kaosenlared.net
¿Nacionalismo o Nazionalismo?
El nacionalismo revolucionario anticapitalista y
antiimperialista no es el nazifascismo de Bolsonaro . Travestido de
‘nacionalista’, el ahora candidato es la pieza brasileña del
imperialismo en el tablero de Nuestra América.
En mis trabajos sobre el problema nacional’- sostenía Lenin a fines de 1922- ‘ya he dicho que es en todo sentido vano formular en abstracto el problema de nacionalismo en general. Es indispensable distinguir entre el nacionalismo de la nación opresora y el de la nación oprimida, entre el nacionalismo de una nación grande y una nación pequeña’. (Lenin, “El problema de las nacionalidades o de la “autonomización”, Continuación, Cartas de Lenin, dictado a M.V., O.E. Tomo VI, pagina 492 en adelante, Cartago- 31 de diciembre de 1922 (publicadas por primera vez en revista Kommunist número 9, 1956).
Lenin, quien criticaba en esa Carta a Stalin y Dherzhisnki por su intervención en Georgia contra los denominados ‘socialistas nacionalistas’, continuaba así:
‘En relación con el segundo tipo de nacionalismo, nosotros los nacionales de una nación grande nos hacemos casi siempre culpables, en la práctica histórica, de una infinidad de casos de violencia; además llegamos a cometer una infinidad de violencias y de ultrajes, sin advertirlo’.
En este caso el gran revolucionario ruso hablaba sobre el ninguneo sobre las nacionalidades no rusas de la URSS, humilladas y burladas por los ‘rusos’.
Enseguida aclaraba: ‘Por eso el internacionalismo por parte de las naciones opresoras, o así llamadas “grandes” (aunque sean grandes solo por su violencia…(…) ) debe consistir no solo en el respeto a la igualdad formal de las naciones, sino también en una desigualdad que compense, por parte de la nación opresora de la gran nación, la desigualdad que prevalece efectivamente en la práctica…’. Y llamaba a tener en cuenta a las minorías nacionales, culminando su Carta de esta manera:
‘Otra cosa es cuando nosotros mismos caemos, aunque solo sea en cuestiones de detalle, en actitudes imperialistas hacia las nacionalidades oprimidas, socavando así toda nuestra sinceridad de principios, toda nuestra defensa de principios de la lucha contra el imperialismo. Ahora bien, el mañana de la historia mundial, será el día en que los pueblos oprimidos por el imperialismo, que despiertan, se levanten finalmente y comience una larga y dura lucha decisiva por su liberación.’
Nuestra América Indolatina y Caribeña es parte de esos pueblos de los que hablaba Lenin, tan olvidados hoy por tendenciales socialdemócratas, socialcristianos y conciliacionistas con el enemigo imperial y de clase en el contexto de ‘la paz’y ‘lo posible’.
La autodisolución de la URSS y los países del Este de Europa y el ‘socialismo de mercado’ chino, han inducido a aquellos, que panegirizaban tanto a una como a otra Revolución producida en esos países, a seguir sus pasos, en cuanto a una ‘impasse’ en el camino de la revolución, el combate a muerte y CON TODAS LAS ARMAS contra las burguesías y oligarquías aliadas localmente al imperialismo y, una vez liquidadas estas, el posterior establecimiento de la dictadura democrático popular hegemonizada por la clase obrera y demás capas y subcapas aliadas, en transición al socialismo.
Por otra parte, el gran revolucionario coreano Kim Il Sung, sostenía en 1965:
‘ Los pueblos oprimidos podrán liberarse sólo a través de la lucha.(…) Es necesario, por lo tanto, quitar la máscara a la propaganda de los imperialistas y deshacer por completo la ilusión de que se crea que estos cederán a voluntad sus posiciones que tienen en sus colonias y los países dependientes. Donde hay opresión hay también resistencia. Es una cosa inevitable que los pueblos oprimidos luchen por su propia liberación. Mientras el imperialismo saquee y oprima con violencia a las naciones pequeñas, es un derecho innegable el que las naciones oprimidas luchen con las armas en la mano para resistir a los agresores.’
Hoy en Argentina y Brasil, países y pueblos oprimidos por el imperialismo y sus secuaces, la violencia imperial-fascista se hace sentir de otra forma…hasta ahora…. A través de la guerra psicológica y sus formas de llevarla a cabo, el imperialismo ha trastornado a una parte importante de la población para que forje sus propias cadenas y su posterior cadalso, por un lado, y por otra ha trastornado las testas de opositores a las políticas de liquidación nacional, haciéndoles creer que, con la democracia burguesa y la paz, se los puede derrotar. Por eso, solo es posible terminar con el imperialismo y sus agentes locales con las armas en la mano y las ideas claras.
