miércoles, 31 de mayo de 2017

La izquierda europea y la tragedia griega Kaos en la red


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La izquierda europea y la tragedia griega Kaos en la red

 

 

 



El día que los trabajadores griegos fueron a la huelga general, en protesta contra el nuevo aluvión de supuestas “reformas” impuestas por los “acreedores” en el contexto de un programa que está destruyendo a los griegos y su país, los presidentes de los grupos socialdemócrata, verde e izquierda unida del Parlamento Europeo, Gianni Pitella, Ska Keller y Gabi Zimmer emitieron un comunicado sobre Grecia.Todavía esperamos que los eurodiputados de esos tres grupos repudien esta declaración increíble y vergonzosa. Por el momento no lo han hecho. (1) Esos tres líderes de “izquierda” no han escrito, en su declaración, una sola palabra de solidaridad con las familias de decenas de miles de griegos que han sido empujados a poner fin a una vida que ya no podían tolerar más, como resultado de las “reformas” impuestas a Grecia por Alemania y otros gobiernos europeos, la UE y el FMI.Tampoco encontraron una palabra de solidaridad con los 1,5 millones de griegos que viven en condiciones de extrema pobreza como resultado de la política aplicada con el apoyo de Frau Merkel, M. Juncker y Mme. Lagarde.
Ni con los pensionistas que ahora ven sus pensiones reducidas un 30% en el 17º recorte sucesivo en siete años, impuesto por los acreedores y votado por el Parlamento griego en un contexto de amenazas y chantaje. Por el contrario, apoyaron la legislación que recortaba esas pensiones.
Ni una palabra de simpatía con los pobres pacientes de cáncer griegos que van a morir porque no tienen dinero para pagar el tratamiento en un hospital privado, mientras el sistema de salud griego se desmorona bajo los recortes impuestos como consecuencia de las reformas apoyadas por Alemania, la UE y el FMI.
Pero estos eurodiputados de izquierda si encontraron palabras para instar al gobierno griego a continuar con las llamadas reformas, impuestas por una alianza de las élites alemanas y europeas con las finanzas internacionales, reformas que ya han causado – y siguen causando – una de las mayores catástrofes económicas y sociales en toda la historia del capitalismo internacional.
Uno se pregunta si alguien en Europa necesita una izquierda así y, en caso afirmativo, para qué.
Las reformas de la UE y el FMI en Grecia: cómo destruir una economía
Basta con recordar que Grecia, como resultado de un programa supuestamente diseñado para evitarlo, ha sufrido una caída del 27% en su producción económica, su PIB. Más, en términos relativos, que las pérdidas materiales de Francia o Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Es más de lo que se padeció durante la depresión de 1929-1933 en los EE.UU. o la crisis de la República de Weimar en Alemania. Grecia lleva casi diez años de recesión continua, lo que es probablemente un récord histórico absoluto.
El ministro de Finanzas alemán, Herr Schäuble -una figura que parece haber escapado de las páginas del Marqués de Sade y que, a diferencia de M. Juncker o Mme. Lagarde, es incapaz de ocultarlo-, explicó estos hechos en su conferencia de Davos del año pasado llamando al primer ministro griego, e indirectamente a todos los griegos, “estúpido”. Dijo que sus reformas eran una gran idea, pero que la forma en la que los griegos la estaban aplicando era estúpida.
No sé, ni me importa, si Herr Schäuble es inteligente o estúpido. Lo que sé es que el Sr. Shäuble es un mentiroso.
Un día se me ocurrió que, como soy griego, muy probablemente también soy estúpido. Decidí preguntarle a un alemán, el jefe de la “European Task Force” para Grecia, el Sr. Reichenbach, por qué hay tanta diferencia en el resultado de los programas de la Troika para Grecia y, por ejemplo, Portugal. El Sr. Reichenbach respondió:“Hemos obtenido estos resultados en Grecia porque hemos reducido tres veces más la demanda en la economía griega que en la economía portuguesa”.
En efecto. Tan sencillo como eso. Esta profunda depresión, sin precedentes, era y es el resultado inevitable de las medidas económicas impuestas por la Troika.
