Esclavos de seis años
Las cifras de trabajo infantil en el mundo son bochornosas aunque han disminuido ligeramente en los últimos años. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “el número global es de 168 millones, de los cuales más de la mitad, es decir 85 millones efectúan trabajos peligrosos”.
La agricultura continúa siendo, de lejos, el sector con el mayor número
de niños en situación de trabajo infantil (98 millones, el 59%), pero el
número de niños en losservicios (54 millones) y en la industria (12
millones) no deja de ser significante. La mayoría se encuentra,
principalmente, en la economía informal y son los países asiáticos, de
América Latina y de África subsahariana las zonas dónde más se
concentra.
No descubrimos nada si afirmamos que el trabajo infantil obedece en
parte a la vulnerabilidad de los hogares asociada a la pobreza. Para que
os hagáis una idea, los menores que trabajan para las industrias de
ropa, alfombras, deportes o de material médico en los países del sudeste
asiático comienzan su jornada a las 4 de la mañana y la acaban a las 6
de la tarde, con horarios que rondan entre las 10 y las 16 horas con un
salario que no supera los 2 € al día en el mejor de los casos. En otros
casos, los menores han sido vendidos a las mafias o a las empresas por
sus propias familias. “Comprar un niño en Pakistán es muy barato y una vez que lo has hecho puedes hacer con él lo que quieras” según palabras de Ehsan Ullah Khan, el líder pakistaní contra la esclavitud de niños y niñas. “Así
le sucedió a Iqbal Masih, vendido por su madre cuando tenía cinco años a
cambio de 600 rupias (12 €). Masih comenzó a trabajar en una fábrica de
alfombras persas destinadas al mercado occidental donde además era
maltratado y despojado de todos sus derechos”. Con 10 años se cruzó en su camino el Frente del Ullah Khan
quien consiguió liberarlo y convertirlo en una figura contra la
esclavitud de los niños. Después de un viaje a Estados Unidos, la mafia
lo asesinó cuando tenía 12 años.
Empresas como Zara, Mango, Ikea, H&M, Primark, el Grupo Benetton, The Children’s Place, DressBarn, Nike, Adidas, Monsoon o El Corte Inglés,
denunciadas o señaladas por los organismos que trabajan contra esta
suerte de esclavitud infantil, se defienden siempre diciendo que ellos
no son responsables directos de estas contrataciones porque lo hacen
empresas locales subcontratadas, que son los que incumplen -según ellos-
sus códigos éticos, trampeando así sus responsabilidades y haciéndose
cómplices, hipócritamente, de las consecuencias de su política
económica.
Podemos seguir mirando hacia otro lado, comprando nuestros productos
-ropa, café y té, teléfonos móviles, cosméticos, juguetes, zapatillas
deportivas…- sin preocuparnos de que las empresas certifiquen que no
fabricados o producto del trabajo infantil. Pero para que esos productos
lleguen a nuestras manos a precios inferiores a su valor real, alguien
ha pagado ese precio y han sido los más débiles de nuestra sociedad, los
niños.
Es evidente que tanto los gobiernos de los lugares donde se practica
este capitalismo salvaje como las grandes multinacionales permiten que
esto suceda y que se saque partido de los oprimidos a los que se
convierte en mano de obra barata o esclava. La OIT por medio de su director Guy Rider puntualiza que para disminuir el trabajo infantil hay que invertir en “la
protección social, junto a la educación formal de calidad, universal y
obligatoria al menos hasta la edad mínima de admisión al trabajo, el
trabajo decente para los adultos y los jóvenes en edad de trabajar, una
legislación eficaz y un diálogo social consolidado”.
Pero este es un sistema, el sistema, que a las oligarquías no les interesa cambiar. Porque, como decía Warren Buffet, “hay una guerra de clases, y la mía, la de los ricos -que es la que la ha desatado- la está ganando”. Y tú puedes escoger a qué lado te sitúas.
http://diario16.com/esclavos-de-seis-anos/
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