En una oportunidad, el sucesor de Kim Il Sung en la revolución coreana, Kim Jong Il, ya fallecido al igual que su padre, sostenía en cuanto al nacionalismo:
‘ A lo que el comunismo se opone no es al nacionalismo en general sino al nacionalismo burgués, que con el velo de nacionalista subordina los intereses comunes de la nación a los de un reducido número de integrantes de la clase explotadora, y al egoísmo y chovinismo nacional. ‘
Remontándose a la lucha contra la ocupación japonesa iniciada y concluida por su padre Kim Il Sung, Kim Jong Il acotaba:
‘Con iniciativa logramos la unidad y colaboración con los nacionalistas subrayando principalmente lo común: amar a la nación y apreciar la nacionalidad, los orientamos con paciencia a continuar hasta el fin el camino del patriotismo, logrando así que ellos hicieran una considerable contribución a la lucha por la independencia nacional y el socialismo, compartiendo el destino con los comunistas.’ (Kim Jong Il, ‘Para mantener el espíritu Juche y la nacionalidad en el proceso revolucionario y constructivo, 19 de junio de 1997, en “La RPDC y a OSPAAL- 50 años de Solidaridad Tricontinental-, Ediciones Tricontinental, La Habana, Cuba, 2017).
El nacionalismo del que habla Lenin, el de los pequeños países, y del que hablan los líderes coreanos, no puede ser ni es otro que el nacionalismo revolucionario, que define a la clase obrera y el pueblo trabajador como integrantes fundamentales de la Nación. Y cuyos intereses históricos y los de la Nación confluyen en uno, indivisible y único: el combate a muerte y la liquidación del imperialismo y sus agentes locales, y la construcción del Socialismo.
Ni el nacionalismo burgués clerical- evangelista pentecostal, ultramontano, ni el nazifascismo ni ninguna de estas experiencias nefastas, racistas, reaccionarias, oscurantistas, proimperialistas y antipopulares se avienen a los dictados de los revolucionarios aquí citados ni a otros. El nazifasismo de Bolsonaro en Brasil, y el nazifascismo ‘liberal´ que hoy encarna el mamarracho macrista en Argentina, en transición a un autogolpe nazifascista con ribetes religiosos y chauvinistas a la violeta, son estratagemas imperialistas para someter a los trastornados de un bando y los decentes ciudadanos del otro a la explotación, la humillación y la burla antes de llevarlos definitivamente al matadero.
En mis trabajos sobre el problema nacional’- sostenía Lenin a fines de 1922- ‘ya he dicho que es en todo sentido vano formular en abstracto el problema de nacionalismo en general. Es indispensable distinguir entre el nacionalismo de la nación opresora y el de la nación oprimida, entre el nacionalismo de una nación grande y una nación pequeña’. (Lenin, “El problema de las nacionalidades o de la “autonomización”, Continuación, Cartas de Lenin, dictado a M.V., O.E. Tomo VI, pagina 492 en adelante, Cartago- 31 de diciembre de 1922 (publicadas por primera vez en revista Kommunist número 9, 1956).
Lenin, quien criticaba en esa Carta a Stalin y Dherzhisnki por su intervención en Georgia contra los denominados ‘socialistas nacionalistas’, continuaba así:
‘En relación con el segundo tipo de nacionalismo, nosotros los nacionales de una nación grande nos hacemos casi siempre culpables, en la práctica histórica, de una infinidad de casos de violencia; además llegamos a cometer una infinidad de violencias y de ultrajes, sin advertirlo’.
En este caso el gran revolucionario ruso hablaba sobre el ninguneo sobre las nacionalidades no rusas de la URSS, humilladas y burladas por los ‘rusos’.
Enseguida aclaraba: ‘Por eso el internacionalismo por parte de las naciones opresoras, o así llamadas “grandes” (aunque sean grandes solo por su violencia…(…) ) debe consistir no solo en el respeto a la igualdad formal de las naciones, sino también en una desigualdad que compense, por parte de la nación opresora de la gran nación, la desigualdad que prevalece efectivamente en la práctica…’. Y llamaba a tener en cuenta a las minorías nacionales, culminando su Carta de esta manera:
‘Otra cosa es cuando nosotros mismos caemos, aunque solo sea en cuestiones de detalle, en actitudes imperialistas hacia las nacionalidades oprimidas, socavando así toda nuestra sinceridad de principios, toda nuestra defensa de principios de la lucha contra el imperialismo. Ahora bien, el mañana de la historia mundial, será el día en que los pueblos oprimidos por el imperialismo, que despiertan, se levanten finalmente y comience una larga y dura lucha decisiva por su liberación.’
