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rebelion.orgAfCFTA, el nacimiento de la zona de libre comercio más grande del mundo, un punto de inflexión para África
AfCFTA, el nacimiento de la zona de libre comercio más grande del mundo, un punto de inflexión para África
Hace
poco, varios jefes de estado y de gobierno africanos fimaron la
creación de lo que será la zona de libre comercio más grande del mundo:
el Área de Libre Comercio del África Continental o AfCFTA (según sus
siglas en inglés, African Continental Free Trade Area). Aunque los
ánimos todavía están por las nubes, resulta relevante reflexionar acerca
de lo que realmente significa este hito y comentar ciertos aspectos que
requieren especial atención.
Introducción
Estamos en Ruanda el 21 de marzo de 2018, en una Kigali limpia y radiante. 44 jefes de estado y de gobierno africanos (o sus representantes) se reúnen para firmar la creación de la zona de libre de comercio más grande del mundo, el Área de Libre Comercio del África Continental o AfCFTA. Esta vez tenemos que enorgullecernos de nuestros líderes africanos, que han firmado siguiendo el espíritu del panafricanismo. Dejemos a un lado a los 11 líderes que todavía no han firmado lo que supone el muy esperado punto de inflexión en la transformación estructural de África. Pese a que los ánimos todavía están por las nubes, es importante reflexionar acerca de lo que significa este hito en la implementación de la Agenda 2063 y comentar ciertos aspectos que requieren especial atención.
¡Cuidado, afropesimistas! Tendréis que enfrentaros a un bloque de comercio de más de mil millones de personas, de las cuales un 60% son una juventud incansable e innovadora. Sin duda alguna, una fuerza que tendréis que tener en cuenta. Podemos concluir con suficiente seguridad que, por fin, el «elefante gigante» africano que dormía en las praderas y en los bosques africanos ha despertado y es imparable. En pocas palabras, cuando los parlamentos africanos ratifiquen el tratado del AfCFTA, el pueblo, las ideas, los servicios y los bienes africanos podrán moverse libremente por la cuna de la humanidad, desde el Cabo hasta el Cairo, pasando por Somalia y Nigeria. Todavía sigo preguntándome por qué el país más poblado de África, con casi 180 millones de personas, duda a la hora de firmar el tratado de libre comercio. Está claro que los beneficios de un bloque de comercio continental son inconmensurables.
Tampoco debemos subestimar los dividendos políticos y la paz que se pueden destilar de un posible gran mercado africano. Gracias a este sentido de propósito común, de unidad y de libre movimiento del pueblo africano (tanto en el continente como en la diáspora), creo que es el momento de celebrar la africanidad. Es el albor de una nueva era de renacimiento africano y afrooptimismo. No perdamos este impulso.
El trasfondo del AfCFTA
El camino hacia la obtención de una zona continental de libre comercio es parte del sueño panafricano que se remonta a genios como George Padmore, Du Bois, Nkrumah, Patrice Lumumba, Jomo Kenyatta, Albert Lithuli, Julius Nyerere, Frantz Fanon o Amilcar Cabral, por nombrar a unos pocos. El marco filosófico que engloba al AfCFTA es, sin ningún atisbo de duda, panafricano. De hecho, Issa Shivji habla del panafricanismo con evidente pasión: «Es la africanidad de mi pueblo la que nos vincula emocionalmente y la que crea este conjunto de percepciones, convicciones, emociones y sentimientos, asociados al fenómeno conocido como nacionalismo. De esta forma, el nacionalismo africano es el panafricanismo. No hay y no puede haber un nacionalismo africano que no sea el panafricanismo». [[i]] Esta emoción política y el sentimiento intenso de ser africano ha provocado un movimiento radical que ha consolidado la solidaridad política para todos los pueblos africanos.
A medida que África pugnaba por liberarse de las ataduras del colonialismo, el pensamiento nacionalista africano emergió como una fuerza contra el imperialismo y su principal objetivo era la unidad africana. Por tanto, no resulta sorprendente que el panafricanismo fuese desarrollado por africanos famosos en la diáspora durante el siglo XIX, tanto afroamericanos como afrocaribeños, como Henry Sylvester Williams, George Padmore, W. E. B Du Bois y C. L .R. James. Sus principales preocupaciones eran de índole racial y cultural, y luchaban por la igualdad de razas y la no discriminación. Algunas frases destacadas de los Congresos Panafricanos bastarán para hacernos una idea. En el congreso de 1923 se dijo lo siguiente: «En resumen, pedimos al mundo que a la gente negra se la trate como a seres humanos». La Federación Panafricana se formó en Reino Unido en 1945 y esta organizó el Quinto Congreso Panafricano en Manchester en ese mismo año. En ese congreso, se pidió la independencia de África y se acuñó el eslogan: «África para los africanos». Es importante recordar que los líderes de ese congreso fueron Kwame Nkrumah de Ghana y Jomo Kenyatta de Kenya. También hay que destacar que el aspecto económico del panafricanismo se capturó con mucho acierto en una de las resoluciones de dicho congreso: «Condenamos el monopolio del capital y el dominio de la riqueza privada y la industria que solo busquen el beneficio privado. Sin embargo, le damos la bienvenida a la democracia económica y la consideramos la única democracia real».
Aunque en ningún caso se puso en tela de juicio la pasión y el apego por la unidad africana, sí hubo mucho debate en torno a los medios para lograrla. Por un lado, Nkrumah deseaba crear una unión política de pleno derecho, que incluso llegó a nombrar los Estados Unidos de África. Por otro, Nyerere prefería una unificación gradual que empezaría en bloques regionales, como la Comunidad de África del Este (EAC, según sus siglas en inglés, East African Community). Tras varias conferencias y la independencia de Ghana en 1957, en 1961 se creó en Addis Abeba (Etiopía) la Carta de la Organización para la Unidad Africana (OUA), en la que participaron 32 estados africanos. Con la creación de esta organización y ya con la independencia de varios países africanos, el grito del panafricanismo redujo un tanto su tono, puesto que se había obtenido la integridad territorial y la soberanía de los estados africanos. Además, también se aplicó el principio de no interferencia en los asuntos internos de cada país.
