Las elecciones fraudulentas son una tradición norteamericana
¿Tienen memoria los estadounidenses? A veces me lo pregunto.
Es un hecho evidente que el Uno por ciento
oligárquico ha ungido a Hillary, a pesar de sus innumerables problemas
para ser presidente de los EE.UU.. Hay informes de que su personal ya
está moviéndose a sus oficinas de la Casa Blanca. Tanta confianza antes
de la votación sugiere que los motores ya se han engrasado.
El actual caso célebre contra Trump es su
declaración condicional de que podría no aceptar los resultados de las
elecciones si parecen haber sido manipuladas. Los prestitutos
saltaron inmediatamente sobre él por "desacreditar la democracia
estadounidense" y por "romper la tradición norteamericana de aceptar la
voluntad del pueblo".
¡Qué absurdo! Las elecciones robadas son la
tradición norteamericana. Las elecciones son robadas a todos los
niveles: estatal, local y federal. El robo de la de Chicago del Alcalde
Richard J. Daley, y con ello, el voto por John F. Kennedy de Illinois es
legendario. El robo de la republicana Corte Suprema de Estados Unidos
de la elección presidencial de 2000 de Al Gore al impedir el recuento de
votos en Florida es otro ejemplo legendario. Las discrepancias entre
las encuestas de salida y el recuento de votos de las máquinas de
votación electrónica programadas en secreto, que no tienen rastros de
papel, también son legendarias.
Entonces, ¿a qué tanto escándalo por la sospecha de fraude electoral de Trump?
El movimiento negro por los derechos civiles ha
combatido contra el fraude electoral durante décadas. El fraude ocurre
mediante una serie de formas. Los negros simplemente no pueden
registrarse para votar. Si consiguen registrarse, hay pocos lugares de
votación en sus distritos. Y así. Después de décadas de lucha es
imposible que haya negros que no sean conscientes de lo difícil que
puede ser que puedan votar. Sin embargo, oí en la red de radio prestituta
NPR, al Tío Tom de Hillary diciendo lo terrible que era que Trump
hubiera proferido calumnias sobre la credibilidad de los resultados de
las elecciones estadounidenses.
También he oído a un locutor de la NPR sugerir que
Rusia no sólo había pirateado correos electrónicos de Hillary, sino que
también los había alterado con el fin de fabricar documentos
incriminatorios de correos electrónicos inofensivos.
Los prestitutos han hecho todo lo posible
para demonizar tanto a Trump como cualquier mención de fraude
electoral, porque saben que es un hecho que las elecciones serán robadas
y que tendrán la tarea de encubrir el robo.
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