Nuestra América Indolatina y Caribeña es parte de esos pueblos de los que hablaba Lenin, tan olvidados hoy por tendenciales socialdemócratas, socialcristianos y conciliacionistas con el enemigo imperial y de clase en el contexto de ‘la paz’y ‘lo posible’.
La autodisolución de la URSS y los países del Este de Europa y el ‘socialismo de mercado’ chino, han inducido a aquellos, que panegirizaban tanto a una como a otra Revolución producida en esos países, a seguir sus pasos, en cuanto a una ‘impasse’ en el camino de la revolución, el combate a muerte y CON TODAS LAS ARMAS contra las burguesías y oligarquías aliadas localmente al imperialismo y, una vez liquidadas estas, el posterior establecimiento de la dictadura democrático popular hegemonizada por la clase obrera y demás capas y subcapas aliadas, en transición al socialismo.
Por otra parte, el gran revolucionario coreano Kim Il Sung, sostenía en 1965:
‘ Los pueblos oprimidos podrán liberarse sólo a través de la lucha.(…) Es necesario, por lo tanto, quitar la máscara a la propaganda de los imperialistas y deshacer por completo la ilusión de que se crea que estos cederán a voluntad sus posiciones que tienen en sus colonias y los países dependientes. Donde hay opresión hay también resistencia. Es una cosa inevitable que los pueblos oprimidos luchen por su propia liberación. Mientras el imperialismo saquee y oprima con violencia a las naciones pequeñas, es un derecho innegable el que las naciones oprimidas luchen con las armas en la mano para resistir a los agresores.’
Hoy en Argentina y Brasil, países y pueblos oprimidos por el imperialismo y sus secuaces, la violencia imperial-fascista se hace sentir de otra forma…hasta ahora…. A través de la guerra psicológica y sus formas de llevarla a cabo, el imperialismo ha trastornado a una parte importante de la población para que forje sus propias cadenas y su posterior cadalso, por un lado, y por otra ha trastornado las testas de opositores a las políticas de liquidación nacional, haciéndoles creer que, con la democracia burguesa y la paz, se los puede derrotar. Por eso, solo es posible terminar con el imperialismo y sus agentes locales con las armas en la mano y las ideas claras.
En una oportunidad, el sucesor de Kim Il Sung en la revolución coreana, Kim Jong Il, ya fallecido al igual que su padre, sostenía en cuanto al nacionalismo:
‘ A lo que el comunismo se opone no es al nacionalismo en general sino al nacionalismo burgués, que con el velo de nacionalista subordina los intereses comunes de la nación a los de un reducido número de integrantes de la clase explotadora, y al egoísmo y chovinismo nacional. ‘
Remontándose a la lucha contra la ocupación japonesa iniciada y concluida por su padre Kim Il Sung, Kim Jong Il acotaba:
‘Con iniciativa logramos la unidad y colaboración con los nacionalistas subrayando principalmente lo común: amar a la nación y apreciar la nacionalidad, los orientamos con paciencia a continuar hasta el fin el camino del patriotismo, logrando así que ellos hicieran una considerable contribución a la lucha por la independencia nacional y el socialismo, compartiendo el destino con los comunistas.’ (Kim Jong Il, ‘Para mantener el espíritu Juche y la nacionalidad en el proceso revolucionario y constructivo, 19 de junio de 1997, en “La RPDC y a OSPAAL- 50 años de Solidaridad Tricontinental-, Ediciones Tricontinental, La Habana, Cuba, 2017).
El nacionalismo del que habla Lenin, el de los pequeños países, y del que hablan los líderes coreanos, no puede ser ni es otro que el nacionalismo revolucionario, que define a la clase obrera y el pueblo trabajador como integrantes fundamentales de la Nación. Y cuyos intereses históricos y los de la Nación confluyen en uno, indivisible y único: el combate a muerte y la liquidación del imperialismo y sus agentes locales, y la construcción del Socialismo.
Ni el nacionalismo burgués clerical- evangelista pentecostal, ultramontano, ni el nazifascismo ni ninguna de estas experiencias nefastas, racistas, reaccionarias, oscurantistas, proimperialistas y antipopulares se avienen a los dictados de los revolucionarios aquí citados ni a otros. El nazifasismo de Bolsonaro en Brasil, y el nazifascismo ‘liberal´ que hoy encarna el mamarracho macrista en Argentina, en transición a un autogolpe nazifascista con ribetes religiosos y chauvinistas a la violeta, son estratagemas imperialistas para someter a los trastornados de un bando y los decentes ciudadanos del otro a la explotación, la humillación y la burla antes de llevarlos definitivamente al matadero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario