Israel
expande e intensifica su influencia y su dominio en zonas del sur de
Siria bajo control de la oposición, según indican múltiples fuentes del
área. Tras fracasar en sus pretensiones de que sean los principales
actores de la guerra quienes salvaguarden sus intereses, Israel presiona
ahora para ejecutar la segunda fase de su proyecto de “zona de
seguridad”, un intento de expandir un área “de amortiguación” que abarca
desde los Altos del Golán bajo ocupación hasta las provincias
meridionales sirias de Quneitra y Daraa. La expansión de esta zona de
seguridad evidencia la intención israelí de intervenir más profundamente
en la guerra civil siria. [
Véase mapa
]
The Intercept
ha conocido los detalles de este plan de expansión de la zona de
seguridad a lo largo de un mes de investigación en que ha recabado
informaciones procedentes de diversas fuentes de activistas sirios de
oposición en el sur, figuras opositoras sirias radicadas en Jordania,
fuentes del gobierno sirio y una ONG israelo-estadounidense directamente
involucrada en el proyecto de la zona de seguridad. El objetivo de la zona de seguridad es mantener al ejército sirio y a sus aliados iraníes y libaneses lo más lejos posible de la frontera de Israel y consolidar el control de Israel sobre los Altos del Golán ocupados. Israel se apoderó del Golán sirio en la Guerra de los Seis Días de 1967. La expansión de la zona de amortiguación dificultaría en un futuro las negociaciones sobre el retorno del territorio sirio ya que los Altos del Golán quedarán rodeados de áreas con una determinante influencia israelí.
En los últimos dos años Israel ha estado construyendo la primera fase de una zona de seguridad en el sur de Siria. El proyecto ha permitido al ejército israelí acceder a zonas controladas por la oposición a través de organizaciones humanitarias y personal militar a cambio de suministrar asistencia , tratamiento médico dentro de Israel y productos básicos.
Según algunas fuentes, la segunda fase actualmente en curso incluye entre otras cosas el establecimiento de una zona de amortiguación de 40 kilómetros más allá de los Altos del Golán supervisada por Israel, una fuerza de policía de fronteras siria armada y entrenada por Israel, y una mayor participación israelí en la administración civil de las áreas controladas por la oposición en dos provincias del sur. La expansión del proyecto incluye asimismo asistencia militar a diversas facciones opositoras tanto en Quneitra como en Daraa. También prevé asociaciones con dirigentes de oposición siria, líderes de la sociedad civil, ONGs y funcionarios de salud sobre el terreno para trabajar en proyectos conjuntos de educación, salud y agricultura.
Israel ha atacado reiteradamente territorio sirio supuestamente para mantener las armas avanzadas fuera del alcance de combatientes hostiles como los del Hizbolá libanés. Sin embargo, la zona de amortiguación y su expansión en el contexto de la guerra siria suponen una inversión de mayor calado y a más largo plazo. El verano pasado informamos sobre el creciente apoyo de Israel a una facción rebelde llamada los Caballeros del Golán. Posteriormente, los rebeldes confirmaron en The Wall Street Journal que los pagos en efectivo, que según Israel eran exclusivamente para fines humanitarios, se utilizaron para financiar los salarios de los combatientes y comprar armas y municiones.
Contactado para que valorara la expansión de la zona de seguridad, un funcionario israelí en Nueva York que rechazó dar su nombre, declaró que “[…] es una afirmación ridícula e infundada que Israel esté creando una zona de seguridad. Israel proporciona ayuda humanitaria como parte de sus valores y para ayudar a fortalecer la estabilidad”. Al mencionarle informaciones previas sobre al apoyo israelí a facciones rebeldes sirias en las cercanías de los Altos del Golán, el funcionario se negó a hacer comentarios.
A medida que la guerra se prolonga son más los sirios de áreas opositoras que aceptan a regañadientes la influencia y la intervención de Israel en sus comunidades. “La situación humanitaria aquí es difícil”, explica Abu Omar, activista opositor que vive en la ciudad de Quneitra, controlada por opositores, y que pide no citar su nombre completo. Afirma que en principio la gente está en contra de la intervención israelí en la zona. Aunque él sigue oponiéndose a la presencia de Israel afirma que otros han cambiado su posición: “Cuando Israel ofrece salarios, medicinas, alimentos y agua, a la gente le empieza a gustar y honestamente hoy, no son pocos sino muchos”. Sostiene que “han comprado a la gente con ayuda, aunque no todos los residentes aceptan la intervención israelí”.
