#MedalladeHorror Clase política besa mano del Papa y le escupe al pueblo de México
Por: Redacción Revolución / 20 febrero, 2016
(20
de febrero, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- ¡Terminó el acto, ya
pueden quitarse las máscaras y dejar de fingir que en México no pasa
nada! Durante 5 días con la visita del Papa Francisco I, los políticos
mexicanos hicieron lo que están acostumbrados a hacer, aprovechar la
ocasión, privatizaron al representante del Vaticano e intentaron borrar
un poco de su mala imagen a través de un catolicismo falso.
Fácilmente
podemos empezar con Enrique Peña Nieto, quien ha marcado a México pero
no por sus buenas acciones hacia el prójimo o su preocupación por
alcanzar una nación más segura, justa y pacífica, sino por envolverla en
actos corruptos y constantes violaciones a los derechos humanos,
ejemplo de ello, es el reciente lujoso avión presidencial, el caso de la
famosa casa Blanca, la masacre cometida por elementos el Ejército en el
municipio de Tlatlaya, la apertura y apoyo total a las empresas
trasnacionales y nacionales, abandonando así al pueblo mexicano, o el
constante incremento en estos últimos tres años de la violencia, como
aseguró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Dicho
fragmento de uno de los discursos del Papa encaja perfectamente con el
perfil de Peña, y claro de muchos otros gobernantes mexicanos, “la
riqueza, adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y
utilizándolos tan sólo para mí o para los míos. Es tener el pan a base
del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan
con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una
sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos”.
Podemos
seguir la lista con el actual y polémico gobernador del Estado de
México, Eruviel Ávila, quien se ha caracterizado principalmente de
convertir la entidad en la más peligrosa del país para las mujeres, con
más de 7 mil feminicidios, problemática que simuló enfrentar con la
activación de la Alerta de Violencia de Género, la cual sólo fue una
cortina porque los crímenes no han disminuido y mucho menos se han
erradicado; además en la entidad la violencia en general ha perjudicado a
la sociedad, utilizamos palabras de Francisco cuando habla en general
de la nación, donde afirma que se debe luchar por “una tierra que no
tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan
destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.
Y
si de situación de narcotraficantes hablamos, México se encuentra
plagado de estos, hay estados donde son más visibles los grupos
delictivos por el total abandono del Estado o su completa colusión con
ellos, tal es el caso de Michoacán que ante la necesidad de seguridad,
el propio pueblo decidió enfrentar a los grupos delictivos como los
Caballeros Templarios, y por ello ha habido varios presos políticos,
como el comandante Mireles, por lo que fue inaceptable que personajes
como Ricardo Vallejo, hijo del ex gobernador de la entidad Fausto
Vallejo, asistiera a ver al Bergoglio en Morelia, ya que ha sido acusado
de tener nexos con uno de los grupos críminales más peligrosos de la
región, el cual se ha encargado de asesinar a muchas personas en el
estado.
México
manchado de sangre por tantas muertes, y no se salva el actual gobierno
de Chiapas, encabezado por Manuel Velasco Coello, quien ha sobresalido
por continuar una rutina de violencia contra los pueblos originarios, y
permite que grupos paramilitares se encarguen de ese trabajo, por lo
que fue tan hipócrita el acto de besar la mano del papa Francisco,
cuando realmente escupe los pies de las comunidades indígenas en la
entidad, situación que no se pudo ocultar como en la Ciudad de México,
ya que el dirigente del Vaticano les pidió perdón por la decepcionante y
visible exclusión a la que se enfrentan cada día.
Entre
otros personajes de la política que se lucieron ante las cámaras y con
Francisco I, quien se supone que debía ser tratado como jefe de Estado y
no como pastor en un país que se considera laico, se encuentra la
gobernadora priista de Sonora, Claudia Pavlovich; Miguel Ángel Mancera,
jefe de gobierno de la Ciudad de México; la procuradora General de la
República, Arely Gómez; el ex presidente panista Felipe Calderón, quien
propició un Estado de violencia después iniciar su “guerra contra el
narcotráfico”; Silvano Aureoles, ejecutivo estatal de Michoacán,
catalogado como el “lacayo” de Peña, y entre muchas acciones se
comprometió a ser un verdugo para que la población acatara la reforma
educativa y aplaudió el uso de la fuerza para lograr ese objetivo.
Así
los políticos siguieron sus intereses y fueron ellos los “egoístas” que
en ningún momento antepusieron al pueblo, ni realmente les importó,
aunque estuvieron en primera fila y comulgaran, el discurso de esa
filosofía religiosa.
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