Еl eje Washington-Bucarest-Chisinau
¿Cómo están "rumanizando" Moldova los Estados Unidos y cuáles son las consecuencias de estos intentos?.
Moldavia parece que se va a convertir en el
próximo objetivo que los Estados Unidos han elegido para su experimento
al estilo de la "revolución de color". En 2009, en Chisinau, se llevó a
cabo la llamada revolución de Twitter, que culminó con la derrota del
Parlamento, pero al parecer esto no fue suficiente para Washington. La
prolongada crisis política que continúa en el país de Europa del Este
tiene, sin embargo ,paralelismos con Ucrania. En dos ocasiones hubo en
Kiev un cambio de poder con métodos muy sospechosos. La primera vez,
este cambio se produce en el invierno de 2004-2005, cuando la llamada
"oposición naranja" exigió un recuento de los votos basados en los
resultados de las elecciones presidenciales. Una nueva ronda electoral
dio al final la victoria a Viktor Yushchenko, el candidato que contó con
el apoyo de Occidente y los sentimientos nacionalistas. Hacia el final
de su gobierno, su índice de popularidad no superaba el 10%. La segunda
vez, en febrero de 2014,
Occidente ya actuó menos
democráticamente, iniciando y apoyando a un golpe de estado. Puede ser
que los procesos actuales en la República de Moldavia conduzcan también a
un escenario cruel que afectaría a muchos ciudadanos de este país. La
visita reciente a Chisinau de Victoria Nuland, representante del
Departamento de Estado, tiene que ser vista como una señal de alarma
para la soberanía de Moldavia.
La similitud con Ucrania se manifiesta no sólo en
los aspectos específicos de la antigua Unión Soviética. El golpe de 2014
se llevó a cabo en un país que tenía el "cuerpo" del Estado con débiles
defensas. El mismo cuadro de un sistema inmune debilitado presenta
Moldavia, aunque los virus políticos y el curso de la enfermedad son
diferentes. En Moldavia se ha realizado un extraño flirteo con la OTAN,
al igual que en Ucrania. Aunque la mayoría de la población está en
contra de la cooperación con esta organización, a principios de mayo una
columna de maquinaria militar estadounidense entró en Moldavia desde el
territorio de Rumania. El gobierno oficial de Chisinau puede tener como
excusa el problema de Transnistria, una autoproclamada república que se
separó de Moldavia en 1991, pero en Transnistria no hay una base
militar de la Federación Rusa. Todo el mundo recuerda el final de la
aventura de Mikhail Saakashvili en Osetia del Sur, donde también estaban
presentes las fuerzas de paz rusas. ¿Acaso el Occidente cree que puede
atacar fácilmente a las tropas rusas en la República Moldava de
Transnistria, incluso si Transnistria está separada del territorio ruso
por el territorio ucraniano?
Es obvio que Washington no actúa solo en esta
dirección. Si Polonia supervisa a Ucrania, la República de Moldavia está
bajo el protectorado de Rumanía. Bucarest, más interesado que Varsovia
en la absorción de su vecino. La política de Rumanía en la creación de
una zona económica común con Moldavia se lleva a cabo desde hace mucho
tiempo y de forma coherente. Hay un proyecto cultural, según el cual los
moldavos y rumanos son un pueblo con una lengua y una identidad de
civilización común. A pesar de que las dos naciones son realmente muy
cercanas y utilizan casi el mismo idioma, la historia demuestra que el
proceso de su interacción no fue muy estable. Por ejemplo, cuando en el
siglo XIX fue creado el estado moderno de Rumania, formaron parte del
mismo condados del Principado de Moldavia tales como: Galati, Suceava,
Botoshansky, Neamt y Vosluysky. Hoy en día, es la parte más pobre y
económicamente atrasada de Rumania, y la razón de ello es la extraña
política nacional de Bucarest. En el territorio del antiguo Principado
de Moldavia sólo pueden existir los rumanos étnicos, y los moldavos sólo
aparecen como referencia geográfica.
Este doble estándar ha existido desde la época de
la unificación de Moldavia y Valaquia, donde han previsto la creación de
un estado confederal, como lo demuestran los documentos. Pero Bucarest
se olvidó de inmediato de sus promesas. Un comportamiento similar por
parte de Rumania fue el de 1918, cuando fue anexada Besarabia, a la que
dieron garantías sobre la concesión de autonomía. Por cierto, el roce
entre Hungría y Rumanía sobre Transilvania tiene el mismo fundamento. A
los húngaros étnicos de Rumania tampoco se les permite tener autonomía
cultural, lo que provoca escepticismo sobre los principios democráticos
de la Unión Europea en su conjunto. Y si Rumania es capaz de absorber a
Moldavia (o al menos parte de ella), esto dará a Bucarest un impulso
adicional para presionar no sólo a Hungría, sino también a Serbia y
Ucrania, donde las zonas fronterizas están habitadas por la minoría
rumana.
Como un buen cumplidor de la voluntad
política del Washington, Bucarest espera recibir el apoyo de los Estados
Unidos, como ya ha ocurrido en el pasado, cuando hubo una presión por
parte estadounidense para el ingreso de Rumanía en la OTAN y la UE.
A pesar de que Rumanía y Bulgaria fueron aceptadas
en la UE y en la OTAN al mismo tiempo, es obvio que la vieja Europa ha
sido muy crítica con este proyecto. Ambos estados siguen siendo los
países más pobres y más corruptos de la UE y ni siquiera se les permite a
entrar en el espacio Schengen. Parece que tal estatus es doloroso para
Bucarest. Si para Alemania y Francia los rumanos son percibidos como una
nación de segunda clase, del mismo modo perciben los rumanos a los
moldavos. Sobre esto nadie quiere hablar, pero esta es la realidad de
las políticas actuales. También se trata de no mencionar el elemento
gitano, pero fue Francia, durante el gobierno liberal de Sarkozy, quien
deprotó a los gitanos rumanos a su pais. Por supuesto, en la República
de Moldova también hay gitanos moldavos, que están esperando una
oportunidad para poder ir a los países europeos prósperos, pero tampoco
se puede negar la posibilidad de un flujo de delincuentes y todo tipo de
aventureros en Moldavia, que quieran tomar ventaja de la situación.
El problema del separatismo en Moldavia no sólo
está conectado con Transnistria, sino que también puede ser reforzado
con la rumanización. La autonomía gagauza de la región Taraclia, la
ciudad de Balti, está densamente poblada por personas de origen búlgaro,
así como las zonas septentrionales, donde tradicionalmente el
sentimiento anti-rumano es muy fuerte, lo que hace improbable el
cumplimiento del proyecto de unificación con el mismo enfoque optimista
que tiene Bucarest. Esto significa no sólo la aplicación de los
resultados del referéndum consultivo en Gagauzia, donde el 98% de los
ciudadanos votaron a favor del derecho de autodeterminación en el caso
de pérdida de la independencia de la República de Moldova, sino también
la aparición de otra fuente de tensión con la perspectiva de un
conflicto armado. En 2013, muy pocas personas en Ucrania se imaginaban
lo que podría suceder y lo que posteriormente ocurrió a principios de
2014 (la guerra en el sureste y la separación de Crimea), lo mismo puede
suceder en Moldavia: La falta de previsión de los políticos locales
pueden llevar a consecuencias desastrosas.
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