Un crimen y un acto de guerra, no un error
El desastre griego no tiene nada que ver con la inteligencia o la estupidez. Tampoco ha sido o es un error, porque
1) Si se tratase de un error, hubiera sido corregido hace mucho tiempo.
2) Es difícil de creer que algunos de los mejores economistas del mundo, muy bien pagados por el FMI, la UE o los gobiernos alemán y francés puede cometer tales “errores”, es decir, destruir un país europeo entero por accidente, por así decirlo, sin entender lo que están haciendo. (2)
3) Como sabemos ahora gracias a estas revelaciones publicadas y las revisiones internas del propio FMI, este programa se adoptó en virtud de un golpe de estado dentro del propio FMI en 2010, incumpliendo sus propias reglas y estatutos. Tal golpe de Estado fue necesaria precisamente porque los economistas fueron capaces de predecir el resultado, no porque no pudieran, y ese resultado era claramente inaceptable incluso en términos de la ortodoxia neoliberal.
Semejante golpe de estado en el FMI hubiera sido simplemente imposible sin el consentimiento de los gobiernos de Alemania, Francia y Estados Unidos, de la Comisión de la UE y de los capitostes de las altas finanzas internacionales.
Esta es la razón por la que el programa de reforma griego no fue un error, sino que fue y sigue siendo un asesinato premeditado, por medios económicos y políticos, de una nación y un estado europeo, por razones mucho más importantes que el propio propio país.
Si llegaron tan lejos en Grecia y no en los otros países del sur de Europa, también fue a propósito, porque si hubieran tratado de aplicar un programa de este tipo en todos los países del sur correrían el riesgo de consolidar una alianza y provocar una revuelta en la mitad de Europa. Por eso tuvieron que elegir un solo país para su experimento, utilizándolo como chivo expiatorio de todos los males de Europa y una amenaza o una advertencia, por implicación, para todos los demás. (Y tuvieron éxito, si hemos de juzgar por el comportamiento del Sr. Pittella, que parece no recordar lo que le pasó a Italia en el pasado, como consecuencia de su alianza con Alemania). Todo esto ha sido muy bien explicado en textos anteriores de la Izquierda Unida Europea (3).
En 2010 dijeron que querían ayudar a Grecia a resolver sus problemas. Siguen repitiendo que Grecia ha recibido una enorme ayuda financiera de sus socios europeos y el FMI. Eso es verdad. Pero lo que no dicen es que más del 95% de ese dinero fue a manos del Deutsche Bank, BNP Paribas y otros bancos europeos y estadounidenses.
El programa de rescate griego fue realmente un programa de rescate, pero no para Grecia. Fue un programa de rescate de los bancos europeos y estadounidenses, que fueron capaces de amortizar sus pérdidas transfiriéndolas al Estado griego, haciendo la deuda soberana griega más “insostenible” y destruyendo la infraestructura productiva y social de Grecia.
Al mismo tiempo, Alemania y otros países del norte consiguieron enormes beneficios económicos directos, netos, de la destrucción de Grecia, gracias a los tipos pagados por los bonos estatales griegos, por no hablar de los beneficios del saqueo de propiedad pública y privada griega, por no hablar de los beneficios por el aplazamiento, a costa de la destrucción de Grecia, de la crisis que pende permanentemente sobre el sector bancario europeo.
En 2010 se dijo que Grecia tuvo que adoptar el programa de rescate porque estaba sobre-endeudada. Como resultado de estas políticas, la deuda soberana griega pasó de 115% a 185% del PIB y, al mismo tiempo, se creó una importante burbuja de deuda privada. Dejando a un lado la teoría que las personas que dirigen la economía europea son estúpidas y no saben lo que están haciendo, la conclusión obvia es que lo que los diseñadores de este programa de reformas tenían en mente era exactamente lo que lograron. Su objetivo era aumentar la deuda pública y privada griega y luego utilizarla, como han hecho, para apropiarse de bienes públicos y privados griegos y de la soberanía del Estado griego.