No obstante, los líderes africanos no lograron alcanzar unos de los principales objetivos: liberar a África del colonialismo y de sus efectos a la par que se construía la unidad africana. Nkrumah y muchos otros apuntaron, con acierto, que no se podía hacer frente al colonialismo sin desmantelar la balcanización de África en estados pequeños e inviables. La otra meta que todavía debe alcanzar el continente africano, en cuanto a la visión panafricanista, es: ¿qué deberíamos lograr primero? ¿La unión política o la unión económica? Nkrumah lo simplificó de la siguiente manera: «Buscad primero la unión política y la unión económica irá llegando con ella». Pues bien, tras la constitución de la Unión Africana (UA) en 2001, el siguiente objetivo era la unión económica. Por fin, la Declaración de Kigali del 21 de marzo de 2018, en la décima Cumbre Extraordinaria de la UA, es el paso más importante hacia la unión económica del continente africano.
La verdad es que el AfCFTA ha tardado en llegar. Los jefes de estado y gobierno ya habían declarado esta intención en el Plan de Acción de Lagos en 1980. Once años más tarde, en 1991, el Tratado de Abuja establecía la Comunidad Económica Africana y desde entonces no se había logrado mucho más, excepto la celebrada Agenda 2063. Si echamos un vistazo a algunas de las aspiraciones de la Agenda 2063, podremos ver que se estaba intentando lograr la visión panafricana: [[ii]] Aspiración 1: un África próspero que esté basado en el crecimiento inclusivo y en el desarrollo sostenible. Aspiración 2: un continente integrado, políticamente unido y basado en los ideales del panafricanismo. Aspiración 7: un África que sea un actor global, influyente, fuerte, unido y resiliente. La séptima aspiración es la más cercana al nacimiento del AfCFTA.
¿Qué implica el AfCFTA para el continente africano?
Se estima que el AfCFTA englobará a 55 estados miembros, cuyo Producto Interior Bruto (PIB) combinado alcanzará más de 2 billones de dólares estadounidenses. Se espera que el comercio dentro de África crezca un 50% en días venideros. Además, no cabe duda de que eliminar las barreras de comercio entre los estados africanos mejorará la integración africana, reducirá los aranceles comerciales y, a la larga, logrará que África pueda competir con otras potencias económicas como China, India, los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Europea (UE). La explotación de los pequeños países africanos por su bajo poder de negociación ha llegado a su fin. No obstante, hay que lidiar con el hecho de que algunos estados africanos tienen economías más grandes y poderosas que otras, cuyas economías son más débiles. Pero, por desgracia, esto ocurre también en la UE. Lo que está claro es que, a la larga y en conjunto, todos se beneficiarán. El coste del comercio dentro de África será mucho menor que el comercio internacional con otros países. Pero el principal beneficio del AfCFTA es el libre movimiento de personas, bienes y servicios entre los estados africanos.
Por otra parte, se espera que en África haya alrededor de 2 mil millones y medio de personas para 2050. Con esta cifra, que se considera un dividendo demográfico, África podría convertirse en el continente con la mayor cantidad de población trabajadora en todo el mundo (un 26%). También se estima que la economía de África crecerá el doble de rápido que la del mundo desarrollado. De hecho, Faki Mahamat, el Presidente de la Comisión de la UA, ya defendió los beneficios de la integración económica del AfCFTA y expuso su opinión al respecto: «La integración económica responde no solo a las aspiraciones propias del panafricanismo, sino también a un imperativo práctico que está férreamente vinculado a la viabilidad económica del continente». ¿Por qué tendríamos que pagar más por comerciar dentro de África que por exportar fuera del continente?
Con respecto al presidente Paul Kagame, que fue el anfitrión de la histórica cumbre de Kigali, él ve mucho beneficio en el proyecto, además de dignidad y prosperidad para todos los africanos: «Está en juego la dignidad y el bienestar de los agricultores, trabajadores y empresarios africanos, y especialmente las mujeres y la juventud. La promesa de libre comercio y movimiento en el continente significa prosperidad para todos los africanos, porque priorizamos la producción de servicios y bienes con valor añadido que son “Made in Africa” [Hechos en África]». Y cuando Paul Kagame, ahora Presidente de la UA, habla, más vale tomarlo muy en serio. Kagame se ha esforzado por lograr que la UA sea autosuficiente y sea capaz de proporcionar fondos a sus principales programas. Si él puede proporcionar el mismo rigor y el mismo orden que ha establecido en Ruanda tras el genocidio a todo África, la dignidad del pueblo africano podrá verse restaurada mucho antes de lo que creíamos.
Con el AfCFTA, ha nacido un África sin límites ni fronteras. En el momento en el que 22 países ratifiquen el tratado, entrará en vigor. Puede que tarde unos meses en cruzar este gran continente, pero ya se ha dado el primer (y el más importante) paso.
¿Cómo maximizar los beneficios del AfCFTA?
En línea con la Agenda 2063 de la UA, los principales aspectos estratégicos en los que nuestros países deberían centrarse son: ciencia, tecnología e innovación; agricultura moderna para incrementar la productividad; infraestructura de categoría mundial en todo África (presas hidroeléctricas, trenes de alta velocidad, buenas tecnologías de comunicación e información, cielos abiertos para las aerolíneas africanas, etc.), y personal capaz y formado en tecnologías de la información e innovación.
Lo cierto es que África todavía está rezagado en cuanto a industrialización se refiere, pero se está trabajando en algunas políticas para cambiar esta situación. [[iii]] Si queremos que haya una industrialización masiva en todo África, hacen falta mecanismos innovadores para la financiación del continente. [[iv]] En muchos casos, la financiación no está bien coordinada. Por otra parte, los actuales socios para el desarrollo del continente tendrán que armonizar sus políticas de financiación para que vayan en la misma línea que las aspiraciones africanas como bloque económico. Entre las estrategias innovadoras para financiar África que se barajan están: la movilización de recursos financieros domésticos (los ingresos por el petróleo, metales y minerales), la detención de los flujos financieros ilícitos y el capital privado.
