Buceando en las hemerotecas. (2) Cotarelo y la OTAN. De intelectuales orgánicos vs rebeldes.
La serie "Buceando en las hemerotecas"
tiene por objetivo rescatar del olvido hechos que ayudan a comprender
no solo la realidad pretérita, sino también el presente. Dedicamos esta
segunda entrada de la serie a un artículo escrito en 1986, sobre la
OTAN, por Ramón Cotarelo.
Foto reciente de Ramón Cotarelo, que de viejo parece haber descubierto el gusto por la coleta. |
Anteriormente, en otra entrada del blog, me refería a Cotarelo como "antaño intelectual orgánico, sin carnet, del PSOE de Felipe y Guerra", algo que él no niega. Pero también lo acusaba de "hacer alarde de anticomunismo de taberna", lo cual parece que no le gustó. Era un comentario mío al hilo de un artículo suyo, "Morir muriendo", publicado en su blog. En tal artículo, Cotarelo aconsejaba a Garzón "acabar con el PCE" y constituir una nueva organización que "libre del estigma comunista, podrá confluir con Podemos, la organización que corta el bacalao en la izquierda". Esto
da una pista de por dónde pisa Cotarelo. Ideológicamente no ha cambiado
de forma significativa, no es una persona que haya ido dando bandazos
ideológicos como otros. Fue un apóstol de la
socialdemocracia/socioliberalismo en la época de Felipe González, y
ahora sigue defendiendo las mismas coordenadas ideológicas. Intelectuales orgánicos como Cotarelo son
los grandes artífices de una ilusión que actúa de adormilera de la
lucha de clases: la idea de que existe un capitalismo bueno y de que no
hay alternativa al capitalismo. De ahí que esta guardia intelectual
pretoriana del Poder, destile abundante dosis de verbo corrosivo contra
todo lo que sea anticapitalismo, manifestándose incapaz de contener su
reaccionaria fobia hacia el movimiento comunista.
Nacido en Madrid en 1943, Ramón Cotarelo García ha sido un profesor universitario sin duda dotado
de una meritoria capacidad didáctica y de un loable estilo literario
escribiendo, además de ser uno de los grandes de la Ciencia Política en
España. Es autor de una extensísima lista de artículos y libros y ha
sido el director de un buen número de tesis doctorales, entre ellas la
del gallego Xosé Luis Barreiro Rivas y la de Juan Carlos Monedero. También que fue miembro del Consejo Editorial del diario Público (entre 2008 y 2012) y colaborador habitual del programa La Tuerka de Pablo Iglesias (2010-1012).
Cotarelo estuvo vinculado a una
facultad universitaria cantera de fontanerías políticas claves desde la
Transición: la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (aunque su trayectoria ha estado también unida a la UNED) (1). Fue parte de esa élite de catedráticos, mayoritariamente afines al PSOE, que en buena medida fueron hacedores
protagonistas de la universidad española tal cual la conocemos ahora.
Con el PSOE de Felipe González, tuvo lugar la gran expansión del mapa
universitario. Cátedras y titularidades crecieron como setas en
temporada, convirtiéndose en goloso objetivo de control político y en
moneda de cambio para obtener servilismos. Y fue
esa élite de catedráticos la que, actuando como una especie de senado
de jefes tribales muy bien conectado con las altas esferas del poder
político, la que hizo y deshizo, configurando amplias redes de
clientelismo político-académico que han marcado la vida universitaria hasta tiempos actuales (2). No es casual que la universidad haya sido el principal semillero político del PSOE; y es que todo está relacionado.
Cotarelo
accedió a la cátedra en 1983, al poco tiempo de llegar el PSOE al
Gobierno. Su primer período como catedrático transcurrió en la UNED
(octubre del 83 a febrero del 88), antes de regresar a la Complutense.
En la Universidad a Distancia ejerció como Vicerrector
de Centros entre 1984 y 1987. Aquel período coincidió con un hecho que
casi nadie recuerda: fue la época en la que el dictador Obiang se puso a estudiar Derecho por la UNED y le regalaban los aprobados por razones de estado, para no entorpecer las relaciones del gobierno de Felipe González con el dictador guineano (ver "Una historia olvidada: de cómo el gobierno de Felipe González le regaló al dictador Obiang el título de licenciado en Derecho"). Coincidencias, of course, pero lo menciono únicamente porque ayuda a recrear la escena universitaria del momento y sus sinergias con el poder.
