Por Karen Villeda
Para Andrea Chapela, quien me enseñó los diarios de Lizzy Bennet
Este año conmemoramos doscientos años de la muerte de Jane Austen, la novelista británica que es leída tanto por los círculos académicos (y mega críticos) como por el público en general. Jane Austen nació el 16 de diciembre de 1773, en el un pueblo inglés llamado Steventon en Hampshire, al sur de Inglaterra. Vivió ahí durante sus primeros veinticinco años y fue donde escribió Orgullo y prejuicio, Sentido y sensibilidad y La abadía de Northanger. Sus padres, George Austen y Cassandra Leigh, eran educados y cultos. Su padre la educó en privado en conjunto con sus seis hermanos. La hermana favorita de Jane era Cassandra. Alguna vez la madre de ambas dijo lo siguiente: “Si a Cassandra le cortaran la cabeza”, su madre observó, “Jane insistiría en compartir su destino”. El resto de sus hermanos también fueron vitales para su formación. El mayor, James, le inculcó el gusto por la lectura, enseñándole lo que sabía de literatura inglesa. Henry, quien vivió en Londres, era quien contactaba a los editores de Jane Austen y negociaba con ellos. Otro de sus hermanos, Francis, formó parte de la Armada británica y fue el modelo para el personaje de Edward Price de Mansfield Park, así como para el Capitán Wentworth o el Almirante Crofton de Persuasión. Su vida escolar en Reading está retratada también en Emma y La abadía de Northanger. Desde temprana edad Jane Austen comenzó a escribir. Cuando tenía doce años, escribía y montaba obras de teatro con sus hermanos. Existen algunos cuadernos con piezas escritas por ella antes de cumplir dieciséis años. Desde ese entonces, manejaba el tono irónico por el que es conocida y que aparece, obviamente, en Sentido y sensibilidad.
Jane Austen, Sentido y sensibilidad, Penguin Clásicos.
Twitter: @KarenVilleda
#leámoslas es la iniciativa lanzada por sopitas.com para cuestionar el sexismo de nuestros hábitos de lectura. ¿Cuántas escritoras leemos? Hagamos cuentas y hagamos cuenta de ellas.
Para Andrea Chapela, quien me enseñó los diarios de Lizzy Bennet
Este año conmemoramos doscientos años de la muerte de Jane Austen, la novelista británica que es leída tanto por los círculos académicos (y mega críticos) como por el público en general. Jane Austen nació el 16 de diciembre de 1773, en el un pueblo inglés llamado Steventon en Hampshire, al sur de Inglaterra. Vivió ahí durante sus primeros veinticinco años y fue donde escribió Orgullo y prejuicio, Sentido y sensibilidad y La abadía de Northanger. Sus padres, George Austen y Cassandra Leigh, eran educados y cultos. Su padre la educó en privado en conjunto con sus seis hermanos. La hermana favorita de Jane era Cassandra. Alguna vez la madre de ambas dijo lo siguiente: “Si a Cassandra le cortaran la cabeza”, su madre observó, “Jane insistiría en compartir su destino”. El resto de sus hermanos también fueron vitales para su formación. El mayor, James, le inculcó el gusto por la lectura, enseñándole lo que sabía de literatura inglesa. Henry, quien vivió en Londres, era quien contactaba a los editores de Jane Austen y negociaba con ellos. Otro de sus hermanos, Francis, formó parte de la Armada británica y fue el modelo para el personaje de Edward Price de Mansfield Park, así como para el Capitán Wentworth o el Almirante Crofton de Persuasión. Su vida escolar en Reading está retratada también en Emma y La abadía de Northanger. Desde temprana edad Jane Austen comenzó a escribir. Cuando tenía doce años, escribía y montaba obras de teatro con sus hermanos. Existen algunos cuadernos con piezas escritas por ella antes de cumplir dieciséis años. Desde ese entonces, manejaba el tono irónico por el que es conocida y que aparece, obviamente, en Sentido y sensibilidad.
¿De qué se trata?
