Los gastos de estados Unidos en materia militar se cuentan por billones de dólares. Se trata de un barril sin fondo
al que ahora Donald Trump propone asignar más recursos. Lo peor es que
la destrucción y muerte que provocan esos dineros ni siquiera terminan
beneficiando a los ciudadanos estadunidenes
La Habana, Cuba. Los conflictos bélicos de Estados Unidos en ultramar desde 2001 costaron más de 4.3 billones (millones de millones) de dólares y la cifra tiende a aumentar en los próximos años, aunque los resultados en ocasiones están por debajo de sus expectativas.
Esas cifras las reveló un estudio reciente del proyecto Costos de la Guerra, subordinado al Instituto Watson para Asuntos Internacionales y Públicos, de la Brown University, aunque según fuentes oficiales en el período se invirtieron poco menos de 2 billones de dólares en dichos conflictos armados.
La autora de la investigación, Neta Crawford, dijo que su objetivo es revelar el verdadero monto que gasta el Pentágono durante los preparativos de las contiendas además de la recuperación posterior, el reemplazo de los equipos, el cuidado de los heridos y la reparación de la infraestructura destruida.
La investigación incluye unos 880 mil dólares en nuevas erogaciones relacionadas con las guerras en Irak, Afganistán, Siria y Pakistán desde 2001, así como unos 780 mil millones en inversiones del Departamento de Seguridad Interna durante el período.
Por otra parte, funcionarios de la Administración solicitaron recientemente otros 70 mil millones de dólares para contingencias en ultramar, como parte de su propuesta de presupuesto federal para el año fiscal 2018, que en total asciende a unos 4 billones de dólares.
Las actuales proyecciones del presidente Donald Trump en materia de defensa y seguridad auguran un alza en asignaciones financieras, en particular tras el agravamiento del conflicto por el desarrollo del programa nuclear y de cohetes balísticos de la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
Las autoridades norcoreanas califican de defensivos sus planes en el área de la energía atómica frente a las amenazas de Washington y sus aliados a quienes acusan de realizar grandes ejercicios que son ensayos de agresión en su contra.
En este sentido, la Casa Blanca pidió recientemente otros 4 mil millones de dólares para los sistemas de defensa antimisiles, con el pretexto de proteger sus tropas y las de Corea del Sur y Japón.
Otro ejemplo de cuánto esta situación incrementa los gastos del Pentágono es el ejercicio que este realizó recientemente en el Pacífico occidental con la participación de tres portaaviones: el Nimitz (CVN-68), el Theodore Roosevelt (CVN-71), y Ronald Reagan (CVN-76), con sus embarcaciones escoltas.
Fuentes especializadas aseguran que el costo de un día de operaciones de uno de estos grandes buques, cada uno de los cuales lleva a bordo un centenar de aeronaves, se acerca a los 2 millones de dólares.
Una parte considerable de esas asignaciones se debe a los más de 24 mil 570 ataques aéreos de Estados Unidos y sus aliados contra posiciones de ese grupo extremista en los dos países.
Pero la presencia de efectivos terrestres estadunidenses en suelo sirio, sin la anuencia de las autoridades de Damasco, quizás implique un costo superior que las fuentes especializadas no mencionan.
Al respecto, el 31 de octubre pasado, en un intercambio con periodistas desde Kuwait, el general James Jarrard, responsable de las unidades de operaciones especiales en Siria, señaló que el número de efectivos en esta última nación árabe asciende a 4 mil.
Según el Post, en Irak hay poco más de 5 mil 200 soldados estadunidenses, de acuerdo con informes gubernamentales, pero algunos expertos aseguran que la cantidad es muy superior.
Además, decenas de miles de civiles afganos fallecieron durante casi 16 años de guerra, a pesar de lo cual no se vislumbra el fin del conflicto.
El presidente Trump anunció el 21 de agosto pasado nuevas directrices para Afganistán y el sur de Asia, las que según expertos, tendrán un costo impagable para la economía estadunidense en los próximos años. A pesar de todos los gastos y del esfuerzo bélico de Washington y sus aliados, el Talibán aún está lejos de ser derrotado, cada vez gana más terreno –ahora ocupa 60 por ciento del territorio– y se convirtió en un adversario más tenaz de lo que era en 2001, según una valoración reciente del diario The New York Times.
Algunos asesores de Trump abogaban por la retirada total de los 8 mil 400 efectivos militares estadunidenses que desempeñan misiones de asesoría a las Fuerzas afganas y a la vez participan directamente en acciones antiterroristas.
El expresidente George W Bush (2001-2009) fue quien inició la guerra contra Afganistán en octubre de 2001 tras los atentados del 11 de septiembre; y durante la Administración Obama, el número de efectivos en suelo afgano llegó a los 100 mil.
La decisión se estudia en medio de las fuertes tensiones entre Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea, en particular tras las amenazas del presidente Donald Trump de destruir a la nación asiática.
Al respecto, el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general David Goldfein, negó que la medida esté relacionada con un evento específico, sino con la necesidad de prever con suficiente antelación “ante la realidad de la situación global”, de acuerdo con un artículo reciente de la revista Newsweek.