El ejército israelí y oficiales de inteligencia comenzaron a ejecutar la segunda fase del proyecto de zona seguridad durante el verano. Empezaron por entrenar y equipar a una fuerza de unos 500 combatientes de oposición del grupo rebelde sirio Caballeros del Golan como fuerza policial fronteriza. Los guardias fronterizos, responsables de la frontera entre la zona de seguridad y los Altos del Golán ocupados por Israel, tendrían tareas de supervisión del área y de información a los israelíes, según una fuente de la oposición siria y según fuentes del gobierno sirio que vigilan la zona.
Está previsto que la fuerza fronteriza patrulle el muro de separación justo al sur de Hadar (ciudad drusa aliada del gobierno) a lo largo de Yabata Jashab, Bir Ayam, Hamadiyah y Quneitra (controladas por la oposición) y que con el tiempo supervisen todo el recorrido hasta Rafid, en la provincia de Quneitra, al sur.
“Es un proyecto israelí en toda regla en el que están invirtiendo dinero y tiempo”, denuncia Abu Ahmad, seudónimo de un activista de la oposición en Yabata Jashab, la misma ciudad donde se encuentran los Caballeros del Golán. “Les han proporcionado M16, fusiles de asalto fabricados en Estados Unidos y utilizados por los israelíes, y vehículos, salarios y formación”.
Los Caballeros del Golán tienen una base militar situada a pocos centenares de metros de la frontera en territorio controlado por la oposición, lo que facilita el acceso al personal israelí.
Hay gente que a la que no le gusta nada este asunto. “Lo que está haciendo Israel en la zona es muy real y muy peligroso para el futuro aquí”, según Abu Ahmad, quien teme que la actividad de Israel opere en detrimento de Siria y de los sirios, como ocurrió con el precedente de la ocupación israelí del sur de Líbano durante 22 años.
La intranquilidad de Israel ante la guerra civil siria deriva de la frenética actividad que se produjo el verano pasado cuando se aplicó un acuerdo de desescalada entre Estados Unidos, Jordania y Rusia, el anuncio de clausura del programa de entrenamiento y equipamiento de la CIA para rebeldes, y la reducción significativa del apoyo jordano a los grupos de oposición que luchan contra el gobierno sirio.
Israel ha expresado públicamente y en privado su desazón por el aumento de la influencia iraní en Siria y la presencia de Hezbolá cerca de su frontera norte. Pero considera que no se ha abordado adecuadamente y no está satisfecho con las garantías que ha recibido, particularmente en las repetidas visitas de sus líderes políticos y de inteligencia a Washington y Moscú, donde no han obtenido un compromiso concreto por parte de sus aliados.
Según una fuente diplomática occidental los funcionarios israelíes han estado presionando para el establecimiento de una zona segura de 40 kilómetros en el sur, han solicitado apoyo a los países europeos y han reclamado a Estados Unidos y Rusia garantías para su aplicación. Aunque Estados Unidos y Rusia confirmaron a los funcionarios israelíes que les importa la seguridad israelí, la solicitud de la zona segura de 40 kilómetros fue rechazada.
Sin embargo, el jefe de gabinete del ejército israelí, Gadi Eisenkot, dejó claro que Israel sigue intentando establecer una zona de 40 kilómetros de ancho libre de toda influencia iraní. Adí lo afirmaba en prensa israelí: “Estamos buscando diversas vías diferenciadas para evitar el afianzamiento iraní dentro de 30-40 km de la frontera. Lo que queremos es llegar al punto en que no haya influencia iraní en Siria, y lo estamos haciendo mediante una iniciativa combinada militar y diplomática”. Una zona de ese tamaño se extendería a lo largo de las provincias de Quneitra y Daraa.
Según comandantes de la oposición siria radicados en Jordania que han tenido acceso a los detalles del acuerdo de desescalada, los israelíes ya han dejado claro que 40 kilómetros ni siquiera serán suficientes. “Básicamente quieren empujar a Hezbolá e Irán hasta Hama”, afirma un comandante con base en Amán.
El recelo israelí por la presencia iraní y de Hezbolá en la zona ha ido en aumento desde que se reveló que Rusia y Estados Unidos tienen previsto mantener el status quo respecto del acuerdo de desescalada en el sur; informaciones israelíes citan al propio ministro de Defensa ruso advirtiendo a los israelíes de que lo de los 40 kilómetros es poco realista.
