El autor baraja que
puede ser obra de miembros del Estado Islámico o de mercenarios a sueldo
de los ultranacionalistas ucranianos. Las autoridades siguen
investigando y se desconoce por el momento el autor intelectual del
terrible ataque en el metro de San Petersburgo.
Opinión
Fuente: AP
Independientemente
de quien perpetrase el ataque- los servicios secretos de Kirguistán
afirman que el terrorista era de origen kirguís-, no tiene las
características de una masacre realizada por un 'lobo solitario' sino
que es el típico atentado terrorista premeditado y bien organizado.
El
objetivo (civiles no combatientes), la escala (la bomba se colocó en el
centro de un vagón y la explosión tuvo lugar en un túnel para que
hubiera el máximo de víctimas posible), la ubicación (lugar de
nacimiento del presidente Putin) y el momento, se escogieron a propósito
para producir una atroz tragedia humana y contar con una gran cobertura
mediática.
La
características del asalto hacen que surja la clásica pregunta de la
época romana: 'Cui prodest?', es decir, quién se beneficia con el
atentado. Aquellos que lo hagan entrarán en la lista de sospechosos.
Convulsiones de los perdedores
Los fundamentalistas del Estado Islámico están retrocediendo posiciones en Siria e Irak. Los
continuos avances en diferentes frentes de las dos coaliciones contra
el Estado Islámico, junto con el mermado interés de EE UU por
convertirse en un gestor de las crisis en la desequilibrada región de
Oriente Próximo, deja a los promotores del califato medieval sin casi
opciones de poder aguantar la presión, y mucho menos de realizar una
contraofensiva a gran escala.
Enfrentado
a una derrota inminente, el Estado Islámico recurre a ataques
terroristas que ya han afectado y conmocionado muchas ciudades de Europa
occidental. Rusia también se encuentra en el radar del terrorismo
internacional.
Desde otoño de 2015 Moscú ha proporcionado ayuda militar y diplomática al legítimo régimen de Bashar al-Asad en Siria,
que libra una guerra civil y otra contra el Estado Islámico, que ocupó
casi una tercera parte del territorio del país. Rusia ha demostrado ser
un actor eficiente, capaz de cambiar el curso de los acontecimientos a
favor de las fuerzas antiterroristas.
Recientemente, en marzo, el Estado Islámico perpetró un ataque terrorista en una base de la Guardia Nacional de Rusia situada
en Chechenia. La cantidad de incursiones del Estado Islámico es
abundante, aunque casi todas se han abortado o evitado, según afirman
las agencias de seguridad.
Según
datos publicados hay alrededor de 9.000 guerrilleros del Estado
Islámico que nacieron en Rusia o en las repúblicas postsoviéticas. Tras
darse cuenta de que el sueño sobre el restablecimiento del califato está
apagándose, y por el miedo a perder la vida, algunos de estos radicales
podrían estar volviendo a casa.
En
la medida que estos luchadores endurecidos no conocen más que el
asesinato y la destrucción es poco probable que vuelvan a instalarse de
manera pacífica. Es muy probable que vayan a continuar haciendo las
cosas para las que fueron entrenados, esa letal vocación de asesinar
infieles.
El ataque
de San Petersburgo podría haberlo llevado a cabo el Estado Islámico con
yihadistas que volvían a casa para vengarse por sus vidas arruinadas.
Secuela de los extremistas de Ucrania
A
pesar del persistente triunfalismo de los ultranacionalistas
ucranianos, que han conseguido subyugar al gobierno de Petró Poroshenko,
apenas hay perspectivas para poder restablecer un país estable y
próspero (como lo era con el presidente Yanukóvich) en el futuro
próximo.
Poco a
poco toman conciencia de que las cosas fueron mal y valoran los fracasos
en múltiples frentes (el exitoso desafío de las dos repúblicas
autoproclamadas del Donbass, la rápida desindustrialización de la
economía nacional, la fría actitud de la Unión Europea a la hora de
cumplir con la asistencia financiera, etc.), la coalición de
ultraderecha, que está incorporando al partido neonazi Svoboda, se
muestra cada vez más frustrada y como resultado, cada vez más violenta.
Debido
al hecho de que los miembros de la ultraderecha ucraniana han tenido
éxito a la hora de reclutar a colaboradores extranjeros, algunos de los
cuales son mercenarios profesionales con experiencia en combate, uno no
debería excluir la posibilidad de que quisieron atacar el culpable de
todos sus reveses e inminente derrota: Rusia.
Nota de la redacción: El
Comité de Investigación de Rusia ha abierto una investigación para
esclarecer los hechos que califica de “acto terrorista”. Afirman que
pudo ser obra de un terrorista suicida. "El artefacto explosivo pudo ser
activado por un hombre, cuyos restos se encontraron en el tercer vagón
del tren. Su identidad ha sido establecida", dijo Svetlana Petrenko,
portavoz del Comité de Investigación. Por el momento se mantendrá en
secreto la identidad del supuesto terrorista suicida. Los servicios
secretos de Kirguistán informaron de que todo apunta a un ciudadano
oriundo de esa república y nacionalizado ruso como autor del atentado.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov se reunió con su homólogo
kirguís y declaró que es "cínico" calificar el atentado de "venganza"
por la intervención rusa en Siria. "El terrorismo es un crimen contra
toda la humanidad y contra todas las religiones", dijo el ministro
ruso.
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