Trump
asumió el mando de EE.UU. y optó por un escenario militar unilateral al
ordenar el ataque contra Siria, lo que cambia radicalmente su postura
de campaña en la que aseguró no inmiscuirse en conflictos. Algunos
analistas aseguran que fue como estrategia para desviar la atención de
sus problemas internos.
¿Cuánto iba a durar ese Donald Trump más nacionalista? El ataque que ordenó hace una semana contra una base aérea del Ejército sirio y sus amenazas de tomar acciones contra el gobierno de Bashar Al assad han puesto en tensión a la comunidad internacional.
Algunos analistas consideran que ordenó el ataque contra Siria para contrarrestar el efecto de sus propios problemas internos como fracasos legislativos y creciente impopularidad.
La más reciente encuesta de la Universidad Quinnipiac muestra el declive de la popularidad de Trump (35 por ciento) que aceleró su caída tras fracasar en el desmantelamiento del plan de salud “Obamacare”, creado por el expresidente Barack Obama.
El ataque a Siria sorprendió al mundo porque Trump repitió durante su campaña electoral que su política exterior estaría fundamentada en el “aislamiento” basado en la consigna de “Estados Unidos primero”, convenciendo a los votantes de que priorizaría los intereses del país y dejaría atrás la política belicista.
Por ello, se cree que el ataque a Siria fue una medida para distraer la atención de la política doméstica y “erigirse” como el guardián del orden mundial.
El inesperado ataque quiebra con la estrategia de política exterior llevada hasta los momentos por Estados Unidos en Medio Oriente, favorece al Estado islámico (Daesh en árabe) y lo enemista con Rusia, país con el que Trump intentaba un acercamiento para combatir de forma conjunta el terrorismo.
El bombardeo enfría ahora las relaciones entre ambos países y deja incertidumbres sobre el futuro del conflicto sirio.
“Estados Unidos llevará a cabo acciones suplementarias si es necesario y de manera apropiada, para seguir defendiendo sus importantes intereses nacionales”, sostiene el documento enviado por Trump al Congreso.
Dentro de la política interna, Trump consiguió que tanto demócratas como republicanos “aplaudieran” su decisión. Para los analistas, Trump ha decidido continuar con los postulados de los republicanos, que siempre han apoyado la postura bélica de Estados Unidos. También consiguió el respaldo de viejos aliados como Francia, Inglaterra, Canadá y los países de la OTAN.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, considera que el ataque a Siria no responde a una estrategia de Trump para Oriente Medio, sino a un intento por imponerse a sus opositores en la guerra política que se ha desatado en Washington tras su llegada a la Casa Blanca.
Su “cambio de actitud” también afecta a Corea del Norte. Este miércoles anunció que estaba enviando una armada “muy poderosa” a la península de Corea del Norte ante las “amenazas” del régimen de Pyongyang. “Tenemos submarinos, muy poderosos, mucho más poderosos que cualquier portaaviones”, destacó Trump y agregó que el líder norcoreano, Kim Jong Un, está “haciendo las cosas equivocadas”.
¿Cuánto iba a durar ese Donald Trump más nacionalista? El ataque que ordenó hace una semana contra una base aérea del Ejército sirio y sus amenazas de tomar acciones contra el gobierno de Bashar Al assad han puesto en tensión a la comunidad internacional.
Algunos analistas consideran que ordenó el ataque contra Siria para contrarrestar el efecto de sus propios problemas internos como fracasos legislativos y creciente impopularidad.
La más reciente encuesta de la Universidad Quinnipiac muestra el declive de la popularidad de Trump (35 por ciento) que aceleró su caída tras fracasar en el desmantelamiento del plan de salud “Obamacare”, creado por el expresidente Barack Obama.
El ataque a Siria sorprendió al mundo porque Trump repitió durante su campaña electoral que su política exterior estaría fundamentada en el “aislamiento” basado en la consigna de “Estados Unidos primero”, convenciendo a los votantes de que priorizaría los intereses del país y dejaría atrás la política belicista.
Por ello, se cree que el ataque a Siria fue una medida para distraer la atención de la política doméstica y “erigirse” como el guardián del orden mundial.
El inesperado ataque quiebra con la estrategia de política exterior llevada hasta los momentos por Estados Unidos en Medio Oriente, favorece al Estado islámico (Daesh en árabe) y lo enemista con Rusia, país con el que Trump intentaba un acercamiento para combatir de forma conjunta el terrorismo.
El bombardeo enfría ahora las relaciones entre ambos países y deja incertidumbres sobre el futuro del conflicto sirio.
“Estados Unidos llevará a cabo acciones suplementarias si es necesario y de manera apropiada, para seguir defendiendo sus importantes intereses nacionales”, sostiene el documento enviado por Trump al Congreso.
Dentro de la política interna, Trump consiguió que tanto demócratas como republicanos “aplaudieran” su decisión. Para los analistas, Trump ha decidido continuar con los postulados de los republicanos, que siempre han apoyado la postura bélica de Estados Unidos. También consiguió el respaldo de viejos aliados como Francia, Inglaterra, Canadá y los países de la OTAN.
La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, considera que el ataque a Siria no responde a una estrategia de Trump para Oriente Medio, sino a un intento por imponerse a sus opositores en la guerra política que se ha desatado en Washington tras su llegada a la Casa Blanca.
Su “cambio de actitud” también afecta a Corea del Norte. Este miércoles anunció que estaba enviando una armada “muy poderosa” a la península de Corea del Norte ante las “amenazas” del régimen de Pyongyang. “Tenemos submarinos, muy poderosos, mucho más poderosos que cualquier portaaviones”, destacó Trump y agregó que el líder norcoreano, Kim Jong Un, está “haciendo las cosas equivocadas”.
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