El mando militar estadunidense aún no dio la orden a los bombarderos de permanecer en guardia ininterrumpida, pero según Goldfein ante el actual clima político en la arena internacional, es necesario estar preparados por si los jefes con derecho a hacerlo finalmente lo deciden.
La posible reactivación de este sistema de guardia ininterrumpida provocó rechazo de algunos expertos como Steven Pifer, exembajador de Estados Unidos en Ucrania, para quien resulta muy difícil de explicar el retorno de estas decisiones excesivamente costosas.
Hasta hace 25 años, unos 40 bombarderos estratégicos estadunidenses, equipados con armas nucleares, se mantenían listos para despegar en breves plazos desde 11 bases del Ejército de Estados Unidos en todo el mundo, una medida que fue levantada en 1991 por el entonces presidente George HW Bush, tras la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El proyecto incluye, entre otros acápites, el incremento de unos ocho mil 500 soldados para el Ejército, 5 mil marinos para la Armada, 5 mil 800 en la Fuerza Aérea y 1 mil en la infantería de marina, informó el periódico Military Times el 8 de noviembre pasado.
La propuesta asigna unos 66 mil millones de dólares para operaciones de contingencia en el exterior, la adquisición de 90 nuevos aviones cazas de ataque conjunto y un nuevo tipo de buque de combate en el litoral, al tiempo que elimina polémicos planes para crear un nuevo Cuerpo Espacial.
Esta pieza legislativa presupuestaria aún está pendiente de la aprobación final de los plenarios de la Cámara de Representantes y el Senado en las próximas semanas y tendrá que enfrentar los topes de gastos aún en vigor con el fin de luchar contra los excesos en los déficits fiscales.
Publicaciones especializadas estiman que a pesar de recientes valoraciones optimistas del Pentágono sobre supuestos avances en la lucha contra el Estado Islámico, el volumen total de los gastos en estas y otras contiendas no se corresponde con los resultados que pretende obtener la Casa Blanca en los disímiles teatros de operaciones donde se despliegan sus tropas.
Roberto García Hernández*/Prensa Latina
La Habana, Cuba. Los conflictos bélicos de Estados Unidos en ultramar desde 2001 costaron más de 4.3 billones (millones de millones) de dólares y la cifra tiende a aumentar en los próximos años, aunque los resultados en ocasiones están por debajo de sus expectativas.
Esas cifras las reveló un estudio reciente del proyecto Costos de la Guerra, subordinado al Instituto Watson para Asuntos Internacionales y Públicos, de la Brown University, aunque según fuentes oficiales en el período se invirtieron poco menos de 2 billones de dólares en dichos conflictos armados.
La autora de la investigación, Neta Crawford, dijo que su objetivo es revelar el verdadero monto que gasta el Pentágono durante los preparativos de las contiendas además de la recuperación posterior, el reemplazo de los equipos, el cuidado de los heridos y la reparación de la infraestructura destruida.
La investigación incluye unos 880 mil dólares en nuevas erogaciones relacionadas con las guerras en Irak, Afganistán, Siria y Pakistán desde 2001, así como unos 780 mil millones en inversiones del Departamento de Seguridad Interna durante el período.
Por otra parte, funcionarios de la Administración solicitaron recientemente otros 70 mil millones de dólares para contingencias en ultramar, como parte de su propuesta de presupuesto federal para el año fiscal 2018, que en total asciende a unos 4 billones de dólares.
Las actuales proyecciones del presidente Donald Trump en materia de defensa y seguridad auguran un alza en asignaciones financieras, en particular tras el agravamiento del conflicto por el desarrollo del programa nuclear y de cohetes balísticos de la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
Las autoridades norcoreanas califican de defensivos sus planes en el área de la energía atómica frente a las amenazas de Washington y sus aliados a quienes acusan de realizar grandes ejercicios que son ensayos de agresión en su contra.
En este sentido, la Casa Blanca pidió recientemente otros 4 mil millones de dólares para los sistemas de defensa antimisiles, con el pretexto de proteger sus tropas y las de Corea del Sur y Japón.
Otro ejemplo de cuánto esta situación incrementa los gastos del Pentágono es el ejercicio que este realizó recientemente en el Pacífico occidental con la participación de tres portaaviones: el Nimitz (CVN-68), el Theodore Roosevelt (CVN-71), y Ronald Reagan (CVN-76), con sus embarcaciones escoltas.
Fuentes especializadas aseguran que el costo de un día de operaciones de uno de estos grandes buques, cada uno de los cuales lleva a bordo un centenar de aeronaves, se acerca a los 2 millones de dólares.
La campaña contra el Estado Islámico
Otra guerra que absorbe millonarias sumas de los contribuyentes es la que libra la coalición liderada por Washington contra el Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, cuyo costo total desde agosto de 2014 hasta la fecha supera los 14 mil 300 millones de dólares, con un promedio diario de unos 13 millones 600 mil.Una parte considerable de esas asignaciones se debe a los más de 24 mil 570 ataques aéreos de Estados Unidos y sus aliados contra posiciones de ese grupo extremista en los dos países.
