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Nietzsche en presente
Un potente libro que teniendo como centro de
gravedad al pensador alemán se amplía al pensamiento contemporáneo. El
que avisa no comete traición: lectura para gente habituada a lecturas
filosóficas.
Por Iñaki Urdanibia
No cabe duda de que el autor de Más allá del bien y del mal ha dado mucho que hablar a filósofos y a gente ajena a tales pagos reflexivos. No es mi pretensión en esta ocasión entrar, ni siquiera con patitas de paloma, en el asunto de su descalificación o de su glorificación, mas sí quisiera mantener que en nuestros tiempos la figura de quien filosofaba con el martillo es digna de ser tenida en cuenta. Con respecto a las diferentes valoraciones al respecto escribí hace algún tiempo algunas líneas en esta misma red ( http://kaosenlared.net/nietzsche-en-contra-y-a-favor/ ), en tal artículo daba cuenta , precisamente, de una obra de reivindicación nietzscheana coordinada por Dorian Astor ( Béziers, 1973), y digo precisamente ya que ahora acaba de publicarse en Acantilado una obra de este filósofo , germanista y musicólogo francés, dedicada al pensador germano : « Nietzsche. La zozobra del presente ».
De todos modos ¿otro maldito libro sobre Nietzsche? No es la pretensión del autor, que ya desde las primeras paginas señala su objetivo con precisión: qué nos dice Nietzsche a nosotros ciudadanos modernos, y qué estamos dispuestos a entender de lo que nos dice; así pues la relación del autor de Así habló Zaratustra con el presente es lo que va a ocupar la atención de Astor, no intenta, pues, el autor escribir una presentación al pensador germano sino realizar un comentario que tiene como eje lo ya mentado, y que conlleva un examen sobre nuestra capacidad de lectura y nuestra disposición receptiva, más allá de las leyendas urdidas en torno al filósofo y filólogo alemán.
Así pues, el acercamiento que se realiza del pensador visitado es rigurosa y clarificadora donde las haya con el mérito añadido de poner en relación a Nietzsche con ciertas problemáticas que siguen manteniendo su pertinencia en nuestro hoy, al tiempo que se traen a colación diferentes interpretaciones que del autor se han vertido por filósofos como Gilles Deleuze , Jacques Derrida, Michel Foucault o Peter Sloterdijk, entre otros…en constante tensión entre Apolo y Dionisos con clara inclinación hacia el segundo.
Dorian Astor ha pergeñado una obra potente y magníficamente estructurada en base a tres bloques: Intempestividad, Modernidad y Eternidad, que se definen en torno a tres ejes ( lo dionisíaco, el mundo como representación y la música), entrando en los temas mayores del pensamiento nietzscheano y haciendo hincapié en los niveles espirituales y filosóficos, modo de acceder al análisis de la modernidad como un escenario en el que se cruzan una serie de contradicciones, las que según la óptica de Nietzsche solo obtendrán solución en la medida en que se dé una radical transformación en los seres humanos; en tal busca de brújula, y en diferentes épocas, se han movido algunas corrientes filosóficas desde los tiempos del helenismo, terreno estudiado con detalle por Pierre Hadot y con dispar óptica por Michel Foucault, centrando su atención, no obstante, en los ejercicios espirituales que propugnaban el cuidado de sí que elevase a la propia persona empeñada en hacer de su existencia una obra de arte. No es tarea fácil rastrear los diferentes pasos de Nietzsche ya que , por una parte, se dan afirmaciones que parecen contradecir a otras manifestadas con anterioridad, amén del sistema aforístico utilizado que hace que la interpretación no resulte algo transparente sino que se haya de tratar de hallar un hilo conductor que es la ardua tarea que encara Astor. Idas, venidas, desplazamientos, derivas y avances o retrocesos en zigzag que son seguidos pormenorizadamente por el ensayista que propone la tesis de que existe en Nietzsche un intento de ubicar su pensamiento en los pagos de lo dionisíaco, como terreno mistérico y esotérico, mas tratando de fusionar tal postura, casi contemplativa, con la acción, con la historia, proponiendo una agonísitica en la que se crucen o encuentren el conocimiento de sí, el de los otros y el del propio mundo, única manera de salir de la zozobra que parece anunciar el naufragio, que únicamente puede ser enfrentado desde la misma zozobra. Unos pasos por los límites y su superación, y las relaciones entre poder y saber ( tema tan caro a los trabajos del autor de La arqueología del saber), el discurso y la existencia, y las consecuencias que de todo ello se derivará de cara a la aceptación de la verdad, de las verdades; « leer a Nietzsche es más bien enfrentarse a la dinámica de las interferencias y a la inercia de las opacidades, a los objetos de escándalo y de litigio, a las fuerzas de atracción y repulsión que definen toda una economía de los síes y los noes ».
