lunes, 10 de septiembre de 2018

Todos vigilados por la angloesfera de gracia adorable: El Gran Hermano posa 'Cinco Ojos' sobre usted


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Todos vigilados por la angloesfera de gracia adorable: El Gran Hermano posa 'Cinco Ojos' sobre usted


Traducido por el equipo de SOTT.net en español.
Apenas la semana pasada, las principales potencias fisgonas del mundo emitieron silenciosamente y sin previo aviso una inquietante advertencia a los gigantes de la tecnología, al exigirles que cedieran el acceso secreto sin precedentes a los datos de sus ciudadanos.
five eyes surveillance
No mucha gente lo sabe, pero el Reino Unido tiene algunas de las capacidades de espionaje más extremas del mundo desarrollado. A finales de 2016, al aprobar lo que algunas personas llamaron el "Acta del Fisgón", el Reino Unido promulgó algunas de las leyes antiprivacidad más draconianas que jamás hayamos conocido, lo que permitió a su gobierno obligar a las empresas a romper su propio encriptado.
El Reino Unido desempeña un papel fundamental en la llamada alianza de los Cinco Ojos, que también incluye a Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Nadie lo sabía en ese momento, pero la base militar estadounidense al lado de la que crecimos mi familia y yo ha desempeñado un papel crucial en la realización de ataques con aviones teledirigidos estadounidenses en todo Oriente Medio y más allá. El régimen de "ataques con drones" de Estados Unidos, considerado en gran medida ilegal por numerosas razones, no es algo en lo que los países deberían participar voluntariamente, a la ligera y sin escrutinio público.
¿Por qué menciono esto? Porque va al meollo de la cuestión: hasta qué punto sabemos o no sabemos lo que nuestros Gobiernos están haciendo a puerta cerrada es, literalmente, una cuestión de vida o muerte.
Ahora, se ha revelado que la alianza de los Cinco Ojos, dedicada a una tarea de vigilancia global de "coleccionarlo todo", ha emitido un memorando en el que pide a sus gobiernos que exijan a las empresas de tecnología que creen una "puerta trasera" para que los estados accedan a los datos encriptados de los usuarios o que se enfrenten a medidas que obliguen a las empresas a cumplir.
El memorando fue publicado silenciosamente con poca cobertura mediática la semana pasada por el Departamento de Asuntos Internos de Australia, y esencialmente exigía que los proveedores "crearan soluciones personalizadas, adaptadas a sus arquitecturas de sistemas individuales, que sean capaces de cumplir con los requisitos de acceso legales". El memorándum fue publicado después de que los ministros de las agencias de inteligencia de las naciones de los Cinco Ojos se reunieran en la Costa Dorada de Australia la semana pasada.
El aspecto más ridículo, por supuesto, fue la frase inicial, que irónicamente dice: "los gobiernos de Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda están comprometidos con los derechos personales y la privacidad, y apoyan el papel de la encriptación en la protección de esos derechos".
Sí, por supuesto. También es digno de mención el orden en que aparecen esos países en el memorándum, que claramente va desde el mayor abusador en el patio de recreo hasta el niño de la escuela que se siente feliz y contento de formar parte del "club".
Si vamos a tomar el memo en su valor nominal, el cifrado de principio a fin es potencialmente nuestro mejor amigo. El memorando en sí mismo admite que algunos datos cifrados son casi imposibles de descifrar por sí solos para las agencias de inteligencia, ya que están luchando por encontrarle sentido a los datos que están interceptando en la actualidad. Es por eso que están haciendo un llamamiento a los principales proveedores de tecnología del mundo para que hagan su trabajo por ellos.
¿Cederán las empresas de tecnología a las demandas del gobierno? Puede apostar su último dólar a que, con el tiempo, sí, es muy posible que lo hagan. Aunque Facebook no hizo comentarios directos sobre el memorándum, sino que intentó pasar las preguntas a un blog público que el gigante de los medios sociales publicó en mayo explicando sus políticas sobre el cifrado, falta un ingrediente importante en el futuro de estas políticas.
Después de la elección de Donald Trump en 2016, el establishment de los EE.UU. y sus cohortes de medios de comunicación entraron en un frenesí de "noticias falsas" en el que Barack Obama lanzó un severo ataque contra Facebook directamente, supuestamente uno de los principales difusores de noticias falsas. Mark Zuckerberg, CEO y fundador de Facebook, descartó por completo la idea de que Facebook desempeñara un papel sustancial en esto, afirmando que:
"Los votantes toman decisiones basadas en su experiencia de vida. Realmente creemos en las personas. Generalmente no te equivocas cuando confías en que la gente entiende lo que les importa, y construyes sistemas que lo reflejan".
A pesar de esta declaración, y esperando que nadie se hubiera dado cuenta, apenas unos días después, Facebook anunció que sí estaba adoptando una serie de medidas para luchar contra las "noticias falsas" después de todo.
