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¿Está preparando Rusia una base militar en Cuba?
Por German Gorraiz López
Dado
que Donald Trump mantendrá intacto el anacrónico embargo sobre la Isla,
es inevitable que surja en la Habana el desapego afectivo respecto a
EEUU, vacío que será aprovechado por el hábil estratega geopolítico
Putin.
Por German Gorraiz López
El
cese del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, exigido por vigésimo
sexto año consecutivo en la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas y aprobado de forma abrumadora por 191 votos a favor y 2
votos en contra ( EEUU e Israel), reafirma la libertad de comercio y
navegación ante un bloqueo anacrónico instaurado por Kennedy en 1.962 y
que habría supuesto para la Isla unas pérdidas directas e indirectas
estimadas en 110.000 millones $ según el Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) y más de un Billón $ según el Gobierno cubano.
Así, según Prensa Latina, entre mayo de 2012 y abril de 2013, las
perdidas causadas por el bloqueo a la salud pública cubana serían de 39
millones $ debido a la imperiosa necesidad de adquirir medicamentos e
instrumental en mercados lejanos.
Las
medidas cosméticas tomadas por la Administración Obama en su Primer
Mandato Presidencial siguiendo la estela de la Administración Clinton
(relajación de las comunicaciones y el aumento del envío de remesas a la
isla así como el inicio de una ronda de conversaciones sobre temas de
inmigración), dejaban intacto al bloqueo y no cambian sustancialmente la
política de Washington, aunque reflejaban el consenso de amplios
sectores del pueblo norteamericano a favor de un cambio de política
hacia la Isla auspiciado por la decisión del régimen cubano de terminar
con el paternalismo estatal y permitir la libre iniciativa y el trabajo
por cuenta propia. Sin embargo, la renovación automática por parte de
EEUU por un año más del embargo comercial a la isla atentarían contra el
vigente sistema financiero y político internacional y podrían suponer
para Cuba pérdidas estimadas en cerca de 50.000 millones de $, abocando al régimen de Raúl Castro a la asfixia económica. Así,
Bergoglio habría participado discretamente en la secreta negociación
llevada a cabo entre Cuba y EEUU para romper el deshielo entre ambos
países mediante el intercambio de Alan Gross y un oficial estadounidense
por tres miembros de “Los 5”, seguido de la desaparición de Cuba de la
lista estadounidense de Países Terroristas y de la apertura de Embajadas
con el objetivo último de instaurar las bases de una nueva doctrina
“interpares” en las relaciones bilaterales EEUU-Cuba, siendo
“perentorio” el finiquito de un bloqueo que dura ya 53 años y que corre
el riesgo de convertirse en endémico, con las perniciosos efectos
colaterales que ello podría conllevar.
De
otro lado, Petrocaribe fue creado en 2005 por iniciativa de Venezuela
con el objetivo de suministrar combustibles a los países miembros en
condiciones ventajosas de pago, como créditos blandos y bajas tasas de
interés y estaría integrado por 18 países (incluidos Honduras,
Guatemala, Cuba, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Belice y una
decena de islas del Caribe).La nueva estrategia de EEUU sería estrechar
lazos comerciales y militares con los países de Petrocaribe ante el
peligro de contagio mimético de los ideales revolucionarios chavistas al
depender en exclusiva de la venezolana Petrocaribe para su
abastecimiento energético, empezando por el presidente dominicano Danilo
Medina, no siendo descartable un intento de Magnicidio contra Maduro
que tendría como efectos colaterales el finiquito del Petrocaribe y la
subsiguiente asfixia energética de Cuba.
La miopía geopolítica de Donald Trump
Donald
Trump habría adoptado como leit motiv de su Presidencia eliminar todo
vestigio del legado obamaniano. Así, tras el intento de finiquitar el
Obamacare, el anuncio de revisión del Tratado NAFTA y la retirada de
EEUU del Acuerdo de París contra el Cambio Climático,( medidas
cosméticas fruto de la paranoia personal de Trump que no verán su
plasmación en la legislacion estadounidense por la rotunda oposición de
amplios sectores de la sociedad civil y de la división de la clase
política republicana), el siguiente paso será intentar deshacer los
avances diplomáticos y comerciales alcanzados con Cuba bajo el mandato
de Barack Obama. Los cambios propuestos por la administración Trump
tienen como intención aumentar las regulaciones y la supervisión para
dificultar a las empresas estadounidenses rubricar acuerdos con Cuba así
como para que los estadounidenses continúen viajando al país y serían
fruto de la extenuante presión de los destacados representantes
cubano-americanos Marco Rubio y Mario Díaz-Balart, ambos republicanos. Según
un estudio realizado por Engage Cuba , la nueva política “le costaría
6.600 millones de dólares a la economía estadounidense y afectaría a
12.295 empleos durante el primer mandato de Trump, que concluirá en
enero de 2021 y los estados que serian mas golpeados por un cambio de
política hacia Cuba serían los más cercanos al país caribeño como
Florida, Louisiana, Texas, Alabama, Georgia y Mississippi”.
La jugada geoestratégica de Putin
La
Cámara baja del Parlamento ruso instó a la Asamblea General de la ONU a
reclamar a Estados Unidos que ponga fin al bloqueo económico de más de
medio siglo contra Cuba. Moscú es
actualmente el noveno socio comercial de la Habana con intercambios
valorados en 224 millones de dólares en 2011 y y como prólogo a su
visita, la Duma rusa habría ratificado la condonación de la deuda de
Cuba con la URSS estimada en 35.200 millones $ y el resto (3.520
millones $ será abonado por Cuba
en diez años y reinvertido por Rusia en la economía cubana. Además, tras
el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría con EEUU, Putin ha
empezado a mover las piezas para situarlas estratégicamente en el
llamado “patio trasero” de EEUU.
Así,
Rusia estaría negociando instalar sus bases militares con Cuba,
Venezuela y Nicaragua con el objetivo inequívoco de ampliar el radio
militar ruso según lo expuesto a la agencia de noticias rusa Sputnik por
el Jefe del Comité de Defensa de la Cámara Alta del Parlamento Ruso,
Victor Bóndarev “el establecimiento de una base militar rusa en Cuba en
un contexto de aumento de las agresiones de EEUU, respondería a los
intereses de seguridad Nacional”. En consecuencia, dado que Donald Trump mantendrá intacto el anacrónico embargo sobre la Isla, es inevitable que surja en la Habana el
desapego afectivo respecto a EEUU, vacío que será aprovechado por el
hábil estratega geopolítico Putin para firmar un nuevo tratado de
colaboración militar ruso-cubana (rememorando el Pacto Secreto firmado en 1.960 en Moscú entre Raúl Castro y Jruschov) que
incluiría la instalación de una base de Radares en la abandonada base
militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington y
la instalación de bases dotadas con misiles Iskander, pudiendo
revivirse la Crisis de los Misiles Kennedy-Jruschev (octubre, 1.962) y
la posterior firma con Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas
Nucleares (1962).
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista
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