La
persecusión, tortura y asesinato de líderes progresistas en América
Latina en los 70 quedó expuesta en documentos desclasificados de la CIA.
El pacto regional para acabar con cualquier subversión se consolidó en 1974, cuando agentes de seguridad de esos países, excepto Brasil, acordaron establecer canales para facilitar la movilización de un país a otro de oficiales de seguridad, encargados de asuntos gubernamentales, revela el documento de la CIA.
Las fuerzas de seguridad de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, intercambiaban información sobre líderes de izquierda, a quienes catalogaban de "terroristas". El programa también incluía actividades ilegales fuera de América Latina contra exiliados, particularmente en Europa.
"Dos prominentes exiliados políticos en Argentina fueron asesinados en misteriosas circunstancias", dice el documento. Además, revela que en mayo de 1977 hombres armados asaltaron las oficinas de la Comisión Católica Argentina sobre Inmigración y robaron los archivos con información sobre cientos de inmigrantes y refugiados. La Policía de Argentina no investigó el crimen.
Un mes después 24 refugiados chilenos y uruguayos fueron secuestrados y torturados. Tras ser liberados, las víctimas dijeron que sus torturadiores eran oficiales de seguridad de Chile y Uruguay.
También, un grupo de uruguayos fueron retenidos en Buenos Aires por dos semanas y luego los llevaron a Montevideo en un avión de Uruguay. Al llegar, los militares les ofreció dejarlos vivir si acordaban ser "capturados" como si fueran un grupo armado que iba a atentar contra el país.
El texto señala que los gobiernos del Cono Sur no escatimaban en dañar a inocentes para eliminar cualquier amenaza subversiva. Además, la mayoría de estos países tenían Constituciones que les permitía declarar Estados de sitio, para limitar la libertad de los ciudadanos, u otra cláusulas de emergencia que les daba el poder de arrestar, detener o censurar.
La Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR), que se oponía a las dictaduras del Conor Sur, fue uno de los principales objetivos de la Operación Cóndor.
Los documentos desclasificados catalogan como medidas "no violentas" el uso de guerra psicológica y propaganda mediática de las dictaduras para difundir mentiras sobre grupos de izquierda y así generar miedo en la población para que revelaran cualquier actividad inusual en sus localidades.
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