¿Por qué el repentino cambio de opinión? ¿Podría ser que, según el Washington Post, en ese trivial espacio de tiempo, Barack Obama personalmente apartara a Zuckerberg en una sala privada, al margen de una reunión de líderes mundiales en Perú, para que el presidente le pidiera personalmente a Zuckerberg que se tomara más en serio la amenaza de las "noticias falsas"?
En otras palabras, estas grandes empresas siempre cederán inevitablemente a la presión del gobierno, estén o no de acuerdo con lo que dicen tales gobiernos. Según el New York Times, un funcionario de Facebook dijo que el memorándum australiano "no tenía garras", pero que en realidad era "parte de una guerra cada vez mayor entre los gobiernos y los gigantes tecnológicos de Silicon Valley por el acceso a los datos privados de la gente".
En ese contexto, las advertencias hablan por sí solas. Las empresas que no cumplan con las demandas de estas naciones serán castigadas con "medidas tecnológicas, de aplicación, legislativas o de otro tipo para lograr soluciones de acceso legal", según el memorando, que no detalla qué tipo de medidas serán. Tampoco está claro cuánto acceso y qué es exactamente lo que proponen los gobiernos de los Cinco Ojos. Sin embargo, parece probable que lo mínimo que permitiría a cada gobierno sea el acceso a datos codificados de llamadas y mensajes relacionados con sus ciudadanos.
Dado que Facebook ha estado violando nuestra privacidad a favor de las agencias gubernamentales durante mucho tiempo, puede estar seguro de que Zuckerberg no pondrá ninguna resistencia significativa a este nuevo decreto emitido por la red de los Cinco Ojos.
Esta idea de las "noticias falsas" y las afirmaciones aún sin fundamento de una amplia interferencia extranjera en las democracias occidentales determinaron más o menos el enfoque de la reunión de los Cinco Ojos en Australia. Tal vez, sólo tal vez, el objetivo de estos gobiernos no era discutir qué hacer con respecto a la trata de niños o el crimen internacional, como afirman, sino algo más amplio relacionado con la contención del adversario número uno de estos poderes (aquí hay dos pistas).
Vale la pena señalar que casi no se ha criticado a estos poderes de los Cinco Ojos por atacar de forma tan flagrante nuestro derecho a la privacidad. Recuerde que, por supuesto, el presidente ruso Vladimir Putin está intentando "tomar el control de Internet", como escribió el Guardian hace aproximadamente tres años. Pero estas mismas empresas de medios de comunicación occidentales guardan un silencio incómodo sobre lo que sus propios gobiernos se proponen hacer, algo que otras naciones sólo podrían soñar con lograr a una escala tan global.
Hay que decir que ahora es el momento de empezar a prestar atención. Si piensa que los mismos gobiernos que facilitan el terrorismo en todo el planeta quieren acceder a sus datos de buena fe para no hacer otra cosa que frustrar planes terroristas, usted no es nada menos que ingenuo.
La privacidad importa, crea o no, y si no me cree, ¿quién mejor para demostrarlo que el propio Mark Zuckerberg?
"Esta misma división se puede ver con el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, quien en una entrevista infame en 2010 declaró que la privacidad ya no es una 'norma social'", señaló el periodista Glenn Greenwald en su charla TED, "Why Privacy Matters".
"El año pasado, Mark Zuckerberg y su nueva esposa compraron no sólo su propia casa, sino también las cuatro casas adyacentes en Palo Alto por un total de $30 millones para asegurar que disfrutaran de una zona de privacidad que impidiera a otras personas monitorear lo que hacen en sus vidas personales", continuó Greenwald.
Entonces, ¿por qué importa todo esto? Si no tiene nada que ocultar, no tiene nada que temer, ¿cierto?
En primer lugar, los investigadores de seguridad y otros críticos de estas propuestas de acceso por la puerta trasera han declarado una y otra vez que no existe una forma viable de crear una "puerta trasera segura" que no sea vulnerable a la interceptación por parte de hackers a quienes no se les haya otorgado el acceso a los datos.
En segundo lugar, esta absurda línea de pensamiento fue amablemente desacreditada y arrojada al fuego, para nunca ser vista de nuevo, por nada menos que por el infame denunciante Edward Snowden, quien declaró:
"...la privacidad no se trata de algo que ocultar. La privacidad es algo que hay que proteger. Eso es lo que eres. La privacidad se inculca en nuestro lenguaje, en nuestros conceptos básicos de gobierno y de nosotros mismos en todos los sentidos. Por eso lo llamamos "propiedad privada". Sin privacidad no tienes nada para ti mismo". "Argumentar que no te importa la privacidad porque no tienes nada que ocultar es como argumentar que no te importa la libertad de expresión porque no tienes nada que decir."
Para aquellos de nosotros que tenemos mucho que decir, el memorando no es más que un ataque a todos nuestros derechos y libertades fundamentales, y debería ser rechazado de la misma manera en que los medios de comunicación han decidido ignorarlo.
Sobre el autor Darius Shahtahmasebi es un analista jurídico y político con sede en Nueva Zelanda, especializado actualmente en inmigración, refugiados y derecho humanitario.

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