En términos de capacidades, África tiene un montón de instituciones que pueden desarrollar capacidades, como la Fundación para el Desarrollo de Capacidades Africanas (ACBF, según sus siglas en inglés, African Capacity Building Foundation), con base en Harare, Zimbabue; el Banco Africano de Desarrollo (BAFD); el Instituto para la Paz y los Estudios de Seguridad (IPSS, según sus siglas en inglés, Institute for Peace and Security Studies), con base en Addis Abeba, Etiopía; la Comisión Económica para África (CEPA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Aparte de esto, hay cientos de universidades africanas. Si todas estas instituciones colaboran y armonizan sus investigaciones y políticas para centrarse en soluciones que sirvan al continente africano, se pueden lograr muchísimas cosas. Más que nada porque parece que ciertas instituciones, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el BAFD, el PNUD, la CEPA y muchas otras llevan al continente africano hacia una serie de políticas de dirección y desarrollo un tanto divergentes. ¿Cómo es que las políticas de desarrollo en África no dejan de cambiar cuando los problemas de la pobreza, la desigualdad, el analfabetismo y las enfermedades son constantes?
Con el cambio de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a los Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), se ha establecido en África un nuevo enfoque que se centra en un desarrollo sostenible integrado y coherente. [[v]] Pese a que algunos de esos enfoques destilan elementos que pertenecen a la agenda neoliberal, África todavía puede sacar algo de provecho de ellos. En ningún caso se debería abandonar el enfoque de los ocho ODM, que pretendían erradicar la pobreza y el hambre extrema; lograr la educación primaria universal; promocionar la igualdad de género y empoderar a las mujeres; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el SIDA, la malaria y otras enfermedades; asegurar la sostenibilidad del medio ambiente, y desarrollar una sociedad global para el desarrollo. De hecho, el AfCFTA permitirá que los países puedan alcanzar estos objetivos con mayor rapidez.
No hace falta inventar la pólvora para establecer prioridades y políticas de desarrollo. De entre la impresionante lista de 17 ODS, creo que hay que dar prioridad a los siguientes: [[vi]] Objetivo 1: acabar con la pobreza en todas sus formas y en todas partes (ya no se trata de reducirla, sino de acabar con ella) para 2030; Objetivo 2: acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria y una nutrición mejorada y promover la agricultura sostenible. Objetivo 4: asegurar una educación de calidad inclusiva e igualitaria y promover una formación permanente para todos (educación primaria y secundaria libre, igualitaria y de calidad); Objetivo 5: lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. Objetivo 7: asegurar el acceso a energía moderna, sostenible, fiable y asequible para todos; Objetivo 9: construir infraestructuras resilientes, promover una industrialización inclusiva y sostenible y mejorar la innovación (incluyendo infraestructuras regionales y transfronterizas); Objetivo 10: reducir la desigualdad en los países. Objetivo 11: hacer que las ciudades y los asentamientos humanos sean más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles; Objetivo 15: proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de manera sostenible, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de la tierra y la biodiversidad. Objetivo 16: promover una sociedad pacífica e inclusiva con un desarrollo sostenible, proporcionar acceso a la justicia para todos y desarrollar instituciones inclusivas, efectivas y responsables a todos los niveles. Este objetivo incluye el estado de derecho, la reducción de los flujos financieros y de comercio de armas ilícitas, reforzar la recuperación y el retorno de activos robados y reducir la corrupción y los sobornos para lograr unas instituciones efectivas, responsables y transparentes a todos los niveles.
A estos objetivos podríamos añadir una gran inversión en turismo y el aprovechamiento del libre movimiento de pueblos. El turismo dentro de África necesita una mejora: muy pocos africanos hacen viajes turísticos dentro del continente, por las restricciones de visado y los costes de los vuelos. Con suerte, esto mejorará cuando el libre movimiento de personas sea más sencillo gracias a la política continental de obtener el visado a la llegada.
Con respecto a la política de industrialización y urbanización, CEPA ha llevado a cabo una investigación impresionante que tiene que traducirse en políticas individuales para cada país: Urbanisation and Industrialisation for Africa’s Transformation (2017); Transformative Industrial Policy for Africa (2016), y Greening Africa’s Industrialisation (2016).
Otro aspecto en el que hay que centrarse es la integración regional, para mejorar la innovación y la competitividad. Algunos de los bloques regionales ya existentes como la Comunidad Africana Oriental (CAO), la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS, según sus siglas en inglés, Economic Community of West African States), la Comunidad de Estados del Sahel Sahariano (CEN-SAD) o la Unión del Magreb Árabe ya ratificaron protocolos de libre movimiento de personas que adoptaron hasta un 60% de los miembros de los respectivos bloques. [[vii]] A medida que África se va volviendo un destino de inversión atractivo, hay que prestar atención a las políticas de inversión y a los tratados de inversión dentro de África y cómo estos pueden afectar a la integración regional. [[viii]] Está claro que se llevarán a cabo reformas para crear un clima propicio para la inversión y, sobre todo, eliminar las políticas proteccionistas, las transiciones políticas impredecibles y mejorar el estado de derecho. En esta línea, resulta especialmente importante resolver el problema de los tratados que ofrecen mayor protección y derechos a los inversores extranjeros (ya que se ha hecho, en ocasiones, cuando ha habido corrupción).