Por ello el gobierno alemán se niega persistentemente a cualquier debate serio sobre la deuda y a cualquier solución seria y definitiva del problema. No es que Schäuble no quiera que los alemanes tengan que “pagar por los griegos”, es que Alemania y sus bancos ya han ganado un montón de dinero, tanto directa como indirectamente, de la destrucción de Grecia. Es que Berlín quiere mantener esta arma a su disposición permanente y la utilizan para saquear y someter a Grecia.
El FMI también quiere quedarse con ella, pero también quiere más estabilidad en todo el programa y su extensión gradual al conjunto de Europa. Por eso quiere algún tipo de recorte de la deuda, pero no hasta el punto de permitir que Grecia sea un país soberano de nuevo. Y esta es la razón por la que las “medidas de alivio de la deuda a medio plazo”, actualmente en fase de negociación entre el FMI y Berlín, no sólo serán insuficientes sino también implicarán regulaciones neocoloniales que permanecerán en vigor durante muchas décadas.
Esta situación en relación a la deuda griega y la posición del país dentro de la zona euro está provocando una enorme inestabilidad por sí misma. Sólo los fondos buitres quieren “invertir” en un país en el que nadie sabe qué pasará mañana.
El término “reformas” es una invención de los Orwells y Goebbels de nuestra época para designar lo que es claramente un crimen y un acto de saqueo y de guerra, aunque no convencional, sino político y económico: una “guerra de la deuda” contra el pueblo griego, la democracia griega y su soberanía.
Ahora el señor Schäuble ha impuesto a Grecia el requisito de obtener excedentes fiscales de 3,5% a 4% anualmente durante muchos años, algo claramente imposible. Y sigue pretendiendo que Grecia será capaz de pagar 100 mil millones de euros, para reembolsar su deuda, a principios de la próxima década.
De nuevo, no es una cuestión de inteligencia o estupidez. Sino de mentiras, no sólo a los europeos en general, sino también a los propios ciudadanos alemanes, que, tarde o temprano, van a pagar la factura por las decisiones de sus dirigentes, como ocurrió dos veces en el siglo XX.
La política europea de la derecha alemana no beneficia socialmente a las clases populares alemanas, porque el dinero que Alemania obtiene de Grecia, no se distribuye equitativamente entre ellas. Pero también va en contra de los intereses nacionales de Alemania, ya que dilapida todo el capital político que ha acumulado a partir de 1945 para destruir y someter a un pequeño país europeo. Los alemanes ya pueden ver las consecuencias en el Brexit y en el ascenso de la extrema derecha francesa. Esto es sólo un preludio de la crisis que se avecina.
Ahora surge la pregunta de nuevo: ¿Cuál es la política de la izquierda alemana y europea? ¿Tienen una? ¿Han aprendido algo del colapso del PASOK en Grecia, del Partido Laborista holandés o de los socialistas franceses?. ¿O son tan dependientes de sus fuentes de financiación que están dispuestos a suicidarse?
Tal vez, en lugar de acusar a los ciudadanos europeos de girar hacia la extrema derecha, ¿no sería más útil que los dirigentes de la izquierda europea se mirasen al espejo?
Un golpe contra la democracia europea
Esas “reformas” griegas, apoyadas en la declaración citada por los supuestos “socialistas”, “ecologistas” e “izquierdistas” en el Europarlamento, no son un simple experimento neoliberal, aunque muy duro. Grecia se ha convertido en terreno de experimentación de los “cambio de régimen”, e incluso de lo que podríamos llamar “cambio de país” en Occidente. Lo que están tratando de hacer es transformar un régimen de democracia occidental en un mecanismo de gobierno directo por las finanzas. Las formas externas de la democracia parlamentaria se mantienen intactas, pero se las despoja de contenido.
La Troika impone cada día sus dictados en Atenas. Sus representantes llaman todos los días a los funcionarios del gobierno y les reprenden por cada palabra o acto, incluso el más pequeño, que consideren que va en contra del “programa de reformas”. En cuanto a los representantes del “gobierno griego”, ni siquiera pueden protestar, porque de hacerlo correrían el riesgo de revelar el grado de sumisión al que ya se han sometido.