Sentido y sensibilidad también conocida como Sensatez y sentimientos, Juicio y sentimiento o Juicio y sensibilidad es la historia de Elinor y Marianne Dashwood, hermanas que representan respectivamente el “sentido” y la “sensibilidad”. Elinor es la “sensatez” en esta novela. Con tan sólo diecinueve años, es la consejera de su madre y siempre la encontramos capaz de influenciarla en dirección a la prudencia. Cuando la Sra. Dashwood quiere irse de Norland Park, es Elinor quien le impide actuar con prisa. También es ella la que induce a Marianne a mirar las cosas con una luz más tranquila y sensata de lo que es natural para ella, como cuando la hace admitir su impropiedad de ir sola con Willoughby, su galán, a la casa de la señora Smith. Elinor es completamente diferente a Marianne cuando se enamora. Aunque se siente atraída por Edward, Elinor es cautelosa y le dice a su hermana que no se siente segura de su aprecio hacia ella, por lo que se mantiene en un absoluto control de sí misma cuando se da cuenta de que Lucy Steele ha estado comprometida en secreto con su prospecto y concluye que el fulano solamente sintió un enamoramiento breve por ella: “No he necesitado palabras donde las acciones han hablado por sí mismas con tanta claridad”. Eventualmente se descubre la confusión pues el hermano de Edward es quien se casa con Lucy Steele y Elinor es feliz al lado de él porque “el poder de separar dos personas que se quieren tan intensamente no está al alcance de una persona ajena”. Es así que podemos entender que Elinor también es capaz de amar profunda y sinceramente como su hermana Marianne, quien es una especie de caricatura de la heroína hipersensible en la novela de finales del siglo XVIII al decir que: “No podría ser feliz con un hombre cuyo gusto no coincidiera en todo momento con el mío. Tendría que participar en todos mis sentimientos. Los mismos libros, la misma música habría de hechizarnos a los dos”. Sin moderación y siempre demasiado impulsiva, se enamora perdidamente del poco profundo Willoughby. Es franca y honesta, y no puede ni siquiera decir una mentira educada. Cuando Willoughby la abandona, Marianne pierde todo el autocontrol y finalmente se enferma. Al recuperarse, admite a Elinor que Willoughby nunca le propuso casarse con ella. Ella se da cuenta de sus defectos y de la frecuencia con que ha herido a otros. Por fin, siendo sensata, aprecia al coronel Brandon por su verdadero valor y termina por amarlo.¿Por qué leerla?
Porque Jane Austen es una escritora imprescindible. Su estilo, permeado por una fina ironía, es una crítica a las novelas romanticonas del siglo XVIII y contribuyó a la narrativa realista del siglo XIX al introducir la crítica social. Jane Austen desafió al sexismo imperante en el medio editorial porque mantuvo su trabajo en secreto y se sabe que escondía pequeños trozos de papel con los que escribía entre sus bordados. Orgullo y prejuicio fue la primera novela que completó. Tardó diez meses en escribirla y tenía veintiún años. Su padre, apoyándola, envió esta novela a Dodley, una eminente editorial londinense, pero el rechazo fue definitivo y el manuscrito fue depositado en un ático durante once años. Sin embargo, Jane Austen continúo trabajando y escribió Sentido y sensibilidad. En el verano de 1811 se publica vendiendo ciento cincuenta libras en su primer tiraje. Jane Austen tenía treinta y seis años. Fue el primer paso hacia su universalidad. Novelas como Sentido y sensibilidad, la cual es uno de los clásicos de la Literatura, son prueba de que Jane Austen sigue viva. Al hacer un examen detallado de la novela permite ver en cada hermana diferentes aspectos del ser humano y encontramos rasgos con los cuales nos identificamos. El contraste entre los caracteres de las hermanas Dashwood se resuelve con el poder de la decisión, que hace que cada una de ellas encuentre una felicidad duradera: “Deseo, al igual que todos los demás, ser totalmente feliz; pero, al igual que todos los demás, tiene que ser a mi manera”.Jane Austen, Sentido y sensibilidad, Penguin Clásicos.
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Karen Villeda es escritora. Ha publicado un par de libros para niños, uno de ensayos y cuatro poemarios. En 2015 participó en el Programa Internacional de Escritura de la Universidad de Iowa. En POETronicA (www.poetronica.net) explora la relación entre poesía y multimedia. (Ah, y tiene un gato llamado León Tolstói.)Twitter: @KarenVilleda
#leámoslas es la iniciativa lanzada por sopitas.com para cuestionar el sexismo de nuestros hábitos de lectura. ¿Cuántas escritoras leemos? Hagamos cuentas y hagamos cuenta de ellas.
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