La preocupación de Israel se ha acentuado tras la ofensiva liderada por el gobierno sirio el mes pasado que produjo la rendición de Beit Yinn, que limita con los Altos del Golán ocupados por Israel, lo que acerca a las fuerzas gubernamentales y sus aliados al territorio controlado por Israel.
Sin embargo, a Israel no solo le preocupa Irán y sus fuerzas aliadas sino también el mantenimiento de su control sobre los Altos del Golán. Israel capturó el territorio de tierra de 1.200 kilómetros cuadrados en 1967 y lo ha ocupado desde entonces. A diferencia de otros territorios que ocupa, Israel anexó oficialmente los Altos del Golán en 1981 en una iniciativa condenada por la comunidad internacional. Aunque Israel ha perseguido durante décadas que se reconozca legitimidad internacional a la anexión, su pretensión de que el Golán sirio sea reconocido internacionalmente como territorio israelí se ha intensificado en los últimos 5 años –en el transcurso de la guerra siria– y ha marcado notoriamente sus relaciones políticas y diplomáticas.
La zona de amortiguación ampliada o “zona de seguridad” dentro de Siria reforzaría la posición israelí según la cual el gobierno sirio no está en posición de reclamar soberanía sobre un territorio que ni siquiera está bajo control de Damasco.
El avance israelí en territorio sirio va parejo al aumento de su actividad en los Altos del Golán ocupados, que incluye la expansión de la actividad de asentamientos israelíes , más inversiones en la infraestructura y en la economía local, inducir a los 20 mil sirios que viven allí a que adopten la ciudadanía israelí y participen en las elecciones locales, y la licencia y aprobación de un controvertido proyecto multimillonario de exploración petrolera, todo con el objetivo de consolidar el control de Israel sobre los Altos del Golán.
Israel está aprovechando la oportunidad de intervenir en Siria en un momento en que algunas facciones opositoras buscan nuevos patrocinadores una vez que sus protectores anteriores –Jordania, a través de su Comando de Operaciones Militares, y Estados Unidos– han modificado su política en Siria.
A finales de julio un pequeño grupo de militares y personal de inteligencia israelí que viajaban en ambulancias hicieron un recorrido por las tierras al oeste de Daraa, según fuentes militares del gobierno sirio. Durante su recorrido, los funcionarios israelíes se reunieron con los comandantes del grupo rebelde nacionalista Liwa Yaydur, vinculado con la coalición informal del Ejército Sirio Libre, así como con al Yaysh al Ababil, que opera bajo el paraguas de Frente Sur, coalición rebelde respaldada por jordanos y estadounidenses.
En septiembre tuvo lugar otra reunión en la ciudad fronteriza de Rafid, en Quneitra, según indican una fuente del gobierno sirio, un comandante rebelde en Jordania y una figura de la oposición de Quneitra. Los líderes del consejo local, los médicos y los comandantes de las milicias, incluidos los de Liwa Yaydur, los Caballeros del Golán y el Frente de Revolucionarios Sirios, se reunieron con un representante israelí para dicutir sobre una futura cooperación.
“Hay algunos del Frente Sur que ahora trabajan con Israel, y lo mismo pasa con las facciones del Ejército Sirio Libre, que aceptan dinero y armas”, según Abu Ahmad, activista de la oposición. “Jordania dejó de enviarles armas y han recurrido a Israel”.
La presencia israelí más allá de la frontera comienza a ser públicamente evidente. Un video recientemente publicado por la agencia de noticias SMART mostraba a al grupo División Ahrar Nawa, vinculado al Ejército Sirio Libre, con base en Daraa, utilizando cohetes israelíes.
Varios comandantes veteranos del Frente Sur con base en Jordania y activistas de la oposición siria en Quneitra confirmaron a The Intercept que Liwa Yaydur, Liwa Saif al Sham y Yaysh al Ababil reciben ayuda de Israel.
“Sí, están recibiendo cierto nivel de ayuda de Israel, y también otros grupos, especialmente los del Frente Revolucionario Sirio (coalición de otras facciones rebeldes) a quienes Israel tiene actualmente en sus manos”, según un comandante opositor en Amán. “Y ya estamos empezando a ver que la ayuda israelí también está llegando a Daraa. Hay suficiente ayuda pero eso es porque la gente es pobre y cuando les ofreces algo no lo pueden rechazar”.
Ansioso por emular el éxito de Turquía en consolidar su influencia a largo plazo delegando en grupos de oposición en áreas que lindan con su frontera, Israel intenta hacer lo mismo en el sur de Siria, no solo a través de grupos armados, sino también trabajando en estrecha colaboración con los ayuntamientos locales en temas de salud, seguridad, infraestructura y educación.