Fue en aquellos años 80, con la llegada del felipismo y de la modernidad que encubría el reajuste del capitalismo español, cuando la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM adquirió una fuerte protagonismo e influencia política. Cotarelo fue profesor de la UCM del 72 al 74, 79 al 83 y del 88 al 2006.
La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM, ha sido una cantera permanente de fontaneros políticos, de expertos en alcantarillas. El partido Podemos es el último ejemplo de lo que da de sí esta factoría. De esta facultad ha salido una curiosa galería de ilustres, alguno de ellos con una trayectoria extraña, como es el caso de Jorge Verstrynge (por cierto, considerado un VIP en la Venezuela de Chávez (3)).
Un momento especial en aquella época fue el referéndum sobre la OTAN, que Felipe González consiguió ganar en parte gracias a la ingeniería de algunos politólogos y sociólogos vinculados a esta facultad.
El referéndum sobre la OTAN vino
a trazar la línea entre el intelectual orgánico, siempre dispuesto al
servilismo con el Poder, y el intelectual comprometido y rebelde; el intelectual mercenario frente al subversivo; el que actúa como celestina del
status quo y el que resiste desde su trinchera; el que nos dice que nos
resignemos a la barbarie dulcificada del capitalismo, naturalizándolo, y
el que nos recuerda que otro mundo es posible y que existe vida más
allá del capitalismo.
Se podrían ejemplificar ambas posturas en relación con aquel referéndum, a través de dos profesores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología: Ramón Cotarelo y Jesús Ibáñez.
Jesús Ibáñez, intelectual comprometido y antítesis del modelo de intelectual orgánico que representa Cotarelo. |
El primero de los mencionados, Cotarelo, tomó el camino de alinearse con la defensa de una organización al servicio del imperialismo, la OTAN. En vísperas del referéndum publicaba en El País (¡cómo no!), aquel diario que todos tomaban como la referencia progre de la prensa, un artículo pidiendo el SÍ en la consulta sobre la OTAN (el texto que reproducimos después).
Ibáñez, por el contrario, asumía la función subversiva que el intelectual debe tomar, participando activamente en la campaña contra la OTAN (ver en este blog "Recordando a Jesús Ibáñez. De tontos y locos. La discusión sobre la OTAN y otros ejemplos"). Dos maneras distintas de entender la Academia:
una, la de Cotarelo, colaborando como comadrona de un parto difícil del
sistema; la otra, la de Ibáñez, convertido en abanderado de la lucha
contra la OTAN y el imperialismo. El Poder fue generoso con los sumisos.
Veamos aquel famoso artículo de Cotarelo.
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A favor del 'sí' con sus razones
Ramón Cotarelo
El País, 11 de marzo de 1986
La
OTAN es un bloque militar defensivo que, como todas las alianzas de
esta clase, puede convertirse en agresivo en cualquier momento. Eso
prueba la experiencia, desde la Santa Alianza -sobre la que los
españoles tenemos algunas ideas- hasta hoy. Una discusión patéticamente
inútil acerca del concepto de agresión en la época de la Sociedad de
Naciones demuestra que los límites entre defensa y ataque son, por lo
menos, osmóticos. Por otro lado, el predominio aplastante de los
estadounidenses en el seno de la organización obliga a pensar que EE UU
la utiliza para cumplir su autoimpuesta tarea de gendarme mundial. Eso
ha sucedido ya con algún otro pacto no menos defensivo; en Vietnam hubo
un contingente australiano en el marco del ANZUS, por ejemplo. También
los soviéticos se llevaron a algunos alemanes orientales a pasear por
Checoslovaquia en 1968. Se alegará que Australia no es Europa y que los
europeos se mostraron reticentes con la guerra de Vietnam. Pero no está
de más preguntarse qué sucedería si el conflicto se diera en algún país
europeo. Fariseísmos a un lado, nadie puede estar muy seguro.
