El chavista del futuro
El
título de este montón de anotaciones que viene consta de dos elementos.
El primero es el ser chavista y eso lo vamos a desarrollar más abajo.
El segundo elemento hay que abordarlo con más cuidado pero hay también
que entromparlo rápido, definirlo lo más precisa y brevemente posible.
Para efectos de este escrito, el futuro es un territorio en el cual
nosotros, los venezolanos vivientes a esta fecha, ya no seremos los
mismos de ahora (ni numérica ni cualitativamente) y eventualmente ya no
existiremos. No es fatalismo, es simple apego a una ley biológica, la
que nos lleva a una ley sociohistórica: los chavistas de hoy moriremos,
pero en el futuro (tú sabes, ese ámbito en el que ya no estaremos) habrá
OTRO chavismo porque habrá nuevos chavistas. Unas personas que todavía
no han nacido, que son demasiado jóvenes o están en proceso de gestación
embrionaria.
Tampoco el país será
el mismo; el futuro es un territorio en el cual probablemente el
chavismo ya no controlará el gobierno nacional, aunque tal vez sí
mantenga dominio político y administrativo en alguna entidad municipal o
estadal. ¿Comunal? Dependerá de nosotros, de lo que hagamos hoy, que el
chavista del futuro pueda desenvolverse en algo todavía difuso llamado
“Comuna”.
Anoten esa última palabra,
porque la retomaremos al finalizar el breve paréntesis que viene a
continuación, para terminar de ubicarnos en la intención y normas de
este ejercicio.
***
¿Es aventurero o impertinente imaginarse a un chavista que todavía no existe? Impertinente no, entre otras cosas porque imaginar es gratis y no le hace daño a nadie. Aventurero sí, pero de ninguna manera novedoso, porque todos los “ismos” de la historia humana se han construido planificada y conscientemente. Que al final el ismo se construya o deforme de tal manera que ya su figura originaria sea irreconocible (Perón, Jesús de Nazaret, otros centenares) es otra cosa, pero siempre hay un dato organizacional que promueve las corrientes y propuestas de cara al futuro. Marx tuvo que haber soñado a Lenin para que su discurso encontrara un intento de concreción en la Rusia Soviética, Zamora no hubiera sido posible sin el Bolívar de 1815-1821 y Chávez tal vez hubiera hecho otras cosas sin los antecedentes de Allende, Fidel y el Che.
¿Es aventurero o impertinente imaginarse a un chavista que todavía no existe? Impertinente no, entre otras cosas porque imaginar es gratis y no le hace daño a nadie. Aventurero sí, pero de ninguna manera novedoso, porque todos los “ismos” de la historia humana se han construido planificada y conscientemente. Que al final el ismo se construya o deforme de tal manera que ya su figura originaria sea irreconocible (Perón, Jesús de Nazaret, otros centenares) es otra cosa, pero siempre hay un dato organizacional que promueve las corrientes y propuestas de cara al futuro. Marx tuvo que haber soñado a Lenin para que su discurso encontrara un intento de concreción en la Rusia Soviética, Zamora no hubiera sido posible sin el Bolívar de 1815-1821 y Chávez tal vez hubiera hecho otras cosas sin los antecedentes de Allende, Fidel y el Che.
Los venezolanos son o se
sienten esencialmente bolivarianos porque hubo un plan nacional, un
proyecto, una decisión de Estado que convirtió a Bolívar en emblema de
lo venezolano. El chavismo, etapa posterior al bolivarianismo (no son la
misma cosa porque el bolivarianismo está desprovisto de la visión
clasista de la historia) tendrá sobre éste una ventaja fundamental:
ninguna burguesía o mafia empresarial asumirá para sí a Chávez, como sí
ha asumido a Bolívar, obviamente por conveniencia. El Bolívar que nos
fabricaron las burguesías nacionales es un bicho de mármol que habla con
una voz de trueno del coñísimo, está por encima de todos los seres
humanos, es indestructible, inmarcesible, incorruptible e inalcanzable;
no se ríe, no conoce más culos que el de su esposa y el de Manuela, no
siente dolor: dos minutos antes de morir estaba dictando una carta
perfecta, sin errores ni expresiones del tipo “maldita sea esta tos”. El
culto a Bolívar se nos impuso a punta de miedo y de imágenes divinas y
fatuas, y lo que nos han dicho de semejante superhombre hay que
creérselo a los libros y a las momias de academia, porque (casi) no hay
forma de confirmar o rebatir lo que nos han dicho sobre el coloso.
