¿Qué está pasando con la guerra híbrida sobre Gabón? (1ª parte)
El
Estado africano centro-occidental y rico en petróleo de Gabón, alberga a
menos de 2 millones de personas y a algunos de los asalariados con
ingresos per cápita más altos en todo el continente, sorpresivamente,
estalló una guerra híbrida tras unas disputadas elecciones
presidenciales en que hubo una estrecha victoria para el actual
presidente. La oposición intentó asaltar las oficinas de la comisión
electoral y entonces procedieron a incendiar la Asamblea Nacional en una
orgía de anarquía que tardíamente fue sofocada con gas lacrimógeno y
policía antidisturbios. Justo después, los servicios de seguridad
atacaron la sede de la oposición y arrestaron a unos pocos cientos de
los partidarios de su líder. Hasta aquí, es otro país desciende a las
llamas infernales de la guerra híbrida, el resto del mundo está
lanzándose a explicar el porqué de lo que está ocurriendo, qué impacto
tendrá, y a donde conducirá todo eso.
En la búsqueda para clarificar la confusión en
torno a la guerra híbrida sobre Gabón y descubrir todas las preguntas,
el investigador empieza por la introducción al lector, de lo esencial de
este país para que su importancia relativa pueda hacerse comprensible.
Tras eso, el trabajo procede a abordar los intereses de Beijing en Gabón
y el cambio de actitud de Libreville hacia China, antes de discutir de
nuevo algunos de los detalles de la guerra híbrida en marcha. Mirando
hacia el futuro, el investigador después pronosticará sobre la reacción
de Francia a esos eventos en desarrollo y describirá los factores que
podrían empujarla a intervenir directamente en la gresca.
Cuestiones básicas de Gabón
El país costero de Gabón, raramente sale en
titulares, habiendo quedado en gran medida como un lugar sin
acontecimientos durante décadas, debido a su comparativamente pequeña
población y reservas energéticas moderadas, ambas de las cuales están
concentradas en el litoral. El país solía ser miembro de la OPEP desde
1975 a 1995, pero entonces regresó una vez más en julio de 2016 tras dos
décadas de interrupción. Su economía es obviamente dependiente de los
recursos extractivos, con el petróleo siendo el principal entre ellos,
seguido por el mineral de hierro y la madera, todos estos tres
colectivamente componen un estimado del 93% de las exportaciones
totales. Los socios comerciales más importantes de Gabón son China y
Francia, y su política exterior se ha mecido de París a Beijing y de
nuevo a su antiguo amo colonial. Francia mantiene casi 1.000 tropas en
la capital, Libreville, y tiene un consulado en la segunda ciudad más
grande, Port-Gentil, que también funciona como el puerto más grande del
país. Es más, la compañía energética Total, mantiene extensas
inversiones en la esfera de la energía que cuando se combinó con la
influencia militar y económica de Francia, explica la dependencia
excesiva de Libreville en París.
Lo que es particularmente interesante
sobre el país es su membresía en la coalición “antiterrorista” saudí,
que puede ser explicada tanto por haber sido un posible prerrequisito
para su regreso a la OPEP, pero también debido a la fe islámica del
presidente Bongo, algo que es una rareza en Gabón y sólo la comparte un
6,4% de la población. No significa que cada líder musulmán en el mundo
esté predispuesto automáticamente a unirse a este bloque simplemente por
su religión, sino que justamente Bongo parece haber sido más
susceptible a los compromisos de los saudíes debido al factor dual de su
país que aspiraba a reingresar en la OPEP anteriormente en este año, y
de él mismo siendo una minoría confesional estadísticamente en un Estado
-por otra parte- no musulmán. Estos atributos nacionales y personales
parecen haberse juntado para hacer atractiva para Gabón la coalición
“antiterrorista” (léase: Anti-Irán).