Pero la presencia de efectivos terrestres estadunidenses en suelo sirio, sin la anuencia de las autoridades de Damasco, quizás implique un costo superior que las fuentes especializadas no mencionan.
Al respecto, el 31 de octubre pasado, en un intercambio con periodistas desde Kuwait, el general James Jarrard, responsable de las unidades de operaciones especiales en Siria, señaló que el número de efectivos en esta última nación árabe asciende a 4 mil.
Según el Post, en Irak hay poco más de 5 mil 200 soldados estadunidenses, de acuerdo con informes gubernamentales, pero algunos expertos aseguran que la cantidad es muy superior.
La guerra en Afganistán
Hasta la fecha, el costo total de la intervención estadunidense en Afganistán desde octubre de 2001 supera los 800 mil millones de dólares, en una contienda en la que han muerto más de 2 mil 300 militares estadunidenses y otros 17 mil 674 resultaron heridos.Además, decenas de miles de civiles afganos fallecieron durante casi 16 años de guerra, a pesar de lo cual no se vislumbra el fin del conflicto.
El presidente Trump anunció el 21 de agosto pasado nuevas directrices para Afganistán y el sur de Asia, las que según expertos, tendrán un costo impagable para la economía estadunidense en los próximos años. A pesar de todos los gastos y del esfuerzo bélico de Washington y sus aliados, el Talibán aún está lejos de ser derrotado, cada vez gana más terreno –ahora ocupa 60 por ciento del territorio– y se convirtió en un adversario más tenaz de lo que era en 2001, según una valoración reciente del diario The New York Times.
Algunos asesores de Trump abogaban por la retirada total de los 8 mil 400 efectivos militares estadunidenses que desempeñan misiones de asesoría a las Fuerzas afganas y a la vez participan directamente en acciones antiterroristas.
El expresidente George W Bush (2001-2009) fue quien inició la guerra contra Afganistán en octubre de 2001 tras los atentados del 11 de septiembre; y durante la Administración Obama, el número de efectivos en suelo afgano llegó a los 100 mil.
Alerta nuclear las 24 horas
Otra tarea que Trump prevé implementar en los próximos años, y que tendrá un costo multimillonario, es la posible reactivación del estatus de alerta las 24 horas de cazabombarderos estratégicos B-52 equipados con armas nucleares, una medida que estuvo vigente hasta 1991.La decisión se estudia en medio de las fuertes tensiones entre Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea, en particular tras las amenazas del presidente Donald Trump de destruir a la nación asiática.
Al respecto, el jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, general David Goldfein, negó que la medida esté relacionada con un evento específico, sino con la necesidad de prever con suficiente antelación “ante la realidad de la situación global”, de acuerdo con un artículo reciente de la revista Newsweek.
El mando militar estadunidense aún no dio la orden a los bombarderos de permanecer en guardia ininterrumpida, pero según Goldfein ante el actual clima político en la arena internacional, es necesario estar preparados por si los jefes con derecho a hacerlo finalmente lo deciden.
La posible reactivación de este sistema de guardia ininterrumpida provocó rechazo de algunos expertos como Steven Pifer, exembajador de Estados Unidos en Ucrania, para quien resulta muy difícil de explicar el retorno de estas decisiones excesivamente costosas.
Hasta hace 25 años, unos 40 bombarderos estratégicos estadunidenses, equipados con armas nucleares, se mantenían listos para despegar en breves plazos desde 11 bases del Ejército de Estados Unidos en todo el mundo, una medida que fue levantada en 1991 por el entonces presidente George HW Bush, tras la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El presupuesto del Pentágono para 2018
Negociadores demócratas y republicanos en el Congreso acordaron a principios de noviembre una cifra de 700 mil millones de dólares como presupuesto de defensa para el año fiscal 2018, que comenzó el pasado 1 de octubre, y el aumento de 20 mil militares en el servicio activo.El proyecto incluye, entre otros acápites, el incremento de unos ocho mil 500 soldados para el Ejército, 5 mil marinos para la Armada, 5 mil 800 en la Fuerza Aérea y 1 mil en la infantería de marina, informó el periódico Military Times el 8 de noviembre pasado.
La propuesta asigna unos 66 mil millones de dólares para operaciones de contingencia en el exterior, la adquisición de 90 nuevos aviones cazas de ataque conjunto y un nuevo tipo de buque de combate en el litoral, al tiempo que elimina polémicos planes para crear un nuevo Cuerpo Espacial.
Esta pieza legislativa presupuestaria aún está pendiente de la aprobación final de los plenarios de la Cámara de Representantes y el Senado en las próximas semanas y tendrá que enfrentar los topes de gastos aún en vigor con el fin de luchar contra los excesos en los déficits fiscales.
Publicaciones especializadas estiman que a pesar de recientes valoraciones optimistas del Pentágono sobre supuestos avances en la lucha contra el Estado Islámico, el volumen total de los gastos en estas y otras contiendas no se corresponde con los resultados que pretende obtener la Casa Blanca en los disímiles teatros de operaciones donde se despliegan sus tropas.
Roberto García Hernández*/Prensa Latina
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