Miles de páginas de textos legales (y nadie sabe quién los preparó, y quién los ordenó) son enviados a Grecia, traducidos mediante programas informáticos de traducción automática del inglés en un griego con frecuencia incorrecto y luego votados en un simulacro por el Parlamento, bajo el chantaje de los ultimatums de un maníaco ministro alemán de Finanzas y de los asesinos económicos del FMI. Todo ello contra la voluntad del pueblo griego, tal como se expresó directamente en el referéndum del 5 de julio de 2015 y de las disposiciones fundamentales de la Constitución griega y de los Tratados de la UE.
Los acreedores han usurpado incluso el funcionamiento del día a día de los asuntos más importante del gobierno mediante la creación de una constelación de “autoridades independientes”, que son “independientes” del gobierno y el pueblo griego, pero muy dependiente de los acreedores .
Así funcionan las cosas en un país miembro de la UE, que el Financial Times llama un “protectorado occidental”, pero otros, quizás de manera más precisa, llaman una “colonia de la deuda” para describirlo.
No es ni siquiera una colonia sin más. Es una colonia sometida a la destrucción permanente y al saqueo, en proceso de ser transformada en una forma de economía y sociedad esclavistas. Más de la mitad de los jóvenes griegos no tienen un puesto de trabajo o la perspectiva de encontrar uno, a pesar de la demolición, tanto legal como en la práctica, de los salarios y de los derechos que antes disfrutaban los trabajadores griegos. Los padres, y especialmente las madres, que son probablemente las más sobre-protectoras de toda Europa y que hasta hace poco han querido mantener a sus hijos lo más cerca posible, ahora solo tienen un gran sueño: ver a su descendencia emigrar, incluso si tienen que vivir en Australia, África o los Emiratos.
Los que emigran son los más educados y más activos, precisamente aquellos a los que el país necesita más para sobrevivir. Miles de muy bien formados (a expensas del estado griego) médicos y enfermeras, por ejemplo, ahora dotan los hospitales alemanes, mientras el sistema sanitario griego se derrumba bajo el peso de las llamadas “reformas”.
Una vez más, no hay ningún error. Strauss-Kahn, entonces director del FMI, explicó a los parlamentarios griegos en 2011 que la solución al problema del desempleo sería que los jóvenes griegos emigrasen “temporalmente”.
Al apoyar este tipo de “reformas”, la declaración de los tres grupos del euro parlamento de “izquierdas” están apoyando la vuelta de Grecia a unas condiciones sociales medievales y la abolición de la democracia en el país donde se inventó y denominó por primera vez en la historia humana.
¿Algo así puede ser útil para los trabajadores y los ciudadanos alemanes, italianos y de otros países europeos?
Si tiene éxito las finanzas, con la ayuda de las élites políticas europeas, incluyendo las llamada “izquierdas”, en la imposición de un régimen de este tipo en Grecia, ¿no intentarán extenderlo, tarde o temprano, primero al sur, y a continuación, también al norte de Europa?
El saqueo de Grecia
La declaración por desgracia, no sólo apoya la destrucción económica y social de Grecia y la abolición de la democracia. También apoya el saqueo de ese país. Sus palabras sobre la libre competencia coinciden con la presión que se ejerce sobre el gobierno griego para que abandone su resistencia final a la venta de toda propiedad pública griega, incluyendo la principal empresa productora de electricidad del país, la Empresa Nacional de Electricidad. Hablan de competencia, pero en realidad lo que quieren es asegurarse de que los intereses económicos alemanes, y no los chinos, terminan por ser los nuevos propietarios de la empresa de energía griega.
¿Quién escribe semejantes comunicados, como el firmado por los tres presidentes de los grupos europarlamentarios de izquierda? ¿Ellos mismos, sus asesores o los representantes de los intereses privados?
El Banco Central Europeo ha excluido a Grecia de su programa de flexibilización cuantitativa. Como resultado, las empresas rentables griegas no pueden  obtener financiación y están en una posición muy desventajosa en comparación con sus competidores extranjeros que, con la ayuda de esta competencia desleal, están conquistando el mercado griego, o lo que queda de él.