Y no debemos olvidarnos de ello: África todavía se enfrenta al desafío de la corrupción y la gobernanza. Se espera que el AfCFTA no se use como vehículo para el libre movimiento de riquezas ilícitas por el continente. Por eso, tenemos que tomarnos en serio el asunto de la gobernanza. Por eso, las recomendaciones políticas del Cuarto Informe de Gobernanza de África son especialmente beneficiosas: hay que mejorar la propiedad y la participación en la planificación del desarrollo, mejorar la transparencia y la responsabilidad, construir instituciones creíbles y con gobernanza, y, en última instancia, mejorar la arquitectura de la gobernanza regional y global. [[ix]]
Las economías africanas necesitan políticas macroeconómicas que les permitan llevar a cabo transformaciones económicas estructurales. Para ello, habrá que realizar una evaluación sincera de los antiguos marcos de políticas de desarrollo que se han implementado desde la década de 1960. ¿En qué se van a centrar las políticas macroeconómicas? [[x]] En primer lugar, es necesario aumentar la inversión pública y el suministro de bienes públicos. Segundo, hay que asegurar la macroestabilidad para atraer y mantener la inversión privada. En tercer lugar, hay que coordinar la inversión y el resto de políticas de desarrollo. Cuarto, necesitamos movilizar los recursos locales y reducir la dependencia de la ayuda. Por último, tenemos que asegurar la sostenibilidad fiscal a través de un proceso de legitimidad fiscal. Por ejemplo, la Comisión Económica para África recomienda lo siguiente para lograr maximizar los beneficios de la integración regional: «Para maximizar los beneficios de la integración regional y de la integración panafricana, hay que coordinar la estrategia de desarrollo y de inversión con cada bloque regional y entre sí (es decir, para todo el continente). De esta manera se podrán generar densas redes de producción que creen trabajos estables de manera equilibrada en toda la región». [[xi]]
Por último, hay que escuchar a los intelectuales que se centran en África y a los afropolitas, que pueden proporcionar críticas constructivas acerca de políticas y prácticas, tanto a nivel teórico como empírico. Hay un montón de centros de investigación en toda África que hacen justamente eso, pero tienen que estar más coordinados y evitar los solapamientos. Entre estos centros, incluimos a la Organización para la Investigación de las Ciencias Sociales en el Este y el Sur de África y al Consejo para el Desarrollo de la Investigación de las Ciencias Sociales en África. En otro orden de cosas, algunos de los obstáculos en las políticas que requieren un análisis riguroso son: [[xii]] la función de la educación superior en África; la propiedad de la tierra y apropiación de tierras; la integración de género; la inversión en la diáspora intelectual; la globalización; la migración y los flujos migratorios entre lo rural y lo urbano; la agricultura y la transformación estructural de África; la economía verde y la transformación económica de África, y la alianza entre lo público y lo privado.
Conclusión: pasos y riesgos
Con el nacimiento del AfCFTA, toca empezar a implementar. El primer paso es, evidentemente, la ratificación del tratado por los respectivos parlamentos. En segundo lugar, hay que reemplazar las restricciones de visados por un visado de llegada para todos los africanos y en todo el continente. Tercero, los africanos en la diáspora tienen que ser parte de este nuevo amanecer y traer sus negocios y las habilidades intelectuales que han refinado durante décadas de vuelta a casa. En cuarto lugar, la participación de la sociedad civil y del sector privado en la implementación del AfCFTA es clave. La integración regional es un proyecto para todos y no solo para unos pocos o para los que están en el poder. Quinto, la conectividad a Internet y los teléfonos móviles son un paso fundamental y hay que poner todo de nuestra parte para que los respectivos países estén conectados.
¿Y cuáles son los riesgos? Pues están todos aquellos que quieren sacar tajada de la integración regional. En primer lugar, están las numerosas milicias armadas que recorren el continente, especialmente en Somalia, República Centroafricana, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y la Nigeria de Boko Haram. Todas ellas son fuerzas negativas y hay que tomar medidas para evitar que estropeen el progreso.
Además, hay que vigilar a los militantes islamistas, como Al Shabab en Somalia, que aprovecharán el libre movimiento para hacer ataques. La otra categoría de riesgos son los políticos hambrientos de poder, que utilizarán el AfCFTA para seguir su propia agenda política egoísta, en vez de promover el bien común de los respectivos países. Es precisamente esta clase de individuos la que usará el libre movimiento de personas, bienes y servicios para establecer flujos económicos ilícitos.
Por otra parte, puede que algunos de los países africanos que son demasiados protectores con sus economías y que siguen un modelo económico en el que todo está controlado por el estado sigan queriendo restringir el uso de las telecomunicaciones, los medios de comunicación y el control de las divisas extranjeras y el sector financiero. No obstante, hay que establecer una serie de reglas y normas para mediar en estos casos. Si África acepta el AfCFTA con entusiasmo y establece mecanismos para maximizar los beneficios que he destacado anteriormente, el continente puede reivindicarse en este siglo XXI. Dejemos que todos los afrooptimistas movilicen sus energías y recursos en favor del nuevo concepto del AfCFTA. El continente está a punto de despegar económicamente. Recordemos que África siempre puede sorprendernos.
Notas:
[i] Issa G. Shivji, Where is Uhuru? Reflections on the Struggle for Democracy in Africa (Nairobi: Pambazuka Press, 2009), pp. 197.
[ii] Véase Agenda 2063: The Africa We Want, First Ten-Year Implementation Plan 2014-2023. (Addis Abeba: UA, 2015), pp. 45-91.
[iii] Véase Arkebe Oqubay, Made in Africa: Industrial Policy in Ethiopia (Oxford: Oxford University Press, 2015).
[iv] Véase Abdalla Hamdok (Ed.), Innovative Financing for the Economic Transformation of Africa, (Addis Abeba: CEPA, 2015).
[v] Véase CEPA, UA, BAFD, PNUD, MDGS to Agenda 2063/SDGs: Transition Report 2016 (Addis Abeba, 2016).
[vi] Ibídem, pp. 114-134.
[vii] UA, CEPA, BAFD, Innovation, Competitiveness and Regional Integration: Assessing Regional Integration in Africa VII (Addis Abeba: ECA, 2016), pp. 29
[viii] Véase CEPA, Investment Policies and Bilateral Investment Treaties in Africa (Addis Abeba: CEPA, 2016).
[ix] CEPA, Measuring Corruption in Africa: The International Dimension Matters. African Governance Report IV (Addis Abeba: ECA, 2016), pp. xiv-xv.
[x] Véase CEPA, Macroeconomic Policy and Structural Transformation of African Economies (Addis Abeba: CEPA, 2016), pp. 35- 52.
[xi] Ibídem, pp. 15.
[xii] Véase Journal of African Transformation: Reflections on Policy and Practice, Volumen 1, Nº1, 2015.
El doctor Odomaro Mubangizi enseña filosofía política y social en el Instituto de Filosofía y Teología de Addis Abeba, Etiopía. Además, también es el decano del Departamento de Filosofía. Por otra parte, también es el editor del boletín de Justice, Peace and Environment.
