es
fundamental que la estrategia de reestructuración revista naturaleza
cooperativa entre acreedores y deudores y no prime, como en el caso
griego, los intereses de los primeros frente a los segundos”. En el caso griego, que ya se tomaba como referencia, las reestructuraciones impuestas por la Troika, que iban dirigidas a “alargar en el tiempo las transferencias de recursos hacia los acreedores”.
Esta
referencia a Grecia permite preguntarse si, al fin y al cabo, esta
opción programática no está puesta en cuestión por la propia experiencia
griega. La estrategia diseñada en la resolución de Podemos estaba
articulada en base al siguiente planteamiento fundamental: la búsqueda
de una coalición con otros países periféricos y la auditoría de la deuda
permitirían construir una legitimidad y una mejor relación de fuerzas
con los acreedores, con la amenaza de una ruptura unilateral («en solitario»).
Evidentemente,
estas dos ideas -apoyarse en una auditoría interior y posibles alianzas
a nivel europeo- son coherentes. Pero una de las lecciones
fundamentales de la experiencia griega es, sin duda, que la ruptura debe
plantearse como primer paso bajo la forma de una moratoria unilateral;
dicho de otra forma, de una suspensión de los pagos vinculados a la
deuda. Después viene la auditoria y la búsqueda de la ampliación y,
sobre todo, las medidas inmediatas orientadas a establecer una
legitimidad popular en torno a tal medida; algo así como: «suspendiendo los pagos de la deuda, podemos aumentar el salario mínimo».
Otra
lección de la experiencia griega es, evidentemente, la violencia de las
instituciones europeas que el gobierno de Tsipras no había previsto. En
la resolución de Podemos nos encontramos con la misma subestimación
cuando hace referencia a la cooperación entre«acreedores y deudores». Las medidas que se anuncian («renegociación de tipos deinterés», «periodos de carencia», «alargamiento de los plazos de vencimiento», «amortización”) son, en el fondo, las mismas que Varoufakis había propuesto en las»negociaciones«con las»instituciones«. Y las »quitas parciales” no se citan más que en último lugar, sin que se precise cual debería ser su amplitud.
Octubre 2015: el borrador de programa económico
Un
año más tarde, ¿se han extraído las lecciones de la experiencia griega?
Se puede analizar el proyecto de programa de 2015 en base a los dos
ejes de la resolución de octubre de 2014: la auditoría y la
reestructuración.
Respecto al
primero, la auditoria de la deuda desaparece, de hecho, como eje
central. Se le relega al rango de medida de acompañamiento. El texto
solo menciona que la «la auditoría de la deuda española (…) debería
servir para arrojar luz sobre el proceso de crecimiento y recomposición
interna de la deuda”. Cierto que se afirma la necesidad de reducir el peso de la deuda: »los
recursos destinados al pago de la deuda, la vulnerabilidad frente a los
mercados financieros y el lastre sobre la demanda interna obligan a
reducir su monto con un reparto justo de las cargas”. Sin embargo,
el eje principal de una estrategia alternativa consiste en terminar con
la austeridad para impulsar el crecimiento económico e incrementar la inflación, de forma que la «ratio deuda/PIB se reduzca más rápidamente».
El documento también parte de una modificación del “calendario
actual de reducción del déficit público, alargando el plazo, para hacer
compatible el principio de estabilidad presupuestaria con los objetivos
de reducción del empleo, atención a las necesidades sociales y
modernización económica”. Dicho de otro modo, no se pone en cuestión el“principio de estabilidad presupuestaria” y, para justificar este aplazamiento el documento se basa en el argumento de la “situación absolutamente excepcional que supone una tasa de paro del 22%”, pero precisando que “en el contexto del actual Pacto de Estabilidad y Crecimiento”, no se pone en cuestión.
De ese modo, el programa de Podemos se presenta como “perfectamente
compatible con la reducción del déficit público y la deuda pública”
incluso si “esta no puede ser la única prioridad de un gobierno
preocupado por las necesidades de la mayoría”.
Esta posición es, por otra parte, contradictoria con la voluntad totalmente legítima de«derogar y devolver a su estado anterior el artículo 135 de la Constitución Española” |5|. Este articulo, modificado en 2011, otorga una »prioridad absoluta” al servicio de la deuda. Estipula que “Todas las Administraciones Públicas adecuarán sus actuaciones al principio de estabilidad presupuestaria”; que “El
Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit
estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la
Unión Europea para sus Estados miembros” y que, en fin, “El
volumen de deuda pública del conjunto de las Administraciones Públicas
en relación con el producto interior bruto del Estado no podrá superar
el valor de referencia establecido en el Tratado de Funcionamiento de la
Unión Europea”. Así pues, ¿cómo rechazar estas disposiciones y continuar situándose “en el contexto del actual Pacto de Estabilidad y Crecimiento”?
La única forma para reestructurar la deuda que se plantea para España es un«alargamiento de su plazo». Un objetivo más ambicioso sólo se puede alcanzar si se extiende a nivel de la zona euro «con una agenda que impulse una estrategia multilateral de reestructuración de la deuda en el marco de la zona euro”. Se hace referencia a una conferencia europea que tendría como objetivo exigir una intervención del BCE (Banco Central Europeo) para modificar »los plazos de vencimiento de las deudas europeas en circulación” y restructurar “las deudas públicas de las economías de la zona euro que excedan del 60% del PIB”.
A
nivel más general, el documento avanza un proyecto de refundación de la
Unión Europea. Se deberían reformar los estatutos del BCE par que «pueda actuar como prestamista en última instancia».
Se deberían democratizar las instituciones europeas y Podemos propone
la puesta en pie de una “Cámara Parlamentaria de la Eurozona, formada
por representantes de los distintos parlamentos nacionales (…) con
verdadera capacidad legislativa y de control político”.
Más que mencionar la posibilidad de “quitas posibles”, el documento insiste (con razón) en un mejor reparto de “las consecuencias económicas y sociales del elevado endeudamiento privado y público de nuestra economía” y propone “una redefinición de los pagadores últimos de la factura” que podría realizarse fundamentalmente a través de“un impuesto a las entidades financieras que canalice la devolución de los fondos prestados”.
Está bien la clausula que precisa que “en
todo caso, en ausencia de una voluntad colectiva en el Eurogrupo para
avanzar en la reestructuración de la deuda de las economías de la zona
euro, una estrategia alternativa debería comenzar a dar pasos en
solitario”. Pero, parece evidente, que se trata de una clausula de
tipo subordinado. El proyecto no fija más que objetivos
sub-dimensionados y establece la hipótesis de un posible acuerdo y de un
proceso de transformación de las instituciones europeas basado en una
lógica de cooperación. De ahí que se puede decir que el proyecto de
programa económico no saca las verdaderas lecciones de la experiencia
griega. Todo el mundo ha podido constatar que la voluntad de convencer a
la Troika, de encontrar una salida racional y cooperativa se ha
enfrentado con un muro. Cierto que el peso económico de España es mayor
que el de Grecia, pero la única forma de avanzar realmente hacia un
alivio significativo de la deuda es crear una relación de fuerzas
inicial declarando una moratoria unilateral. Es preciso «comenzar a dar pasos en solitario”; sí, »comenzar” sin esperar a la constatación previsible de una “ausencia de una voluntad colectiva en el Eurogrupo”.
Traducción: VIENTO SUR
Fuente : Blog de Michel Husson
Notas
|1| Tras haber participado en la Comisión para la verdad de la deuda griega, he aceptado la invitación de Nacho Ávares para participar en la Comisión de expertos económicos de Podemos. Esta nota discute el «borrador del programa económico» que se ha puesto en circulación entre los expertos. Llega un poco tarde y soy consciente que ls «economistas deberían quedar en segunda fila» para retomar una formula de Keynes.|2| Collectif, «Transformation sociale : une fusée à trois étages», 28 novembre 2011,http://gesd.free.fr/fusee2011.pdf
|3| Por el momento esta parte del documento solo está disponible en inglés
|4| Alberto Montero Soler, Bibiana Medialdea García y Nacho Álvarez Peralta, Auditoría y reestructuración de la deuda: una propuesta para Podemos”, Octubre de 2014,https://goo.gl/9uC87p
|5| Jérôme Duval, “El cambio constitucional del PSOE que nos somete a la esclavitud de la deuda es ilegal”, CADTM, 25 de septiembre, http://goo.gl/Q8JQny
Autor
Michel Husson
statisticien
et économiste français travaillant à l’Institut de recherches
économiques et sociales, membre de la Commission d’audit pour la vérité
sur la dette grecque depuis 2015.
http://hussonet.free.fr/fiscali.htm
http://hussonet.free.fr/fiscali.htm
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