Han adquirido, o están adquiriendo, las comunicaciones, los aeropuertos, aunque sólo los más rentables, la industria del turismo, los bienes inmuebles. Están quedándose con todo, incluida la propiedad privada de los griegos, a través de unos impuestos exorbitantes para pagar el mantenimiento de una deuda insostenible.
No es necesario ser de izquierda o socialista para rebelarse contra la vuelta a unas relaciones entre las naciones europeas similar a la existente durante las guerras del opio del imperialismo británico contra China.
Es suficiente tener la dignidad humana más elemental.
Por desgracia, las cosas pueden empeorar aún más. Si continúan estas políticas van a conseguir a largo plazo lo que Mikis Theodorakis llamó una vez una “Grecia sin griegos”. Muchas personas evitan tener hijos. Los jóvenes están emigrando, Grecia está en una contracción demográfica continua, con una población cada vez más débil en todos los sentidos.
Si este proceso continúa, Grecia se convertirá en un país gobernado por extranjeros, propiedad de extranjeros, habitado por unos nativos cada vez más viejos y enfermos. El imperio de las finanzas habrá triunfado allí donde la Acrópolis se yergue como un recordatorio de la saga de la derrotada democracia ateniense, el primer esfuerzo, hasta hoy no superado, de los seres humanos por gobernarse a sí mismos.
El FMI  y la deuda
Los tres representantes de la “izquierda europea” también están apoyando, de manera indirecta, pero claramente, la continuación de la presencia del FMI en Europa como supremo gobernador económico. Me pregunto desde cuándo tal organización – que, por sus actividades en el Tercer Mundo y los países ex ”socialistas”, se ha ganado una reputación mucho peor que, por ejemplo, la CIA, y que constituye la expresión colectiva de la voluntad del capital financiero internacional y de los Estados Unidos de América-, es la herramienta adecuada para dirigir la economía de cualquier país europeo.
Nuestros tres “izquierdistas” también están apoyando un ambiguo “esquema de alivio de la deuda griega a medio plazo” que discuten Alemania y el FMI. ¿Saben de que se trata? Porque la reestructuración anterior, conocida como PSI, resultó ser la primera reestructuración de la deuda que se recuerda tan claramente en contra de los intereses del deudor.
En el contexto de este PSI, primero obligaron a los hospitales, fondos de pensiones, universidades griegos a amortizar sus bonos estatales, perdiendo así la mayor parte de su patrimonio. A continuación, se embarcaron en la transformación radical de los términos legales de la deuda soberana griega, en detrimento de Grecia, transformando la deuda de entidades privadas en deuda pública, introduciendo la ley colonial británica y la jurisdicción de los tribunales extranjeros sobre las reclamaciones jurídicas en relación con la deuda.
Antes de la reestructuración del PSI de la deuda en 2011, la deuda griega estaba denominada en la moneda nacional griega, por lo que no hace falta decir que se convertiría automáticamente a una moneda griega si Grecia decidiese abandonar el euro. Después de 2011 se denominó en euros. Anteriormente el Parlamento y los tribunales griegos eran los responsables. Ahora, se aplica la ley colonial británica y los tribunales extranjeros tienen jurisdicción para juzgar los conflictos pertinentes.
Una vez más, esta reestructuración no condujo a una disminución, sino a un aumentó de la deuda griega en relación con el PIB.
Los acreedores exigieron, y el Parlamento griego adoptó, medidas tan suicidas aprovechándose de que los dos principales partidos griegos de entonces, el PASOK y Nueva Democracia estaban, como ahora se ha demostrado ampliamente, en la nómina de la compañía alemana Siemens y de muchas otras empresas. Incluso si hubieran querido, los políticos griegos no hubieran podido hacer nada para resistir la presión externa, ya que corrían el riesgo de que se hicieran públicos los sobornos y la corrupción y fueran procesados.