Apoyo crítico
Sirvan
las observaciones anteriores para mostrar que muchos de los que vamos a
votar sí en el próximo referéndum no lo haremos porque tengamos en alto
concepto a la OTAN. En el fondo, muchos hemos prestado un apoyo crítico
al Gobierno en los últimos tres años. Apoyo, porque era un Gobierno de
cambio, modernización, de despenalizaciones diversas, de talante no
autoritario, con una política económica progresista, una reforma
agraria, etcétera; crítico, porque no cambiaba, modernizaba y
despenalizaba bastante, porque resultaba ser insólitamente
autoritario, porque su política económica era conservadora (aunque
atemperada con medidas beneficiosas para sectores menos favorecidos) y
porque era un reformista agrario tímido.En un primer momento el apoyo
crítico se convierte en irritación al vernos enfrentados al referéndum
en unas condiciones ridículas, producto probablemente de la impericia y
la arrogancia de los gobernantes. Pero la irritación se troca, a su vez,
en perplejidad al comprobar que ya no es posible distinguir entre el no rotundo que el Gobierno lleva camino de cosechar en el referéndum y un no al Gobierno socialista tout court.
Y, claro, aunque se cambie, modernice y despenalice poco, mejor es poco
que nada; o poco o mucho de lo contrario. Dicho de otro modo, cuando
comprobamos que el resultado adverso en el referéndum puede hacer por la
oposición lo que la oposición no ha sido capaz de hacer por sí misma,
es harto difícil que sienta uno deseos vehementes de darle lecciones de
cómo se derriban gobiernos. Resulta, entonces, que no tenemos otro
remedio que meditar sobre el significado de los diversos votos, ya que
éstos no son puntos neutros en un encerado en blanco, como las ideas de
Locke, sino que tienen consecuencias enrevesadas en una situación
política de sainete.
Afortunadamente,
la insólita propaganda a favor de la abstención (¡cuánta actividad en
pro de la pasividad!) me ahorra detenerme en ella por la misma razón por
la que carece de sentido explicar un chiste. Abstenerse es siempre
legítimo, aunque poco excitante; predicar la abstención -si no es frente
al pecado- tiene mucho de contradictorio; pero convertirla en
manifestación de la voluntad popular en régimen democrático es
una curiosa alquimia intelectual. Resulta más interesante reflexionar
sobre los dos sentidos en que, según mis alcances, se divide el no.
Hay un no
pacifista y neutralista genuino. El neutralismo es una abstracción que
ignora la división en derechas e izquierdas, aunque, quizá por razones
psicológicas, suela caer del lado de la izquierda. El problema es su
viabilidad. Ya se ha dicho muchas veces que la neutralidad no es una
condición que se adquiera sin más por expreso deseo del sujeto, sino un status
otorgado por terceros. En cuanto a los ejemplos que suelen aducirse,
por limitamos a Europa, Finlandia y Austria son neutralidades impuestas por los vencedores en la segunda guerra, mientras que Suecia y Suiza lo son manifiestamente al amparo de la OTAN.
La pregunta es si esta organización estaría, sin más, dispuesta a
proceder de igual modo con España, y por qué. Y la respuesta es,
evidentemente, no. En todo caso, este voto negativo es voluntarioso, pero claro.
Izquierdismo y pacifismo
Hay un no
izquierdista que hace causa común coyuntural con el pacifismo. No
obstante, el izquierdismo, por dar este nombre a toda idea política que
ve como recomendable y posible un cambio radical -incluso
revolucionario- de las sociedades occidentales, no se ha preocupado
nunca gran cosa de la neutralidad y del pacifismo. Desde Engels (a quien
los íntimos llamaban El General) hasta Fidel Castro (que no se
ha quitado el uniforme militar desde 1959), el izquierdismo ha mantenido
buenas relaciones con las cosas de la guerra. Este no, por tanto, a diferencia del anterior, sólo puede entenderse como un no
al Gobierno socialista, en la esperanza de generar una situación más
favorable a un cambio radical o revolucionario de la sociedad. Desde
luego, la salida de España de la OTAN bien puede suscitar esa situación
en el país, si algo puede hacerlo. Supongo que es un asunto de apuesta:
si el camino que llevamos no nos lleva a ninguna meta revolucionaria,
cambiemos el camino. Los partidarios de este segundo no tendrían que
demostrar no sólo que tal situación sea deseable en sí misma, sino
también qué perspectivas racionales existen de triunfo, dadas las
circunstancias nacionales e internacionales. De no ser aquéllas
brillantes, ¿nos acercaremos algo más al objetivo señalado propiciando
el advenimiento de las derechas?