Texto original en inglés: https://www.pambazuka.org/pan-africanism/afcfta-world%E2%80%99s-largest-free-trade-area-born%E2%80%94africa%E2%80%99s-game-changer
Traducido por Raquel de Pazos Castro y Miguel Borrajo González
Fuente: https://umoya.org/2018/06/10/afcfta-el-nacimiento-de-la-zona-de-libre-comercio-mas-grande-del-mundo-un-punto-de-inflexion-para-africa/
Introducción
Estamos en Ruanda el 21 de marzo de 2018, en una Kigali limpia y radiante. 44 jefes de estado y de gobierno africanos (o sus representantes) se reúnen para firmar la creación de la zona de libre de comercio más grande del mundo, el Área de Libre Comercio del África Continental o AfCFTA. Esta vez tenemos que enorgullecernos de nuestros líderes africanos, que han firmado siguiendo el espíritu del panafricanismo. Dejemos a un lado a los 11 líderes que todavía no han firmado lo que supone el muy esperado punto de inflexión en la transformación estructural de África. Pese a que los ánimos todavía están por las nubes, es importante reflexionar acerca de lo que significa este hito en la implementación de la Agenda 2063 y comentar ciertos aspectos que requieren especial atención.
¡Cuidado, afropesimistas! Tendréis que enfrentaros a un bloque de comercio de más de mil millones de personas, de las cuales un 60% son una juventud incansable e innovadora. Sin duda alguna, una fuerza que tendréis que tener en cuenta. Podemos concluir con suficiente seguridad que, por fin, el «elefante gigante» africano que dormía en las praderas y en los bosques africanos ha despertado y es imparable. En pocas palabras, cuando los parlamentos africanos ratifiquen el tratado del AfCFTA, el pueblo, las ideas, los servicios y los bienes africanos podrán moverse libremente por la cuna de la humanidad, desde el Cabo hasta el Cairo, pasando por Somalia y Nigeria. Todavía sigo preguntándome por qué el país más poblado de África, con casi 180 millones de personas, duda a la hora de firmar el tratado de libre comercio. Está claro que los beneficios de un bloque de comercio continental son inconmensurables.
Tampoco debemos subestimar los dividendos políticos y la paz que se pueden destilar de un posible gran mercado africano. Gracias a este sentido de propósito común, de unidad y de libre movimiento del pueblo africano (tanto en el continente como en la diáspora), creo que es el momento de celebrar la africanidad. Es el albor de una nueva era de renacimiento africano y afrooptimismo. No perdamos este impulso.
El trasfondo del AfCFTA
El camino hacia la obtención de una zona continental de libre comercio es parte del sueño panafricano que se remonta a genios como George Padmore, Du Bois, Nkrumah, Patrice Lumumba, Jomo Kenyatta, Albert Lithuli, Julius Nyerere, Frantz Fanon o Amilcar Cabral, por nombrar a unos pocos. El marco filosófico que engloba al AfCFTA es, sin ningún atisbo de duda, panafricano. De hecho, Issa Shivji habla del panafricanismo con evidente pasión: «Es la africanidad de mi pueblo la que nos vincula emocionalmente y la que crea este conjunto de percepciones, convicciones, emociones y sentimientos, asociados al fenómeno conocido como nacionalismo. De esta forma, el nacionalismo africano es el panafricanismo. No hay y no puede haber un nacionalismo africano que no sea el panafricanismo». [[i]] Esta emoción política y el sentimiento intenso de ser africano ha provocado un movimiento radical que ha consolidado la solidaridad política para todos los pueblos africanos.
A medida que África pugnaba por liberarse de las ataduras del colonialismo, el pensamiento nacionalista africano emergió como una fuerza contra el imperialismo y su principal objetivo era la unidad africana. Por tanto, no resulta sorprendente que el panafricanismo fuese desarrollado por africanos famosos en la diáspora durante el siglo XIX, tanto afroamericanos como afrocaribeños, como Henry Sylvester Williams, George Padmore, W. E. B Du Bois y C. L .R. James. Sus principales preocupaciones eran de índole racial y cultural, y luchaban por la igualdad de razas y la no discriminación. Algunas frases destacadas de los Congresos Panafricanos bastarán para hacernos una idea. En el congreso de 1923 se dijo lo siguiente: «En resumen, pedimos al mundo que a la gente negra se la trate como a seres humanos». La Federación Panafricana se formó en Reino Unido en 1945 y esta organizó el Quinto Congreso Panafricano en Manchester en ese mismo año. En ese congreso, se pidió la independencia de África y se acuñó el eslogan: «África para los africanos». Es importante recordar que los líderes de ese congreso fueron Kwame Nkrumah de Ghana y Jomo Kenyatta de Kenya. También hay que destacar que el aspecto económico del panafricanismo se capturó con mucho acierto en una de las resoluciones de dicho congreso: «Condenamos el monopolio del capital y el dominio de la riqueza privada y la industria que solo busquen el beneficio privado. Sin embargo, le damos la bienvenida a la democracia económica y la consideramos la única democracia real».
Aunque en ningún caso se puso en tela de juicio la pasión y el apego por la unidad africana, sí hubo mucho debate en torno a los medios para lograrla. Por un lado, Nkrumah deseaba crear una unión política de pleno derecho, que incluso llegó a nombrar los Estados Unidos de África. Por otro, Nyerere prefería una unificación gradual que empezaría en bloques regionales, como la Comunidad de África del Este (EAC, según sus siglas en inglés, East African Community). Tras varias conferencias y la independencia de Ghana en 1957, en 1961 se creó en Addis Abeba (Etiopía) la Carta de la Organización para la Unidad Africana (OUA), en la que participaron 32 estados africanos. Con la creación de esta organización y ya con la independencia de varios países africanos, el grito del panafricanismo redujo un tanto su tono, puesto que se había obtenido la integridad territorial y la soberanía de los estados africanos. Además, también se aplicó el principio de no interferencia en los asuntos internos de cada país.