Chávez,
en cambio, fue uno de los seres seguidos más de cerca por el ojo
milimétricamente preciso de la tecnología y por lo tanto es visible e
irrefutablemente humano, no convertible en estatua ni en ícono de los
poderes tradicionales (los ricos y acartonados nunca glorificarán a un
zambo que echaba chistes sobre las veces que estuvo a punto de cagarse
en los pantalones, en cadena nacional: o sea, JAMÁS). Insistimos: como
defendía un discurso clasista, es insecuestrable por parte del enemigo.
Con Bolívar ya prácticamente no queda ánimo de controversia (Bolívar es
el padre de la patria y si discutes eso estás muerto o execrado); la
imagen de Chávez tendrá necesariamente que ser dialéctica y
controversial.
Así que lo
bolivariano es una construcción planificada y no siempre justiciera;
Chávez intentó bajar a Bolívar del pedestal y lo hizo carne de pueblo.
Claro que percibir esos encadenamientos ahora, a la distancia, es más
cómodo y fácil que hacer el ejercicio al revés. Pero no está de más
intentarlo, aunque sea para que otros se animen a continuar la soñadera:
Chávez, carne de pueblo, seguramente seguirá siéndolo, y por lo tanto
es de prever que habrá chavistas y chavismo hasta que haya Venezuela.
***
Así que, para comenzar la enumeración de características probables del chavista del futuro, acuñemos esa que dejamos en suspenso por allá arriba: el chavista del futuro cree en la Comuna como escenario de construcción social, así ya no exista un ministerio para las Comunas. El chavista del futuro tendrá que arreglárselas con algo más dramático pero más potente que los ministerios: el espíritu de comunidad, de Democracia Participativa y Protagónica (¿te acuerdas?, así le pusieron nuestros bisabuelos al período histórico y político que les tocó inaugurar por allá en 1999). El chavista del futuro (en lo sucesivo lo llamaremos ECHF, para abreviar) entiende que es preciso seguir haciendo la Revolución y esto no es posible de manera individual sino en comunión con sus camaradas.
Así que, para comenzar la enumeración de características probables del chavista del futuro, acuñemos esa que dejamos en suspenso por allá arriba: el chavista del futuro cree en la Comuna como escenario de construcción social, así ya no exista un ministerio para las Comunas. El chavista del futuro tendrá que arreglárselas con algo más dramático pero más potente que los ministerios: el espíritu de comunidad, de Democracia Participativa y Protagónica (¿te acuerdas?, así le pusieron nuestros bisabuelos al período histórico y político que les tocó inaugurar por allá en 1999). El chavista del futuro (en lo sucesivo lo llamaremos ECHF, para abreviar) entiende que es preciso seguir haciendo la Revolución y esto no es posible de manera individual sino en comunión con sus camaradas.
Los Consejos
Comunales, formaciones arcaicas, perseguidas e ilegalizadas, ya no son
figuras administrativas que reciben recursos del Estado, sino cónclaves
de conspiración y organización popular que sólo reciben del Estado
plomo, coñazo y propaganda funesta: “Ahí están los chavistas
trasnochados esos que quieren hacernos regresar al comunismo”, truenan
las viejas idiotas que en aquel remoto 2016 todavía no habían nacido,
pero que igual hablan güevonadas sobre aquella extinta Quinta República,
sobre las que sus padres, los medios de información y los textos
escolares les han hablado durante toda su vida.