El recorrido propuesto exige tomar conciencia de los lazos que unen la modernidad, a los coetáneos, con la Antigüedad, lo que hace comprender el nexo que supone entre ambas épocas una cierta situación, como, externa a la historia lineal, entrelazamiento que hace que lo que en un momento está en trance de devenir se convierta en historicidad, y esto va a tener como consecuencia la exigencia de comprender que no se dan saltos que supongan una fractura con respecto a lo anterior, sino que un tiempo toma base en los anteriores.
Si Nietzsche hablaba de los filósofos como médicos de la cultura , Astor centrando el objetivo en lo cultural va a desplazarlo desde la óptica nietzscheana, entrada en el XIX, a nuestro hoy, rastreando los temas que preocupan a nuestra época. La apertura del ensayo nos lleva a Wagner y a algunas derivas por la cultura griega, con el fin de adentrarnos en el estudios del instante, de un puro presente, irrepetible, que nos arrastra hacia una comprensión de la concepción nietzscheana del tiempo y , más en concreto, del presente. Se detiene para tal análisis o exploración en El nacimiento de la tragedia, leído en paralelo a Las consideraciones intempestivas, aclarando las relaciones entre la historia y la vida, con incursiones en las cuestiones de la memoria, el olvido, extrayendo como conclusión que el conocimiento del pasado nos sitúa más adecuadamente de cara a la acción justa del presente, mas resultando necesario hurgar en los diferentes modos de historia: monumental, anticuaria y crítica; la primera centrada en destacar los momentos y personajes considerados esenciales, terreno en el que Astor contrasta a Nietzsche con algunos pensadores de la actualidad, y estableciendo un interesante paralelo entre Nietzsche y Hannah Arendt, y con Marx…lo que obliga a subrayar la memoria, la historia y la ación, en relación la primera, y con las masas en relación al segundo.
Una triada juega en la lectura de la obra, como ya he nombrado con anterioridad ( la intempestividad, la modernidad y la eternidad), que hace mirar con perspectiva los textos de Nietzsche, el aggiornamiento de su obra, y la mirada sobre dos presentes: el del pensador estudio y el nuestro. Trabajo que va acompañado con numerosas referencias y caminos que se abren en diferentes perspectivas por los pagos de la sospecha sobre las supuestas verdades, tarea genealógica ya emprendida en su tiempo por la piqueta nietzscheana, labor que Astor emparenta con el trabajo de Jacques Rancière en lo que hace a la educación de la juventud ( evitando las estancas clasificaciones platónicas, único camino para alcanzar la verdadera emancipación), sin obviar los lúcidos, hasta el deslumbre, de sus rastreos por la crisis de la cultura con paradas obligatorias en Arendt o en tiempos más actuales en los análisis de Guy Debord ( unido a Nietzsche en la cuestión de la imagen…y la distorsión espectacular), Giorgio Agamben ( partiendo de que la vergüenza de ser hombre, presente en algunos pasajes nietzscheanos, y manifestada por Primo Levi, es un potente acicate para la lucha transformadora; cuestión en la que de uno u otro modo coincide con el devenir-revolucionario de Deleuze&Guattari) y o Pierre Sloterdijk, y su interpretación de Zaratustra como texto evangélico, por nombrar algunos de los visitados. La tarea reivindicada por Foucault de realizar una ontología del presente, es una de las cuestiones claves de cara al estudio de la modernidad, término que por cierto no es apenas utilizado por el germano, y de manera especial su trabajo genealógico, de clara inspiración nietzscheana que le conduce de su teoría del poder al de la biopolítica, etc . De enorme interés resultan, al menos para qel que esto escribe, el acercamiento que Astor realiza a la filosofía deleuziana(guattariana) centrada en el acontecimiento, con especial atención al mayo del 68 como muestra de acontecimiento en el que el deseo invierte los valores de la normalidad dominante, en una clara puesta en práctica de lo dionisíaco, frente a lo apolíneo, verdadero acontecimiento de juventud en una senda nítida de devenir-revolucionario, en un empeño tenaz por « romper con lo que había llegado a ser intolerable del pasado»…sin un proyecto cerrado, y fantasmal, sino en una explosión nomádica y rizomática que suponían « desgarrones en ciertos puntos precisos del “tejido social” »; sin obviar las anotaciones acerca del concepto de amistad encarado por Jacques Derrida… y sus aclaraciones acerca de las torticeras confusiones entre las posturas de Carl Schmitt y Nietzsche sobre la franja entre amigos /enemigos…Y no sigo, ya que las pistas abiertas por Dorian Astor asoman en cada paso que da, incrustando el filosofar nietzscheano en el corazón del presente.
