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Militarización del espacio: ¿otra guerra más?
Hoy
día existe una confrontación entre las naciones que desean la paz
frente a aquellos gobiernos que utilizan la guerra y la amenaza para
lograr sus objetivos.
Hoy día existe una confrontación mundial entre las naciones que desean la paz y el establecimiento de relaciones justas a nivel político, frente a aquellos gobiernos neoliberales que postulan la guerra como mercado y el uso de la amenaza para el logro de sus objetivos.
“No es suficiente tener simplemente una presencia estadounidense en el espacio. Debemos conseguir el dominio de EE.UU. en el espacio (pues es un) campo de guerra, al igual que la tierra, el aire y el mar.”
Donald Trump
Estos grupos transnacionales afectos al conflicto y la explotación están inmersos en todos los lugares donde puedan obtener beneficios para su propio peculio, aún a costa del genocidio o la destrucción del mundo mismo, por lo cual intervienen en los más disímiles campos. Uno de ellos es el espacio, lo que ha conducido a una lucha no reconocida, aunque muy fuerte en este sector.
La información más reciente proviene del teniente general de la Fuerza Armada de EE.UU., Jay Raymond, quien en el Foro de Seguridad de Aspen vaticina que China tendrá la más alta capacidad para destruir todos los objetos militares en el espacio por avances en su Programa Antisatélites (ASAT), iniciado desde 1964, ya que acumula formidables capacidades que ponen en riesgo no únicamente todos los satélites de órbita baja, sino todo el conjunto existente.
Asimismo, explicó que lo que creían eran pruebas de defensa antimisiles chinos correspondían a ensayos para derribarlos, reclamando a Pekín para que se abstenga de medidas desestabilizadoras, que amenazarían la seguridad estadounidense a largo plazo y la sostenibilidad del estatus quo del espacio exterior, del que dependen todas las naciones.
La gran preocupación del régimen estadounidense está en que, alienados en destruir naciones, dejaron de lado otros campos tan importantes como el espacio donde van en retroceso y sus amenazas serán infructuosas sin poderío militar de avanzada. Por ello, sus “denuncias” sobre el papel de Rusia y China al desarrollar armas espaciales para una presunta y devastadora guerra espacial que podría darse en el futuro cercano, tal como lo ha expuesto el general Robert Ashley, director de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU.
El jefe del Comando Estratégico de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, general John Hyten, advirtió que Rusia y China están desarrollando armas espaciales, capaces de destruir o vulnerar el funcionamiento de los satélites de Estados Unidos, sorprendido de que armas de interferencia y de láser sean desarrolladas públicamente. Según su parecer, Pekín y Moscú tratan de anticiparse y limitar las opciones para detectar misiles justo al momento de su despliegue, algo que le negaría a Rusia y China el elemento sorpresa de estallar un conflicto bélico, ya que mediante el desarrollo de estas armas en caso de un futuro enfrentamiento militar cambiaría el balance de poder en el mundo.
Pese a sus críticas sobre la carrera armamentística de otras naciones, actualmente EE.UU. está buscando desarrollar la defensa espacial y proteger a sus satélites con proyectos secretos de tecnología espacial, ya que el GPS, la teledetección, las comunicaciones y otras tecnologías utilizadas por los militares dependen en gran medida de los satélites en órbita, que podrían verse amenazados.
No sin razón, se continúa con satélites espía de reconocimiento clasificado como el NROL-547, (colocado en órbita en enero de 2018), operado por la National Reconnaissance Office (NRO), que construye y administra dichas máquinas, conformando las misiones clasificadas del gobierno para monitorear el tráfico aéreo interespacial.
Ante la creciente ola de injerencia estadounidense, Rusia y China desafían científicamente el anterior predominio global de USA y sus aliados, preparándose para un escenario bélico que probablemente éste inicie, rechazando la Estrategia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca pues establece como muy posible enfrentarse con dichas naciones al considerarlos enemigos.
Rusia y China constatan el creciente peligro de la militarización del espacio, señala una declaración conjunta aprobada por los presidentes ruso y chino, Vladímir Putin y Xi Jinping, subrayando la importancia de lanzar un proceso negociador y elaborar documentos jurídicos a partir del proyecto ruso-chino de tratado sobre la prohibición de armas en el espacio, uso de la fuerza o amenaza para usarla contra objetos espaciales.
Confirma esta visión agresiva la fuerza espacial que creará el presidente Trump como sexta rama de las Fuerzas Armadas, para darle una óptica confrontacional, descartando que China ha insistido en que el espacio es un bien compartido por toda la humanidad para un uso pacífico.
EE.UU. forma parte del Tratado sobre el Espacio ultraterrestre-1967- que prohíbe la militarización del espacio, por tanto, la propuesta de Trump viola otro tratado más, además del de Irán recientemente. El actual Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre (1967) prohíbe emplazar armas de destrucción masiva en el espacio, militarizar la Luna y otros cuerpos celestes.
La preocupación debido a los fracasos del F-35, el programa de portaviones, el de aviónica diversa o proyectiles hipersónicos, se oculta a través de virtuales videos exitosos elaborados por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de EE.UU. recreando las posibles armas del futuro y cómo se podrían utilizar en un conflicto dentro de una década. Afortunadamente, el nuevo arsenal nuclear ruso restaura la bipolaridad en el mundo dejando a USA como una de las potencias y no la única.
Lo cierto es que mientras la guerra en Siria provee una esperanza de término gracias a la heroica acción de los aliados soberanos contra el terrorismo, en el espacio los autócratas y mercaderes de la guerra continúan sus esfuerzos para apoderarse ahora ya no de un patio trasero, sino de un Cosmos que el Universo prodiga a la Humanidad. Por fortuna, sus objetivos probablemente no serán cumplidos.