Si bien el país está escasamente poblado y de este
modo no tiene mucho de un mercado potencial del que hablar, todavía es
una ubicación estratégica para muchas más cosas que solamente sus
reservas energéticas. Debido a la presencia militar francesa en
Libreville, París es capaz de mantener tropas en espera para un
despliegue de respuesta inmediata en los puntos calientes
centro-africanos, tales como la República Centro Africana, y la
República Democrática del Congo. Adicionalmente, debido a su ubicación,
Gabón proporciona a Francia una ubicación a medio camino entre dos
potencias africanas emergentes: Nigeria y Angola, una posición que París
podría hacer uso con el máximo efecto si fuera necesario. Francia
probablemente mantendrá algún tipo de fuerza militar en el país de
manera indefinida debido a esas consideraciones geoestratégicas y
geoeconómicas, pero probablemente nunca las admitirá abiertamente y en
cambio contará con en torno a 10.000 ciudadanos franceses viviendo en
Gabón para justificar su presencia armada continuada allí.
Intereses de Beijing en Gabón
Anteriormente fue mencionado cómo China es un
jugador en Gabón y que el país en el pasado, se había inclinado
notablemente cerca de Beijing, así que es necesario completar lo que se
debía de ello, y explicarlo un poco más exhaustivamente. El padre del
presidente Bongo, Omar Bongo, condujo al país durante 42 años hasta su
fallecimiento en 2009, dejando atrás un legado de lo que finalmente
resultaron ser unos lazos muy pragmáticos con China a pesar de la
histórica relación de Gabón con Francia. Los intereses de Beijing en
Gabón en aquel entonces eran los mismos que había por toda la mayoría de
África, y eso fue para adquirir acceso a sus recursos extractivos para
que pudieran ser exportados a China. A pesar de ser un país tan
minúsculo y aparentemente solitario, Gabón figuró de manera bastante
prominente en los diseños chinos para explicar un viaje de alto nivel
por el entonces líder chino Hu Jintao en 2004 durante su gira africana,
una visita que marcó el cénit de la influencia de Beijing en el país y
fue simbólica con los dos líderes profundizando relaciones mutuamente.
No obstante, todo empezó a cambiar en torno a
2013, que fue el año en que las compañías chinas empezaron a encontrar
serias resistencias en Gabón. El sustituto de Sinopec, Addax, se vio
envuelta en una disputa de petróleo por valor de 1.000 millones de
dólares en Gabón durante ese año y terminó perdiendo el caso en los
altos tribunales en septiembre, que al poco tiempo después la condujo a
pagar 400 millones de dólares en enero de 2014. Justo un mes antes, en
diciembre de 2013, el gigante minero chino, Comibel, perdió su licencia
en una de las mayores reservas mundiales de mineral de hierro en
Belinga. Esos dos acontecimientos relevantes marcaron un punto de
inflexión observable en las relaciones del gobierno gabonés con China, y
el portal informativo China Daily sacó un artículo informativo entorno a
ese tiempo, detallando todo de los nuevos desafíos que Beijing podría
esperar que experimentase en adelante.
A posteriori, parece como si Gabón hubiera estado
preparando durante largo tiempo el reemplazo de China con la UE, o dicho
de otra manera, quizá justo para explotar temporalmente sus relaciones
con China para recibir estadios de futbol, desarrollos portuarios, y la
construcción de su Asamblea Nacional y el Senado (todo ello está
descrito en el anterior hipervínculo al China Daily), que podría
entonces mejorar su posición negociadora con la UE en avance del acuerdo
de colaboración económica multilateral entre Bruselas y varios países
centro-africanos. Gabón entró a las negociaciones sobre este acuerdo en
medio de todos pero nunca terminó cerrando el acuerdo, aunque selló un
nuevo acuerdo de pesca anunciado como “Gabón azul a principios de 2013”.
No obstante, la tendencia prevaleciente es clara, sin importar los
últimos éxitos de la política de Libreville, Gabón ha decidido
decisivamente distanciarse de China -por primera vez- en favor de la UE
desde 2013, y esta es la trayectoria inequívoca que está llevando al
país al borde del estallido de la guerra híbrida en septiembre de 2016.
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