La contaminación invade también las fosas marinas más profundas del planeta
Detectan “niveles extraordinarios” de productos químicos en crustáceos que viven a casi 10.000 metros
La contaminación provocada por las actividades humanas llega a todos los rincones del planeta, incluso a las fosas marinas más profundas. Además, en algunos casos, la acumulación de productos orgánicos persistentes en animales marinos llega a “niveles extraordinarios”, según indica un estudio de científicos de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido).
Los resultados de esta investigación, que confirman datos similares publicados anteriormente, han sido publicados el 13 de febrero en la revista Nature Ecology Evolution. La investigación sugiere que los altísimos registros de polución hallados en dos depresiones marinas demuestran que la contaminación antropogénica en la superficie puede llegar hasta los rincones más remotos.
“Los niveles de contaminación eran considerablemente más altos que los medidos en regiones próximas a zonas fuertemente industrializadas, lo que plantea la existencia de una bioacumulación de contaminación antropogénica y apunta a que estos contaminantes son omnipresentes en los océanos del mundo y en sus profundidades”, explica el equipo de investigación, liderado por el investigador Alan Jamieson.
En todos los rincones
Para su estudio, analizaron muestras de crustáceos anfípodos (de la especie Hirondellea gigas) recogidas por robots submarinos en la fosa de las Marianas y de las Kermadec, situadas en el océano Pacífico norte y sur, respectivamente, y separadas entre ellas por unos 7.000 kilómetros de distancia. Los crustáceos capturados en las Kermadec y en las Marianas, a unas profundidades de entre 7.227 y 10.000 metros y 7.841 y 10.250 metros, respectivamente, tenían niveles de contaminación similares o superiores a los presentes en la Bahía de Suruga, una de las zonas del noroeste del Pacífico más castigadas por la polución industrial.
Los investigadores encontraron “niveles extremadamente altos” de contaminantes orgánicos persistentes (POPs) en los tejidos grasos de los anfípodos. Entre los POPs figuran los Policlorobifenilos (PCBs) y Difeniléteres prolibromados (PBDEs), utilizados habitualmente en fluidos dieléctricos y en retardantes de llama, respectivamente.
Estas sustancias contaminantes, presentes, por ejemplo, en prendas de vestir como agente ignífugo, son altamente tóxicas y pueden permanecen en el medio ambiente durante largo tiempo sin descomponerse y trasladarse a grandes distancias a través del agua y del aire. Los autores de este estudio opinan que, probablemente, los POPs llegaron hasta las fosas marinas a través de residuos plásticos y de restos de animales y vegetales que se depositan de forma natural o debido a las corrientes marinas, donde son parcialmente consumidos por los pequeños crustáceos.
(Fuente: lavanguardia.com)
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