¿Por qué estos europarlamentarios de “izquierda” no piden una comisión internacional para investigar la cuestión griega en su conjunto, el origen de la deuda griega, las permutas de Goldman Sachs, que Draghi, que trabajó para ellos, explique todo lo que sabe, el papel del gobierno alemán y de la Comisión de Bruselas, las conexiones entre los líderes empresariales de Francia y Alemania y la corrompida clase política griega, y muchas otras cosas que podrían ayudar a los ciudadanos europeos a comprender lo que está sucediendo.
Ahora el imperio de las finanzas ha sido capaz de transformar su propia crisis en una guerra de la deuda intra-europea. Lo más probable es que los ciudadanos europeos se unieran para oponerse si llegaran a ser conscientes de lo que las finanzas han hecho y cómo manipulan los antagonismos en el seno de Europa.
¿Tienen estos partidos de “izquierda” una posición sobre el quid de la cuestión, la deuda griega y los acuerdos neocoloniales impuestos por Berlín, la UE, el BCE y el FMI a Grecia? ¿O no la tienen?
La solución a la cuestión griega
Para resumir mi propia posición:
Hay tres, y sólo tres cosas, en las que todos los economistas decente del mundo estarían de acuerdo:
– el programa de “reformas” griego ha sido y continuará siendo un desastre
– la deuda griega es insostenible
– la Tierra no es plana y gira alrededor del Sol
No es necesario ser de izquierda, socialista o comunista para entender esto. Es suficiente leer el periódico de los industriales alemanes,  Handelsblatt  o los estudios de los institutos económicos alemanes. Una lectura cuidadosa de ambos sería muy útil para cualquiera que desee hacer carrera al amparo del gobierno de Berlín.
La naturaleza de las políticas aplicadas en Grecia es objetiva, no cambia porque el primer ministro griego se auto-califique de “radical de izquierda”.
Tsipras será al final juzgado por la forma en que preparó, o mejor dicho, no preparó, al pueblo griego para resistir las fuerzas atacantes. Pero sea lo que digan o hagan los gobiernos griegos, no cambia las responsabilidades de las fuerzas atacantes: Berlín, Bruselas y el FMI.
Cualquier que quiera proponer una solución al problema griego debe, en primer lugar, responder a estas preguntas. Y eso incluye a los partidarios del Grexit, porque estos problemas son los que están literalmente matando a los griegos y a Grecia y no van a desaparecer mañana si Grecia sale del euro y / o la UE. (4)
Por diversas razones, hay mucha confusión en las discusiones sobre Grecia, además de una gran simplificación, ya que el problema griego se presenta principal o exclusivamente como un problema de pertenencia o no a la zona euro. Si bien es muy importante per se, esta discusión oscurece el hecho de que cualquier solución progresista, democrática, a la crisis griega, cualquier solución capaz de salvar a Grecia y frenar la ofensiva del nuevo totalitarismo financiero europeo, tiene que incluir tres elementos, con independencia de la moneda en curso:
– la necesidad de revocar los acuerdos entre Grecia y los acreedores;
– la necesidad de un alivio sustancial de la deuda soberana griega o, como mínimo, una moratoria en los pagos hasta que el país vuelva de verdad a la senda del desarrollo;
– un Plan Marshall para reparar el daño causado y dar nuevas perspectivas a ese país.
No se trata de políticas socialistas o comunistas. Son las que aplicó Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial como medio de hacer frente a la cuestión alemana.
Estas son las políticas que deben integrarse en un programa político serio para el conjunto del continente europeo (algo de lo que la izquierda europea carece por el momento) y ligadas al esfuerzo de construir un sujeto político europeo, que complemente los sujetos políticos nacionales, para luchar por ese programa. Nos guste o no, objetivamente los europeos viven cada vez más bajo un solo estado. Pero nuestra vida política y pública está, subjetivamente, confinada a los contextos nacionales, que se están volviendo cada vez más irrelevantes. Hay una necesidad urgente de colmar esta brecha. Es más necesaria que en el momento de la conferencia de Zimmerwald una federación de los movimientos de izquierda nacional-populares de Europa, capaz de actuar realmente como un sujeto político europeo.
