I. La historia no se repite. En su transcurso
vuelven a crearse dictadores, autócratas, locos en el poder y, en
ocasiones, hasta nacidos de procesos electorales, como el caso, ahora,
de los estadunidenses que, suponiendo sin conceder que el nazi Donald
Trump haya ganado la Presidencia en las urnas, es el ejemplo más
reciente de los nuevos Césares y, antes que éstos, los espartanos que, a
pesar de sus abusos autoritarios, lucharon contra el despotismo
imperial de los atenienses. Habiendo liquidado a la República de Roma,
los Césares nos ilustran de ese fenómeno que tuvo en Adolf Hitler a su
máxima expresión, con imitadores en Corea del Norte y no pocos
autócratas de América Latina. Trump, empero, es el representante del
nazismo que parece haber resucitado en Francia, España, Alemania,
etcétera. Y ha estado escupiendo sus eructos racistas y su odio a la humanidad que no coincida con su raza blanca –a la
Hitler–, insistiendo en construir un muro en su frontera Sur para
aislarse de América Latina. Constantemente enseña su furia, odio y
prejuicios contra México, con los que se propone atacarnos
económicamente, continuando por Haití, Cuba, África, Egipto y todos los
inmigrantes.
II. Recientemente en una reunión con congresistas estadunidenses, Trump llamó “países de mierda” a más de 100 naciones, entre ellas El Salvador y Haití; para señalar al resto de los migrantes que han llegado a Estados Unidos de América como mano laboral agrícola, industrial, de servicios y otras actividades que le han permitido a ese país seguir siendo una potencia apenas desafiada por China (Ted C Fishman, China, S.A. y cómo la nueva potencia industria desafía al mundo). Pues bien, al nazi Trump le ha dado por defecar por la boca llegando al extremo de insultar a sus propios conciudadanos que no piensan ni actúan como él. Vomita sus heces para descalificar a sus adversarios y enemigos. Y aunque cobarde e hipócritamente desmintió su dicho, fue exhibido por el senador demócrata Dick Durbin, quien, asistente a esa reunión, confirmó que más de una vez Trump soltó sus expresiones de porquería.
III. Así es que Trump, usando su boca a manera de ano, excreta sus amenazas contra el mundo al estilo del nazismo (Benjamín R Barber, El imperio del miedo). Y empezando por derramar su obsesivo odio contra el pueblo mexicano y con sus expresiones de defecar sobre él, está generando un gran terrorismo que lo convierte en un cretino que ha superado a Hitler, Calígula y Nerón, con sus enloquecidas y repugnantes ambiciones. Es tal el encono y aversión de Trump hacia todos aquellos que no pertenezcan a la raza aria que escupe, sin pensar, lo que piensa respecto al resto de la humanidad. Y no solamente expulsa por su boca heces verbales, sino que irremediablemente de un momento a otro dará rienda suelta a su nazismo y el de los ku-kux-klanes, así como el de los estadonidenses que lo apoyan, para llenar de su mierda a todos los pueblos. E impondrá la pax romana de los Césares, a cuya tribuna ha ingresado con sus vulgaridades que apuntan a continuar la pax americana con un nuevo Hitler.
cepedaneri@prodigy.net.mx
II. Recientemente en una reunión con congresistas estadunidenses, Trump llamó “países de mierda” a más de 100 naciones, entre ellas El Salvador y Haití; para señalar al resto de los migrantes que han llegado a Estados Unidos de América como mano laboral agrícola, industrial, de servicios y otras actividades que le han permitido a ese país seguir siendo una potencia apenas desafiada por China (Ted C Fishman, China, S.A. y cómo la nueva potencia industria desafía al mundo). Pues bien, al nazi Trump le ha dado por defecar por la boca llegando al extremo de insultar a sus propios conciudadanos que no piensan ni actúan como él. Vomita sus heces para descalificar a sus adversarios y enemigos. Y aunque cobarde e hipócritamente desmintió su dicho, fue exhibido por el senador demócrata Dick Durbin, quien, asistente a esa reunión, confirmó que más de una vez Trump soltó sus expresiones de porquería.
III. Así es que Trump, usando su boca a manera de ano, excreta sus amenazas contra el mundo al estilo del nazismo (Benjamín R Barber, El imperio del miedo). Y empezando por derramar su obsesivo odio contra el pueblo mexicano y con sus expresiones de defecar sobre él, está generando un gran terrorismo que lo convierte en un cretino que ha superado a Hitler, Calígula y Nerón, con sus enloquecidas y repugnantes ambiciones. Es tal el encono y aversión de Trump hacia todos aquellos que no pertenezcan a la raza aria que escupe, sin pensar, lo que piensa respecto al resto de la humanidad. Y no solamente expulsa por su boca heces verbales, sino que irremediablemente de un momento a otro dará rienda suelta a su nazismo y el de los ku-kux-klanes, así como el de los estadonidenses que lo apoyan, para llenar de su mierda a todos los pueblos. E impondrá la pax romana de los Césares, a cuya tribuna ha ingresado con sus vulgaridades que apuntan a continuar la pax americana con un nuevo Hitler.
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