Argentina se va al Fondo
El Gobierno Macri cierra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
Walter C. Medina - nueva tribuna
Mientras la tensión social crece en Argentina, el Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció ayer, a última hora de la tarde, el acuerdo “stand by” con el FMI por un monto de 50 mil millones de dólares.
Presentado como un gran logro, por el gobierno nacional, el crédito obtenido implica nuevamente el monitoreo del ente presidido por Christine Lagarde y el acatamiento de las recetas que se impondrán desde ese organismo.
Mientras el Primer Ministro de Jordania, Hani al-Mulk, se vio obligado a dimitir por las protestas en contra del FMI, Nicolás Dujovne pretendió ayer presentar este crédito millonario como una positiva noticia para la economía argentina. ”Esto refleja el apoyo de la comunidad internacional a la Argentina. Es una muy buena noticia, estamos muy contentos”, resaltó junto al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.
“Va a ser un gran acuerdo para los argentinos, para ayudar a la gente. Va a generar más oportunidades de desarrollo, ayudará a fortalecer el desarrollo y la creación de empleo”, afirmó este jueves Macri, durante la tradicional celebración del Día del Periodista en Casa de Gobierno. En ese mismo encuentro con prensa oficialista, Macri dejó abierta la posibilidad de mantener un encuentro en Canadá con la jefa del FMI, Christine Lagarde, en el marco de la cumbre del G7, aunque aclaró que “no hay reunión en agenda”.
Las razones que llevaron a que el Gobierno de Mauricio Macri pensara en solicitar la ayuda financiera del FMI fueron precisamente los desaciertos de su gestión. Macri basó su plan económico en el endeudamiento externo y la atracción de capitales extranjeros especulativos como medio para acceder a dólares; capitales e inversiones foráneas que nunca se materializaron.
La subida de las tasas de interés en marzo por la Reserva Federal de Estados Unidos llevó a que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunciara el alza de tasa de referencia de 27,25 por ciento a 30,25 por ciento como medida para evitar la retirada de fondos por parte de los inversores extranjeros.
Los problemas estructurales provenientes de la política de la eliminación del control de capitales, de las retenciones a la soja, así como la apertura a la importación cuando no había condiciones globales para esta política, más el financiamiento a partir de la deuda externa, llevaron a la caída del peso frente al dólar.
La corrida del dólar puso en evidencia que las medidas del principal banco argentino para evitar el alza y fuga de capitales no dieron resultado. Ante el fracaso del BCRA el Gobierno se vio en la necesidad de recurrir al Fondo Monetario Internacional.
Ahora la economía Argentina vuelve a estar en manos del FMI. Las recetas -y las consecuencias que de ellas se desprenden- ya son de común conocimiento entre quienes aún no olvidan el desastre que esta entrega de la soberanía económica ya provocó en pasadas oportunidades.
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