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reporteindigo.comLa defensa civil del voto
Gibrán Zafra
La mañana del próximo lunes 2 de julio, los mexicanos podrían
despertar con más preguntas que respuestas; entre más incertidumbre que
certeza. La elección será un gran reto, pues se trata de los comicios
más grandes de la historia del país: un desafío descomunal.
Las instituciones del Estado deberán estar a la altura. Los candidatos estarán obligados a respetar la ley. Los políticos y los partidos tendrán que demostrar madurez en su comportamiento. Y los ciudadanos acudirán a las urnas a ejercer su derecho, pero también deberán convertirse en los vigilantes de las votaciones. Los celadores de la democracia.
Dieciocho años después, el domingo 2 de julio del 2006, millones de mexicanos acudieron a las urnas en un ambiente de división. Dos candidatos se disputaban la victoria. Entonces llegó el día, los votos, el conteo y el resultado. Otra vez un escenario conocido: la incertidumbre. Hubo un ganador, pero un gran sector del país se quedó con la pregunta de quién fue el que realmente triunfó.
Los comicios de este 2018 son un gran reto para el árbitro electoral. El INE llega a su máxima prueba con una desconfianza que pone en duda su capacidad. Encuestas recientes indican que más de la mitad de los mexicanos confía poco o nada en el órgano encabezado por Lorenzo Córdova.
Ante la historia electoral del país, los factores y la presión que implica un proceso de ese tamaño, surge el esfuerzo ciudadano. Organizaciones civiles, investigadores, universidades públicas y privadas, activistas y personas comunes y corrientes se han orquestado para crear proyectos alternos que buscan que el país pueda tener certeza de lo que ocurrirá en ese histórico día.
Buscan convertirse en los defensores del voto que abonen a dejar atrás las épocas de irresolución en la democracia mexicana.
Las instituciones del Estado deberán estar a la altura. Los candidatos estarán obligados a respetar la ley. Los políticos y los partidos tendrán que demostrar madurez en su comportamiento. Y los ciudadanos acudirán a las urnas a ejercer su derecho, pero también deberán convertirse en los vigilantes de las votaciones. Los celadores de la democracia.
El 1 de julio cerca de 89 millones de mexicanos irán a las urnas y votarán para elegir a quienes ocuparán más de 3 mil 400 cargos de elección popular en todo el paísEl elector que hoy cuenta con más de 47 años aún tiene en la memoria ese sabor de boca a duda. Corría el año de 1988 y la ciudadanía salió a votar un miércoles 6 de julio. Al otro día el caos. El no saber qué ocurrió con los sufragios. Había un ganador y un país lleno de cuestionamientos.
Dieciocho años después, el domingo 2 de julio del 2006, millones de mexicanos acudieron a las urnas en un ambiente de división. Dos candidatos se disputaban la victoria. Entonces llegó el día, los votos, el conteo y el resultado. Otra vez un escenario conocido: la incertidumbre. Hubo un ganador, pero un gran sector del país se quedó con la pregunta de quién fue el que realmente triunfó.
Los comicios de este 2018 son un gran reto para el árbitro electoral. El INE llega a su máxima prueba con una desconfianza que pone en duda su capacidad. Encuestas recientes indican que más de la mitad de los mexicanos confía poco o nada en el órgano encabezado por Lorenzo Córdova.
Más de la mitad de los mexicanos confía poco o nada en el INE, órgano encargado de organizar las eleccionesEl 1 de julio, un potencial de 89 millones de mexicanos, más de la mitad de ellos menores de 39 años, elegirán a quienes ocuparán cerca de 3 mil 400 cargos, entre ellos al próximo presidente de la República, a 9 gobernadores de los estados de Guanajuato, Jalisco, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Chiapas, Yucatán y Tabasco así como la renovación del Congreso federal y de varios estatales, entre otros.
Ante la historia electoral del país, los factores y la presión que implica un proceso de ese tamaño, surge el esfuerzo ciudadano. Organizaciones civiles, investigadores, universidades públicas y privadas, activistas y personas comunes y corrientes se han orquestado para crear proyectos alternos que buscan que el país pueda tener certeza de lo que ocurrirá en ese histórico día.
Buscan convertirse en los defensores del voto que abonen a dejar atrás las épocas de irresolución en la democracia mexicana.
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