Los Cabezas Rapadas (Skinhead) de la extrema derecha
Por: Richard Canan
Durante
las guarimbas y ataques terroristas la derecha actuó bien coordinada,
seleccionando estratégicamente sus objetivos. En sus maquiavélicos
planes se concentraron en atacar oficinas gubernamentales y destruir
todos los espacios públicos a su alcance. La acción política de la
derecha se concentró en la guarimba, el vandalismo y en el asesinato
selectivo.
Carecen de los más
mínimos valores morales y éticos. La destrucción irracional de los
bienes públicos es un ejemplo de ello. Parece que nunca se han montado
en un autobús, por eso para nada les duele quemar los nuevos Yutong, que
son donde viaja nuestro pueblo más humilde y la clase media misma.
Tampoco han dudado a la hora de quemar preescolares, con todos los niños
y maestras adentro. Esto evidencia que la deshumanización parece formar
parte del metabolismo de esta camada de criminales y terroristas.
Los
grupos violentos han actuado con total libertad de movimiento en los
municipios San Cristóbal, Baruta y Chacao; llegando al colmo del descaro
en el Municipio Sucre del Estado Miranda, donde las patrullas de
Polisucre siempre han “cuidado” celosamente y con esmero a los
guarimberos. Todos estos espacios son gobernados por los partidos de
extrema derecha Voluntad Popular y Primero Justicia. Resalta, con total
descaro, la figura del alcalde Ceballos de San Cristóbal, el cual fue
descubierto dirigiendo encapuchado las guarimbas en su jurisdicción.
Se
ha demostrado que los grupos violentos han contado con ingentes
recursos financieros y logísticos, permitiéndoles estar siempre
suficientemente bien apertrechados, con toda clase de armas, explosivos,
gasolina, drogas, sistemas de comunicación, “viáticos” en bolívares y
dólares, y un largo y tenebroso etcétera. Todo lo necesario para que las
mentes violentas pudieran descargar su odio hasta la saciedad, de
acuerdo a las instrucciones dadas por Leopoldo López en su plan de
derrocamiento violento denominado la Salida. Su idea, pública y notoria,
era generar condiciones de malestar e ingobernabilidad que le
permitiera propiciar el derrocamiento del gobierno democráticamente
electo.
Estos grupos de extrema
derecha son fácilmente caracterizables: son los Cabezas Rapadas
(Skinhead) criollos. Algunos provienen de las acartonadas familias de la
burguesía venezolana, pero otros provienen de la clase media envenenada
e inoculada de odio por la inmisericorde campaña mediática que la
derecha descarga en contra de la Revolución Bolivariana. Algunos
ingenuos opositores fueron manipulados por los embaucadores de la
derecha. Fueron víctimas del engaño, terminando convertidos en carne de
cañón frente a sus hogueras de odio. Allí no hay nada de pueblo y nada
de espontaneidad. Todos son militantes o “asalariados” de Voluntad
Popular y Primero Justicia.
Esta
gente es conservadora y neoliberal a ultranza. Reaccionan más que
violentamente para “defender” sus privilegios de clase o sus vicios. Son
católicos de los que se rasgan las vestiduras frente al cura delante
del Santo Sepulcro. Se arrodillan de primero en misa para ver si les cae
algo de agua bendita en el ojo, esperando acumular indulgencias como si
fueran millas de viajero. Sin embargo, el cielo lo tienen bien lejos
(pasará primero el camello por el ojo de la aguja) ya que no han
“captado” absolutamente nada del espíritu cristiano. Son incapaces de
sentir amor por el prójimo, de ser solidarios. Su metabolismo no les
permite desprenderse de lo material (así sean monedas en sus bolsillos)
para ayudar al necesitado.
Los
Cabezas Rapadas son irrecuperables. Vienen con una “crianza de odio”
desde la infancia. Sus padres los llevaban a las manifestaciones de los
años 2002 y 2003, para todos juntos descargar la arrechera, casi un
Family Day del American Horror Story. Haciendo picnic con banderas
tricolor negras o boca abajo (símbolo de rendición o socorro; como
pidiendo una invasión gringa), renegando de los símbolos patrios, del
Libertador, de las instituciones democráticas, de las leyes y hasta de
los Otros (Otredad: “reconocimiento del Otro como un individuo
diferente, que no forma parte de la comunidad propia”).
Esta
gente vive añorado un pasaje para Miami, con cupo incluido claro está.
En su patria son guarimberos, destructores y terroristas. Pero en el
Norte nunca se comen la luz. Van detrás de la raya amarilla y ni
siquiera tocan corneta, para no revelarse descorteces.
Estos
sifrinos devenidos en guarimberos viven perpetuamente protestando y
quejándose por las “dificultades” para mantener sus privilegiados
estilos de vida. Solo viven para “raspar” y comprar miles de cosas
innecesarias. Están inoculados de egoísmo y materialismo.
Viven en una neurosis permanente. Todo lo piensan en dólares, por eso viven amargados e infelices. Nunca dudarían en vender a su patria, a su madre o su alma por un Quarter Dollar (puro pichache).
Viven en una neurosis permanente. Todo lo piensan en dólares, por eso viven amargados e infelices. Nunca dudarían en vender a su patria, a su madre o su alma por un Quarter Dollar (puro pichache).
Todo
esto les otorga peculiaridad como grupo. Los Cabezas Rapadas terminaron
convirtiendo sus acciones políticas (las guarimbas de la Salida
violenta) en asesinatos y actos terroristas. Son unos cobardes,
empezando por el propio López, ya que además de actuar con alevosía
contra el pueblo venezolano, han sido incapaces de reconocer y asumir
sus responsabilidades. Nunca han tenido la valentía de pedir perdón y
dar la cara ante las víctimas, las viudas y los huérfanos.
Hay
que alertar que algunos de estos Cabezas Rapadas han logrado llegar a
la Asamblea Nacional como flamantes diputados de la extrema derecha. Ya
se les ha visto amenazando con pistolas, liderizando disturbios, tirando
piedras y manotazos o comportándose como guapetones. Esta es la derecha
fascista, que como siempre, va descargando por doquier sus arrecheras y
odios.
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