Amaliah es una ONG israelí fundada por el empresario estadounidense-israelí Moti Kahana, con presencia en Quneitra, en la zona de amortiguación decretada en 2016 por Naciones Unidas entre el Golán ocupado por Israel y el territorio controlado por el régimen sirio. La ONG trabaja en la actualidad con socios locales de Daraa y pretende expandir su misión de la zona de seguridad más interiormente en Siria. Si bien la mayoría de los proyectos de Amaliah se ubican en el sur, el propio Kahana ha señalado que no es ajeno al norte de Siria controlado por la oposición. Recientes informaciones de prensa han dado cuenta de la participación de Amaliah en el establecimiento de una escuela en la ciudad norteña de Idlib controlada por la oposición.
“Cuando comencé a ayudar a los sirios a fines de 2011, empecé por Idlib”, dice Kahana. “Me costó mucho tiempo que [mi papel] fuera reconocido públicamente en el norte. Nadie allí quería relacionarse con un israelí”.
Kahana dice que cuando trascendió en los medios la historia de la escuela, los activistas de la oposición en Idlib negaron cualquier participación israelí en la zona, y la propia escuela le contactó para pedirle que negara su propia participación. “Estaban asustados por la reacción de Nusra, que es quien controla el área”, dice Kahana, refiriéndose al Frente Nursa, un grupo yihadista sirio. “Ahora [la escuela] me están pidiendo que diga que estoy involucrado con la esperanza de que eso detenga el bombardeo de los rusos en el área”.
Mientras tanto, en el sur, Amaliah, en asociación con las autoridades israelíes, ha podido trabajar con los consejos de oposición locales casi sin trabas, lo que Kahana describe como el éxito de la aplicación y la finalización de la “fase uno” de la zona de amortiguación: un área de 10 kilómetros de extensión en territorio sirio donde pueden operar tanto ONGs y personal militar israelíes.
“En el sur es mucho más fácil”, asegura Kahana. “Recibo listas desde dentro, y también los israelíes acuden a mí con peticiones”. Eso me resulta algo más fácil porque como los israelíes ya están allí presentes, conocen a la gente e incluso ya hablan con ellos. Aunque reciba listas desde el interior, las gestiono a través de los israelíes porque ellos saben de qué va todo”.
Según Kahana, en la actualidad Israel trabaja en la ejecución de la segunda fase de la zona de seguridad con la expansión a Daraa. “Puedo afirmarlo”, dijo Kahana cuando se le preguntó acerca de la expansión de la zona de seguridad. “Hubo algunos problemas políticos porque era difícil que Daraa se asociara con los israelíes”, y cita que el principal obstáculo para los grupos de oposición y los civiles que residen en la provincia sur occidental son los agravios históricos y el rechazo hacia Israel. “Ha costado un poco más que acepten suministros a través de la frontera israelí e incluso que trabajen con los israelíes, pero les dije a esos grupos que vieran lo qué hicimos con la primera etapa de la zona segura y su éxito”.
Kahana dijo que tenía una relación de trabajo con varios de los grupos de oposición locales en Daraa, así como con ONG locales, como Rahma Relief, y médicos locales sobre el terreno. Después de la publicación de este artículo, Rahma Relief ha negado tener contacto con Kahana más allá de las redes sociales. “No tenemos nada que ver con Kahana; no es más que un tipo que nos sigue en Facebook”, dijo Adib Chuiki, un alto cargo de Rahma Relief.
“Para 2018 quiero establecer dos escuelas, una en Daraa y otra en Quneitra, y un hospital dentro de Quneitra que funcione”, dijo Kahana. “Ya he empezado con los trámites en la zona”.
Actualización a 26 de enero de 2018
Esta investigación contaba inicialmente con una referencia a una organización que supuestamente había trabajado con una entidad asociada al gobierno israelí. Esta organización, a la que lamentamos no haber contactado antes de la publicación, cuestionó la afirmación de la fuente después de que se publicase este artículo y ha reclamado a The Intercept que elimine la breve referencia a la organización. El artículo se ha actualizado para eliminar dicha referencia. El artículo también se ha actualizado para incluir la reunión en la ciudad de Rafid.
Actualización a 29 de enero de 2018
Esta historia se ha actualizado para incluir la negación de Rahma Relief al respecto de su relación de trabajo con Kahana.
Fuente: https://theintercept.com/2018/01/23/israel-syria-safe-buffer-zone-golan-heights/
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.
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