No obstante, los líderes africanos no lograron alcanzar unos de los principales objetivos: liberar a África del colonialismo y de sus efectos a la par que se construía la unidad africana. Nkrumah y muchos otros apuntaron, con acierto, que no se podía hacer frente al colonialismo sin desmantelar la balcanización de África en estados pequeños e inviables. La otra meta que todavía debe alcanzar el continente africano, en cuanto a la visión panafricanista, es: ¿qué deberíamos lograr primero? ¿La unión política o la unión económica? Nkrumah lo simplificó de la siguiente manera: «Buscad primero la unión política y la unión económica irá llegando con ella». Pues bien, tras la constitución de la Unión Africana (UA) en 2001, el siguiente objetivo era la unión económica. Por fin, la Declaración de Kigali del 21 de marzo de 2018, en la décima Cumbre Extraordinaria de la UA, es el paso más importante hacia la unión económica del continente africano.
La verdad es que el AfCFTA ha tardado en llegar. Los jefes de estado y gobierno ya habían declarado esta intención en el Plan de Acción de Lagos en 1980. Once años más tarde, en 1991, el Tratado de Abuja establecía la Comunidad Económica Africana y desde entonces no se había logrado mucho más, excepto la celebrada Agenda 2063. Si echamos un vistazo a algunas de las aspiraciones de la Agenda 2063, podremos ver que se estaba intentando lograr la visión panafricana: [[ii]] Aspiración 1: un África próspero que esté basado en el crecimiento inclusivo y en el desarrollo sostenible. Aspiración 2: un continente integrado, políticamente unido y basado en los ideales del panafricanismo. Aspiración 7: un África que sea un actor global, influyente, fuerte, unido y resiliente. La séptima aspiración es la más cercana al nacimiento del AfCFTA.
¿Qué implica el AfCFTA para el continente africano?
Se estima que el AfCFTA englobará a 55 estados miembros, cuyo Producto Interior Bruto (PIB) combinado alcanzará más de 2 billones de dólares estadounidenses. Se espera que el comercio dentro de África crezca un 50% en días venideros. Además, no cabe duda de que eliminar las barreras de comercio entre los estados africanos mejorará la integración africana, reducirá los aranceles comerciales y, a la larga, logrará que África pueda competir con otras potencias económicas como China, India, los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Europea (UE). La explotación de los pequeños países africanos por su bajo poder de negociación ha llegado a su fin. No obstante, hay que lidiar con el hecho de que algunos estados africanos tienen economías más grandes y poderosas que otras, cuyas economías son más débiles. Pero, por desgracia, esto ocurre también en la UE. Lo que está claro es que, a la larga y en conjunto, todos se beneficiarán. El coste del comercio dentro de África será mucho menor que el comercio internacional con otros países. Pero el principal beneficio del AfCFTA es el libre movimiento de personas, bienes y servicios entre los estados africanos.
Por otra parte, se espera que en África haya alrededor de 2 mil millones y medio de personas para 2050. Con esta cifra, que se considera un dividendo demográfico, África podría convertirse en el continente con la mayor cantidad de población trabajadora en todo el mundo (un 26%). También se estima que la economía de África crecerá el doble de rápido que la del mundo desarrollado. De hecho, Faki Mahamat, el Presidente de la Comisión de la UA, ya defendió los beneficios de la integración económica del AfCFTA y expuso su opinión al respecto: «La integración económica responde no solo a las aspiraciones propias del panafricanismo, sino también a un imperativo práctico que está férreamente vinculado a la viabilidad económica del continente». ¿Por qué tendríamos que pagar más por comerciar dentro de África que por exportar fuera del continente?
Con respecto al presidente Paul Kagame, que fue el anfitrión de la histórica cumbre de Kigali, él ve mucho beneficio en el proyecto, además de dignidad y prosperidad para todos los africanos: «Está en juego la dignidad y el bienestar de los agricultores, trabajadores y empresarios africanos, y especialmente las mujeres y la juventud. La promesa de libre comercio y movimiento en el continente significa prosperidad para todos los africanos, porque priorizamos la producción de servicios y bienes con valor añadido que son “Made in Africa” [Hechos en África]». Y cuando Paul Kagame, ahora Presidente de la UA, habla, más vale tomarlo muy en serio. Kagame se ha esforzado por lograr que la UA sea autosuficiente y sea capaz de proporcionar fondos a sus principales programas. Si él puede proporcionar el mismo rigor y el mismo orden que ha establecido en Ruanda tras el genocidio a todo África, la dignidad del pueblo africano podrá verse restaurada mucho antes de lo que creíamos.
Con el AfCFTA, ha nacido un África sin límites ni fronteras. En el momento en el que 22 países ratifiquen el tratado, entrará en vigor. Puede que tarde unos meses en cruzar este gran continente, pero ya se ha dado el primer (y el más importante) paso.
¿Cómo maximizar los beneficios del AfCFTA?
En línea con la Agenda 2063 de la UA, los principales aspectos estratégicos en los que nuestros países deberían centrarse son: ciencia, tecnología e innovación; agricultura moderna para incrementar la productividad; infraestructura de categoría mundial en todo África (presas hidroeléctricas, trenes de alta velocidad, buenas tecnologías de comunicación e información, cielos abiertos para las aerolíneas africanas, etc.), y personal capaz y formado en tecnologías de la información e innovación.
Lo cierto es que África todavía está rezagado en cuanto a industrialización se refiere, pero se está trabajando en algunas políticas para cambiar esta situación. [[iii]] Si queremos que haya una industrialización masiva en todo África, hacen falta mecanismos innovadores para la financiación del continente. [[iv]] En muchos casos, la financiación no está bien coordinada. Por otra parte, los actuales socios para el desarrollo del continente tendrán que armonizar sus políticas de financiación para que vayan en la misma línea que las aspiraciones africanas como bloque económico. Entre las estrategias innovadoras para financiar África que se barajan están: la movilización de recursos financieros domésticos (los ingresos por el petróleo, metales y minerales), la detención de los flujos financieros ilícitos y el capital privado.