Me
gustaría pensar que mi país tiene voz propia en el concierto de las
naciones, como también me gusta pensar en un mundo sin bloques
militares. Pero temo que, para que desaparezcan los bloques, sea preciso
un cambio drástico en el interior de las dos potencias hegemónicas,
cosa harto insegura en un futuro previsible. Entre tanto, no me parece
razonable echar por la ventana un Gobierno al que metimos por la puerta
principal hace tres años, ni tampoco diluir en el rechazo al ridículo
proceso con que se ha convocado un referéndum necesario, la opinión
sosegada que deben merecer tres años de Gobierno difícil.
Ramón García Cotarelo es catedrático de Teoría del Estado de la UNED.
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Fue un período en el que buena parte de los progres españoles pasaron del "OTAN de entrada NO" a tragarse el "OTAN SÍ". Dentro de pocos días, el 12 de marzo, se cumplirá el 30º aniversario de aquel referéndum. Dedicaremos una extensa entrada del blog a ello. Sirva la entrada actual como prólogo.
Muchos de los acontecimientos que estamos viviendo nos hacen experimentar un déjà vu con los años 80. Como ya ocurrió entonces, ahora también se nos bombardea con el tópico del "momento histórico"
que vivimos, y que permite legitimar una trilera deriva hacia
posiciones políticas socioliberales (socialdemócratas en el mejor de los
casos). Quizás, inspirados en la lección de aquel PSOE, la cúpula del
partido Podemos se ha apresurado a tranquilizar al establishment,
aceptando la OTAN y bases militares. La diferencia estriba en que la
bajada de pantalones de Felipe González y su PSOE tuvo lugar después de
alcanzar el gobierno, mientras que ahora con Pablo Iglesias y Podemos
parece ser una cuestión vocacional de antemano.
Ramón Cotarelo, intelectual orgánico y maestro de algunos intelectuales orgánicos, caso de Juan Carlos Monedero.
El primero fue su director de tesis. En aquella época, Monedero estuvo
afiliado al PSOE, pagando su tributo. Un pupilo con aspiraciones sabe
moverse como pez en las aguas de lo políticamente correcto. Al final
consiguió entrar de profesor en el feudo pesoísta de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociología de la UCM, tras realizar una tesis sobre
"la falta de legitimidad" de la República Democrática Alemana (4).
Notas
(1) Como docente, estuvo vinculado a la UCM entre 1972 y 1974, 1979 a 1983 y 1988 a 2006. Entre medias, a la Universidad
de Oviedo entre 1976 a 1978; de 1978 a 1979 y 1983 a 1988 a la UNED y,
definitivamente, a esta universidad desde 2006.
(2) Recuerdo
una anécdota a principios de los 90, cuando cursaba los cursos de
doctorado en la USC. Tuvo lugar al comienzo de un seminario con el
catedrático de Hª Económica Xan Carmona, un docente e investigador
realmente muy brillante, vinculado al nacionalismo gallego. El primer
día, al comenzar nos pidió que nos presentásemos, señalando que
indicásemos "quién era nuestro cacique", aludiendo al tutor
académico que dirigía nuestro trabajo. Al ver nuestra expresión de
desconcierto, se rió y explicó que era una forma de referirse a una
realidad que estaba ahí, y que conociendo al "cacique" se podía tener
una primera idea de nuestra condición como doctorandos. Lo cual era muy
acertado, y venía a señalar en cierto sentido la red clientelar en la
que un alumno se integraba desde que comenzaba su doctorado.
(3) Hay
quien sitúa a Jorge Verstrynge entre los muchos asesores de Hugo
Chávez. Quizás sería más preciso decir que se le consideró un "VIP",
después de su participación en 2005 en el Foro
Militar realizado en la Academia Militar de Venezuela. El Instituto de
Altos Estudios de la Defensa Nacional, sacó una edición de su libro La guerra periférica, de lectura obligatoria para jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas de Venezuela.
(4) Otro ilustre de Podemos, el jefazo Pablo Iglesias, tampoco resistió la tentación de hacer la pelotilla al PSOE cuando era monaguillo académico: "Zapatero
(...) se ha convertido en un referente progresista mundial y en el
representante de una forma de hacer política en Europa alternativa a los
Estados Unidos", escribía en su tesis doctoral en 2008 (ver "El baúl de la memoria. Cuando Zapatero era un referente progresista mundial para Pablo Iglesias").
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