Notas:
(1) Es probable que este comunicado fuese emitido debido a la ansiedad por el resultado de la reunión del Eurogrupo del 22 de mayo. Nos hubiera gustado también que una crisis así no hubiera sucedido ahora por una razón: el pueblo griego y las fuerzas democráticas y progresistas de Europa no están en absoluto preparados para hacerla frente. Sin embargo, si sucede, sucederá debido a la propia estructura del programa y debido a la actitud obstinada del ministro de Finanzas alemán, que quiere humillar al gobierno griego y obligarle a salir de la zona euro en contra de su propia voluntad y que se niega a discutir todo lo relacionado con la deuda griega. Se puede criticar Schäuble por lo que está haciendo sin apoyar un programa que equivale a un desastre para los griegos y Grecia.
(2) De hecho, el gobierno alemán y las empresas privadas alemanas o francesas como Siemens o los bancos o sus amigos de Goldman Sachs siempre sabían mucho mejor que el gobierno griego y el pueblo griego lo que está sucediendo en Grecia, por una razón muy simple. Desde hace años pagan regularmente a la mayoría de los políticos griegos, partidos y altos funcionarios del Estado, como ha sido revelado y publicado tanto en Grecia como en Alemania. Es simplemente ridículo afirmar que Grecia falsificó los datos estadísticos para entrar en la zona euro, con la ayuda de las permutas de Goldman Sachs, sin que el Gobierno alemán o la Comisión Europea lo supieran. El mismo Juncker, en un lapso de sinceridad, dijo públicamente en 2011:“todos sabíamos lo que estaba ocurriendo en Grecia. Pero no decíamos nada a causa de las exportaciones de Francia y Alemania”.
(3) la señora Zimmer puede encontrar una gran cantidad de información acerca de lo que está pasando en Grecia en los textos de su propio partido Die Linke o de la Fundación Rosa Luxemburgo o la declaración firmada por casi todos los líderes de la Izquierda Europea conocida como el “Llamamiento Mikis -Glezos”.
(4) No podemos en el contexto de este artículo discutir la cuestión esencial de la salida de Grecia del Euro. Una salida de Grecia de la zona euro puede ser necesaria, incluso si no parece ser la mejor solución, en las circunstancias concretas actuales, pero por sí sola no va a resolver la cuestión de la deuda o las consecuencias de los acuerdos suscritos en el pasado con los acreedores. Esas dos cuestiones, que amenazan directamente la supervivencia del pueblo griego y su estado, permanecerán dentro o fuera de la zona euro y de la UE. por eso, para discutir el problema griego como esencial o exclusivamente un problema del euro es, en el mejor de los casos, una simplificación peligrosa.
Es así porque no toma en cuenta que a lo que nos enfrentamos en Europa no es simplemente un problema de una zona monetaria “mal” diseñada. A lo que nos enfrentamos es a una guerra delas finanzas contra la democracia europea y el estado de bienestar social, una ofensiva que se mantendrá dentro o fuera de la zona euro y / o la UE, con o sin la UE.
Si mañana aparece en Grecia un sujeto político y un movimiento de masas que, en el contexto de una lucha por la supervivencia social y la consiguiente elaboración de un proyecto coherente y global para la salvación del país, desarrolla tal capacidad, debe prepararse para la introducción de un medio de pago nacional. Sin embargo, ni existe tal fuerza política ni un movimiento de masas actualmente, especialmente después de la catástrofe de SYRIZA y ANEL.
Puede haber muchos “Grexits” y pueden tener diferentes consecuencias económicas y geopolíticas, muy progresistas o muy reaccionarias. Es muy distinto que Grexit sea la consecuencia de un movimiento popular serio y fuerte y otra que sea como resultado de una decisión de Herr Schäuble y el ala más extremista del establishment internacional después de Donald Trump y Marine Le Pen. El segundo tipo de salida de Grecia podría llevar no a una recuperación de la soberanía nacional griega, sino a la destrucción hasta los últimos restos del estado griego, en el contexto de nuevos diseños geopolíticos, muy radicales. Si se vive en Berlín o en Bruselas, a menudo no existe la geopolítica. Pero es muy diferente en el Mediterráneo Oriental.

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