En términos de capacidades, África tiene un montón de instituciones que pueden desarrollar capacidades, como la Fundación para el Desarrollo de Capacidades Africanas (ACBF, según sus siglas en inglés, African Capacity Building Foundation), con base en Harare, Zimbabue; el Banco Africano de Desarrollo (BAFD); el Instituto para la Paz y los Estudios de Seguridad (IPSS, según sus siglas en inglés, Institute for Peace and Security Studies), con base en Addis Abeba, Etiopía; la Comisión Económica para África (CEPA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Aparte de esto, hay cientos de universidades africanas. Si todas estas instituciones colaboran y armonizan sus investigaciones y políticas para centrarse en soluciones que sirvan al continente africano, se pueden lograr muchísimas cosas. Más que nada porque parece que ciertas instituciones, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el BAFD, el PNUD, la CEPA y muchas otras llevan al continente africano hacia una serie de políticas de dirección y desarrollo un tanto divergentes. ¿Cómo es que las políticas de desarrollo en África no dejan de cambiar cuando los problemas de la pobreza, la desigualdad, el analfabetismo y las enfermedades son constantes?
Con el cambio de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a los Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), se ha establecido en África un nuevo enfoque que se centra en un desarrollo sostenible integrado y coherente. [[v]] Pese a que algunos de esos enfoques destilan elementos que pertenecen a la agenda neoliberal, África todavía puede sacar algo de provecho de ellos. En ningún caso se debería abandonar el enfoque de los ocho ODM, que pretendían erradicar la pobreza y el hambre extrema; lograr la educación primaria universal; promocionar la igualdad de género y empoderar a las mujeres; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el SIDA, la malaria y otras enfermedades; asegurar la sostenibilidad del medio ambiente, y desarrollar una sociedad global para el desarrollo. De hecho, el AfCFTA permitirá que los países puedan alcanzar estos objetivos con mayor rapidez.
No hace falta inventar la pólvora para establecer prioridades y políticas de desarrollo. De entre la impresionante lista de 17 ODS, creo que hay que dar prioridad a los siguientes: [[vi]] Objetivo 1: acabar con la pobreza en todas sus formas y en todas partes (ya no se trata de reducirla, sino de acabar con ella) para 2030; Objetivo 2: acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria y una nutrición mejorada y promover la agricultura sostenible. Objetivo 4: asegurar una educación de calidad inclusiva e igualitaria y promover una formación permanente para todos (educación primaria y secundaria libre, igualitaria y de calidad); Objetivo 5: lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas. Objetivo 7: asegurar el acceso a energía moderna, sostenible, fiable y asequible para todos; Objetivo 9: construir infraestructuras resilientes, promover una industrialización inclusiva y sostenible y mejorar la innovación (incluyendo infraestructuras regionales y transfronterizas); Objetivo 10: reducir la desigualdad en los países. Objetivo 11: hacer que las ciudades y los asentamientos humanos sean más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles; Objetivo 15: proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de manera sostenible, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación de la tierra y la biodiversidad. Objetivo 16: promover una sociedad pacífica e inclusiva con un desarrollo sostenible, proporcionar acceso a la justicia para todos y desarrollar instituciones inclusivas, efectivas y responsables a todos los niveles. Este objetivo incluye el estado de derecho, la reducción de los flujos financieros y de comercio de armas ilícitas, reforzar la recuperación y el retorno de activos robados y reducir la corrupción y los sobornos para lograr unas instituciones efectivas, responsables y transparentes a todos los niveles.
A estos objetivos podríamos añadir una gran inversión en turismo y el aprovechamiento del libre movimiento de pueblos. El turismo dentro de África necesita una mejora: muy pocos africanos hacen viajes turísticos dentro del continente, por las restricciones de visado y los costes de los vuelos. Con suerte, esto mejorará cuando el libre movimiento de personas sea más sencillo gracias a la política continental de obtener el visado a la llegada.
Con respecto a la política de industrialización y urbanización, CEPA ha llevado a cabo una investigación impresionante que tiene que traducirse en políticas individuales para cada país: Urbanisation and Industrialisation for Africa’s Transformation (2017); Transformative Industrial Policy for Africa (2016), y Greening Africa’s Industrialisation (2016).
Otro aspecto en el que hay que centrarse es la integración regional, para mejorar la innovación y la competitividad. Algunos de los bloques regionales ya existentes como la Comunidad Africana Oriental (CAO), la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS, según sus siglas en inglés, Economic Community of West African States), la Comunidad de Estados del Sahel Sahariano (CEN-SAD) o la Unión del Magreb Árabe ya ratificaron protocolos de libre movimiento de personas que adoptaron hasta un 60% de los miembros de los respectivos bloques. [[vii]] A medida que África se va volviendo un destino de inversión atractivo, hay que prestar atención a las políticas de inversión y a los tratados de inversión dentro de África y cómo estos pueden afectar a la integración regional. [[viii]] Está claro que se llevarán a cabo reformas para crear un clima propicio para la inversión y, sobre todo, eliminar las políticas proteccionistas, las transiciones políticas impredecibles y mejorar el estado de derecho. En esta línea, resulta especialmente importante resolver el problema de los tratados que ofrecen mayor protección y derechos a los inversores extranjeros (ya que se ha hecho, en ocasiones, cuando ha habido corrupción).