ECHF
es esencialmente clandestino, porque el chavismo es una corriente
criminalizada, perseguida, y sometida a represión policial, mediática y
judicial. Hubo un tiempo en que declararse chavista públicamente era
símbolo de lo más luminoso y esperanzador de la venezolanidad; hoy es un
movimientounderground que sigue siendo referencia para un sector de
oprimidos conscientes de su rol histórico, pero que debe cuidar sus
métodos de captación de militantes activos.
Aunque
reconoce y valora las herramientas de la comunicación, ECHF tiene
cuidado de no propagar con demasiados pormenores los éxitos y conquistas
del Movimiento. Cuando el líder fundador Hugo Chávez era presidente de
la República solía quejarse de que las políticas informativas de la
Revolución fueran tan precarias e ineficientes; “Un Gobierno que no
difunde sus logros es como si no estuviera haciendo nada, como si no
existiera”, repetía desconsolado. Ahora ese no comunicar se ha
convertido en una importante táctica de defensa; ECHF sabe que lo que en
aquel entonces se llamaba “promoción de los logros” ahora puede
considerarse delación: los lugares donde el chavismo ha obtenido
triunfos y consolidado su presencia deben ser resguardados, protegidos
sus rostros y nombres fundamentales.
ECHF
es esencialmente un ser humano trabajador, humilde y excluido y no le
importa que se le note. Atrás ha quedado el tiempo remoto y lamentable
en que a cierto chavismo se le relacionaba con riqueza fácil y
frivolidad. En los albores del movimiento al chavista se le llamaba
horda, turba, perraje, pataenelsuelo; lo más puro y potente del chavismo
nació en la miseria y ECHF volverá a convocar a las mayorías desde las
privaciones más lamentables. En un país entregado a los empresarios y a
las potencias hegemónicas ECHF esgrimirá otra vez el discurso del
combatiente ardoroso aunque reducido a pobreza.
ECHF sigue reivindicando la condición de rebeldía inherente a los revolucionarios del mundo.
ECHF
tiene aliados y militantes activos en las Fuerzas Armadas, en medios de
información de la derecha; en empresas y universidades, pero ECHF no es
mayoritariamente militar, profesional, empresario ni académico, sino
campesino y obrero. ECHF tal vez tenga permitido alguna vez
reinscribirse como partido (después de ser proscrito e ilegalizado), y
entonces resurgirá la vía electoral como forma de reconquistar el poder,
o al menos el control del Estado.
ECHF
revisa, analiza y discute los discursos de Hugo Chávez. Ese será el
constructo vital de su movimiento. Los encadenamientos que se produzcan
en esa revisión (el Chávez alternativa o simultáneamente marxista,
cristiano, rodriguista, bovero y bolivariano) serán complemento pero no
requisitos del ser orgánico: ECHF será chavista aunque no sea marxista,
prefiera llamarse ateo o le disguste tanta referencia a la densa
literatura, patrimonio de quienes tienen tiempo y condiciones de vida
propicias para la lectura profunda y serena.
Hemos
observado que existen bolivarianos y cristianos a pesar de que Cristo y
Bolívar murieron hace rato. De la misma manera, el chavismo existirá
incluso cuando el último ser humano que conoció o vio en vida a Hugo
Chávez haya muerto. Así será, porque incluso cuando las herramientas y
plataformas tecnológicas de la información hayan colapsado (y
colapsarán, porque la infraestructura y el modo de producción que
mantienen con vida a internet, sus dispositivos y mecanismos derivados
ya son insostenibles) hay soportes superiores y más estables que el
papel, el plástico, el titanio y el coltán, reproductores más allá del
video y el mp3: la memoria cerebral y corporal de los seres humanos, los
afectos transmitidos de una generación a otra y por último el conductor
universal que es el verbo, que es lo que hubo al principio y existirá
hasta el final.
Por: José Roberto Duque
Misión Verdad
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