Hoy día existe una confrontación mundial entre las naciones que desean la paz y el establecimiento de relaciones justas a nivel político, frente a aquellos gobiernos neoliberales que postulan la guerra como mercado y el uso de la amenaza para el logro de sus objetivos.
“No es suficiente tener simplemente una presencia estadounidense en el espacio. Debemos conseguir el dominio de EE.UU. en el espacio (pues es un) campo de guerra, al igual que la tierra, el aire y el mar.”
Donald Trump
Estos grupos transnacionales afectos al conflicto y la explotación están inmersos en todos los lugares donde puedan obtener beneficios para su propio peculio, aún a costa del genocidio o la destrucción del mundo mismo, por lo cual intervienen en los más disímiles campos. Uno de ellos es el espacio, lo que ha conducido a una lucha no reconocida, aunque muy fuerte en este sector.
La información más reciente proviene del teniente general de la Fuerza Armada de EE.UU., Jay Raymond, quien en el Foro de Seguridad de Aspen vaticina que China tendrá la más alta capacidad para destruir todos los objetos militares en el espacio por avances en su Programa Antisatélites (ASAT), iniciado desde 1964, ya que acumula formidables capacidades que ponen en riesgo no únicamente todos los satélites de órbita baja, sino todo el conjunto existente.
Asimismo, explicó que lo que creían eran pruebas de defensa antimisiles chinos correspondían a ensayos para derribarlos, reclamando a Pekín para que se abstenga de medidas desestabilizadoras, que amenazarían la seguridad estadounidense a largo plazo y la sostenibilidad del estatus quo del espacio exterior, del que dependen todas las naciones.
La gran preocupación del régimen estadounidense está en que, alienados en destruir naciones, dejaron de lado otros campos tan importantes como el espacio donde van en retroceso y sus amenazas serán infructuosas sin poderío militar de avanzada. Por ello, sus “denuncias” sobre el papel de Rusia y China al desarrollar armas espaciales para una presunta y devastadora guerra espacial que podría darse en el futuro cercano, tal como lo ha expuesto el general Robert Ashley, director de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU.
El jefe del Comando Estratégico de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, general John Hyten, advirtió que Rusia y China están desarrollando armas espaciales, capaces de destruir o vulnerar el funcionamiento de los satélites de Estados Unidos, sorprendido de que armas de interferencia y de láser sean desarrolladas públicamente. Según su parecer, Pekín y Moscú tratan de anticiparse y limitar las opciones para detectar misiles justo al momento de su despliegue, algo que le negaría a Rusia y China el elemento sorpresa de estallar un conflicto bélico, ya que mediante el desarrollo de estas armas en caso de un futuro enfrentamiento militar cambiaría el balance de poder en el mundo.
Pese a sus críticas sobre la carrera armamentística de otras naciones, actualmente EE.UU. está buscando desarrollar la defensa espacial y proteger a sus satélites con proyectos secretos de tecnología espacial, ya que el GPS, la teledetección, las comunicaciones y otras tecnologías utilizadas por los militares dependen en gran medida de los satélites en órbita, que podrían verse amenazados.
No sin razón, se continúa con satélites espía de reconocimiento clasificado como el NROL-547, (colocado en órbita en enero de 2018), operado por la National Reconnaissance Office (NRO), que construye y administra dichas máquinas, conformando las misiones clasificadas del gobierno para monitorear el tráfico aéreo interespacial.
Ante la creciente ola de injerencia estadounidense, Rusia y China desafían científicamente el anterior predominio global de USA y sus aliados, preparándose para un escenario bélico que probablemente éste inicie, rechazando la Estrategia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca pues establece como muy posible enfrentarse con dichas naciones al considerarlos enemigos.
Rusia y China constatan el creciente peligro de la militarización del espacio, señala una declaración conjunta aprobada por los presidentes ruso y chino, Vladímir Putin y Xi Jinping, subrayando la importancia de lanzar un proceso negociador y elaborar documentos jurídicos a partir del proyecto ruso-chino de tratado sobre la prohibición de armas en el espacio, uso de la fuerza o amenaza para usarla contra objetos espaciales.
Confirma esta visión agresiva la fuerza espacial que creará el presidente Trump como sexta rama de las Fuerzas Armadas, para darle una óptica confrontacional, descartando que China ha insistido en que el espacio es un bien compartido por toda la humanidad para un uso pacífico.
EE.UU. forma parte del Tratado sobre el Espacio ultraterrestre-1967- que prohíbe la militarización del espacio, por tanto, la propuesta de Trump viola otro tratado más, además del de Irán recientemente. El actual Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre (1967) prohíbe emplazar armas de destrucción masiva en el espacio, militarizar la Luna y otros cuerpos celestes.
La preocupación debido a los fracasos del F-35, el programa de portaviones, el de aviónica diversa o proyectiles hipersónicos, se oculta a través de virtuales videos exitosos elaborados por el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de EE.UU. recreando las posibles armas del futuro y cómo se podrían utilizar en un conflicto dentro de una década. Afortunadamente, el nuevo arsenal nuclear ruso restaura la bipolaridad en el mundo dejando a USA como una de las potencias y no la única.
Lo cierto es que mientras la guerra en Siria provee una esperanza de término gracias a la heroica acción de los aliados soberanos contra el terrorismo, en el espacio los autócratas y mercaderes de la guerra continúan sus esfuerzos para apoderarse ahora ya no de un patio trasero, sino de un Cosmos que el Universo prodiga a la Humanidad. Por fortuna, sus objetivos probablemente no serán cumplidos.
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