Y no debemos olvidarnos de ello: África todavía se enfrenta al desafío de la corrupción y la gobernanza. Se espera que el AfCFTA no se use como vehículo para el libre movimiento de riquezas ilícitas por el continente. Por eso, tenemos que tomarnos en serio el asunto de la gobernanza. Por eso, las recomendaciones políticas del Cuarto Informe de Gobernanza de África son especialmente beneficiosas: hay que mejorar la propiedad y la participación en la planificación del desarrollo, mejorar la transparencia y la responsabilidad, construir instituciones creíbles y con gobernanza, y, en última instancia, mejorar la arquitectura de la gobernanza regional y global. [[ix]]
Las economías africanas necesitan políticas macroeconómicas que les permitan llevar a cabo transformaciones económicas estructurales. Para ello, habrá que realizar una evaluación sincera de los antiguos marcos de políticas de desarrollo que se han implementado desde la década de 1960. ¿En qué se van a centrar las políticas macroeconómicas? [[x]] En primer lugar, es necesario aumentar la inversión pública y el suministro de bienes públicos. Segundo, hay que asegurar la macroestabilidad para atraer y mantener la inversión privada. En tercer lugar, hay que coordinar la inversión y el resto de políticas de desarrollo. Cuarto, necesitamos movilizar los recursos locales y reducir la dependencia de la ayuda. Por último, tenemos que asegurar la sostenibilidad fiscal a través de un proceso de legitimidad fiscal. Por ejemplo, la Comisión Económica para África recomienda lo siguiente para lograr maximizar los beneficios de la integración regional: «Para maximizar los beneficios de la integración regional y de la integración panafricana, hay que coordinar la estrategia de desarrollo y de inversión con cada bloque regional y entre sí (es decir, para todo el continente). De esta manera se podrán generar densas redes de producción que creen trabajos estables de manera equilibrada en toda la región». [[xi]]
Por último, hay que escuchar a los intelectuales que se centran en África y a los afropolitas, que pueden proporcionar críticas constructivas acerca de políticas y prácticas, tanto a nivel teórico como empírico. Hay un montón de centros de investigación en toda África que hacen justamente eso, pero tienen que estar más coordinados y evitar los solapamientos. Entre estos centros, incluimos a la Organización para la Investigación de las Ciencias Sociales en el Este y el Sur de África y al Consejo para el Desarrollo de la Investigación de las Ciencias Sociales en África. En otro orden de cosas, algunos de los obstáculos en las políticas que requieren un análisis riguroso son: [[xii]] la función de la educación superior en África; la propiedad de la tierra y apropiación de tierras; la integración de género; la inversión en la diáspora intelectual; la globalización; la migración y los flujos migratorios entre lo rural y lo urbano; la agricultura y la transformación estructural de África; la economía verde y la transformación económica de África, y la alianza entre lo público y lo privado.
Conclusión: pasos y riesgos
Con el nacimiento del AfCFTA, toca empezar a implementar. El primer paso es, evidentemente, la ratificación del tratado por los respectivos parlamentos. En segundo lugar, hay que reemplazar las restricciones de visados por un visado de llegada para todos los africanos y en todo el continente. Tercero, los africanos en la diáspora tienen que ser parte de este nuevo amanecer y traer sus negocios y las habilidades intelectuales que han refinado durante décadas de vuelta a casa. En cuarto lugar, la participación de la sociedad civil y del sector privado en la implementación del AfCFTA es clave. La integración regional es un proyecto para todos y no solo para unos pocos o para los que están en el poder. Quinto, la conectividad a Internet y los teléfonos móviles son un paso fundamental y hay que poner todo de nuestra parte para que los respectivos países estén conectados.
¿Y cuáles son los riesgos? Pues están todos aquellos que quieren sacar tajada de la integración regional. En primer lugar, están las numerosas milicias armadas que recorren el continente, especialmente en Somalia, República Centroafricana, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y la Nigeria de Boko Haram. Todas ellas son fuerzas negativas y hay que tomar medidas para evitar que estropeen el progreso.
Además, hay que vigilar a los militantes islamistas, como Al Shabab en Somalia, que aprovecharán el libre movimiento para hacer ataques. La otra categoría de riesgos son los políticos hambrientos de poder, que utilizarán el AfCFTA para seguir su propia agenda política egoísta, en vez de promover el bien común de los respectivos países. Es precisamente esta clase de individuos la que usará el libre movimiento de personas, bienes y servicios para establecer flujos económicos ilícitos.
Por otra parte, puede que algunos de los países africanos que son demasiados protectores con sus economías y que siguen un modelo económico en el que todo está controlado por el estado sigan queriendo restringir el uso de las telecomunicaciones, los medios de comunicación y el control de las divisas extranjeras y el sector financiero. No obstante, hay que establecer una serie de reglas y normas para mediar en estos casos. Si África acepta el AfCFTA con entusiasmo y establece mecanismos para maximizar los beneficios que he destacado anteriormente, el continente puede reivindicarse en este siglo XXI. Dejemos que todos los afrooptimistas movilicen sus energías y recursos en favor del nuevo concepto del AfCFTA. El continente está a punto de despegar económicamente. Recordemos que África siempre puede sorprendernos.
Notas:
[i] Issa G. Shivji, Where is Uhuru? Reflections on the Struggle for Democracy in Africa (Nairobi: Pambazuka Press, 2009), pp. 197.
[ii] Véase Agenda 2063: The Africa We Want, First Ten-Year Implementation Plan 2014-2023. (Addis Abeba: UA, 2015), pp. 45-91.
[iii] Véase Arkebe Oqubay, Made in Africa: Industrial Policy in Ethiopia (Oxford: Oxford University Press, 2015).
[iv] Véase Abdalla Hamdok (Ed.), Innovative Financing for the Economic Transformation of Africa, (Addis Abeba: CEPA, 2015).
[v] Véase CEPA, UA, BAFD, PNUD, MDGS to Agenda 2063/SDGs: Transition Report 2016 (Addis Abeba, 2016).
[vi] Ibídem, pp. 114-134.
[vii] UA, CEPA, BAFD, Innovation, Competitiveness and Regional Integration: Assessing Regional Integration in Africa VII (Addis Abeba: ECA, 2016), pp. 29
[viii] Véase CEPA, Investment Policies and Bilateral Investment Treaties in Africa (Addis Abeba: CEPA, 2016).
[ix] CEPA, Measuring Corruption in Africa: The International Dimension Matters. African Governance Report IV (Addis Abeba: ECA, 2016), pp. xiv-xv.
[x] Véase CEPA, Macroeconomic Policy and Structural Transformation of African Economies (Addis Abeba: CEPA, 2016), pp. 35- 52.
[xi] Ibídem, pp. 15.
[xii] Véase Journal of African Transformation: Reflections on Policy and Practice, Volumen 1, Nº1, 2015.
El doctor Odomaro Mubangizi enseña filosofía política y social en el Instituto de Filosofía y Teología de Addis Abeba, Etiopía. Además, también es el decano del Departamento de Filosofía. Por otra parte, también es el editor del boletín de Justice, Peace and Environment.
Texto original en inglés: https://www.pambazuka.org/pan-africanism/afcfta-world%E2%80%99s-largest-free-trade-area-born%E2%80%94africa%E2%80%99s-game-changer
Traducido por Raquel de Pazos Castro y Miguel Borrajo González
Fuente: https://umoya.org/2018/06/10/afcfta-el-nacimiento-de-la-zona-de-libre-comercio-mas-grande-del-mundo-un-punto-de-inflexion-para-africa/
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