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Astillas de realidad: UNA REFLEXIÓN POLÍTICAMENTE INOPORTUNA
Mientras que aquí el galopante síndrome de Estocolmo que padece la
población "progre", bienpensante y dócil a las consignas del poder lleva
a reprimir todo desahogo contra el radicalismo islamista, convirtiendo
cualquier análisis apresurado directamente en "delito de odio", en el
mundo musulmán no existe ni por asomo una recíproca persecución del
hecho, innegable, de una "cristianofobia" que anega en represión en el
mejor de los casos, y en sangre en el peor, la posibilidad de
desmarcarse del dogma obligatorio de la sumisión a Alá en la forma
exigida por el Profeta. Como recuerda un comentarista en YouTube:
Convertirse al cristianismo se castiga legalmente con la pena
de muerte en Afganistán, en las islas Molucas, en Nigeria, Arabia Saudí,
Sudán
y tantos otros lugares. Tanta es la presión que ejercen sobre las
iglesias del
Próximo y Medio Oriente, que los cristianos huyen de sus tierras para
salvar
sus vidas. En Siria, del tercio de la población que eran a finales del
siglo
XIX, son hoy menos del 10 %. En 1932, constituían en el Líbano más del
55 % de
la población, su proporción es en el presente inferior al 30 %. En Irán,
su
número disminuyó en un 66 %. En los territorios palestinos vivían el 20 %
de cristianos, hoy son menos del 5 %; cuando en 1948 eran el 85 % de la
población de Belén, en la actualidad ya no superan el 12 %. En Irak, en
una generación, los cristianos han disminuido en un 90 %. En el curso
del siglo XX, Turquía logró hacer caer el número de cristianos ¡en un
99,6 %! Etc.
Mientras que en España los escraches a las mezquitas y el energumenismo de cuatro tarados que agreden a una muchacha musulmana parecen el colmo de lo inaceptable, en Nigeria hordas de musulmanes quemaban vivos hace poco a quienes asistían a la Iglesia. ¿Quién recuerda su martirio? No desde luego un Papa que se queda tan ancho afirmando que la acogida a los refugiados está por encima de la seguridad de los estados. El nivel de disparate que vivimos va más allá de lo sonrojante. Como recuerda el blog hermano Antisistema, los atentados los cometen musulmanes racistas que ODIAN al blanco europeo, pero la progre a la que dan la palabra en el aquelarre (porque de homenaje a los asesinados no tuvo nada) de Barcelona llama racistas a las VÍCTIMAS.
El sabio Umberto Eco, que antes de dejar este mundo tuvo tiempo de barruntar hacia donde iban las cosas, escribió con ironía que la lucha contra el terrorismo es la primera guerra de la historia en que se otorgan al enemigo ayudas sociales, sanidad, pisos gratis y toda clase de comodidades que se niegan a los del propio bando. Habida cuenta del agradecimiento que muestran los Younes Abouyaaqoub de turno toca preguntarse si no estamos haciendo el primo. Y si la inmigración de barra libre no debería ser cancelada en favor de unas elementales precauciones que nos llevarían a todos a vivir más tranquilos. Incluídos, por supuesto, los inmigrantes musulmanes.
(posesodegerasa)
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