Otros asuntos son tratados, entre los muchos que son abordados por la escrutadora mirada de Astor: así la relación entre fenomenos y noumenos, la verdad, la razón y el racionalismo, permitiéndose el autor un cierto ajuste de cuentas con algunas traducciones y consiguientes interpretaciones -con sus transparentes relaciones con la cuestión del lenguaje- forzadas que se han hecho de estos conceptos en la obra de Nietzsche…llevando a cabo una minuciosa tarea de delimitación en lucha contra ciertas simplificaciones como la llevada a cabo por el consensual y dialógico Jürgen Habermas ( temeroso de las posturas dichas radicales, que se sitúan según su temperada óptica, en zona de peligro; erigiéndose así en guardián de la normalidad ambiente), al que Astor pone en contraste con la visión de Martin Heidegger, y sus lecciones en lo que hace al hombre democrático para lo que recurre a Foucault, y algunos clásicos como Hobbes o Tocqueville .
En fin, un certero seguimiento que nos abre a diferentes interpretaciones y que no deja de lado la clarificación de algunos de los términos claves de la obra de Nietzsche: el superhombre y el último hombre, el terno retorno, su supuesto biologismo, la gran salud, la filosofía del porvenir…Un ensayo que tomando como centro de atención el ya nombrado, y reiterado, sirve bien para adentrarnos en cuestiones de actualidad, enfocadas desde una posible óptica nietzscheana, y que se extiende a diversas teorías e interpretaciones deudoras, de uno u otro modo, con el maestro de Weimar, y que nos ayudan a reflexionar sobre el presente y sobre el futuro, siguiendo cronológicamente sus escritos ( El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, Así habló Zatatustra, La genealogía de la moral, El Anticristo…) y situando el eje en su vena anti-democrática y las visiones enfrentadas, desde la ética, de los pensadores contemporáneos ya nombrados…y de algunos que no nombro porque todo no se puede nombrar en un libro que es un abuso de documentación y referencias..
Este libro además de lo dicho, que no es poco, es mucho más: es un cúmulo de lecciones de filosofía y una invitación a pensar nuestro hoy , postmoderno , desestabilizado por los llamados totalitarismos bajo la insegura e intermitente luz de la sombra del caminante solitario, resplandor de quien se consideraba un pensador póstumo…y si el germano decía filosofar con el martillo, el francés lo hace con la desbrozadora.
Por Iñaki Urdanibia
No cabe duda de que el autor de Más allá del bien y del mal ha dado mucho que hablar a filósofos y a gente ajena a tales pagos reflexivos. No es mi pretensión en esta ocasión entrar, ni siquiera con patitas de paloma, en el asunto de su descalificación o de su glorificación, mas sí quisiera mantener que en nuestros tiempos la figura de quien filosofaba con el martillo es digna de ser tenida en cuenta. Con respecto a las diferentes valoraciones al respecto escribí hace algún tiempo algunas líneas en esta misma red ( http://kaosenlared.net/nietzsche-en-contra-y-a-favor/ ), en tal artículo daba cuenta , precisamente, de una obra de reivindicación nietzscheana coordinada por Dorian Astor ( Béziers, 1973), y digo precisamente ya que ahora acaba de publicarse en Acantilado una obra de este filósofo , germanista y musicólogo francés, dedicada al pensador germano : « Nietzsche. La zozobra del presente ».
De todos modos ¿otro maldito libro sobre Nietzsche? No es la pretensión del autor, que ya desde las primeras paginas señala su objetivo con precisión: qué nos dice Nietzsche a nosotros ciudadanos modernos, y qué estamos dispuestos a entender de lo que nos dice; así pues la relación del autor de Así habló Zaratustra con el presente es lo que va a ocupar la atención de Astor, no intenta, pues, el autor escribir una presentación al pensador germano sino realizar un comentario que tiene como eje lo ya mentado, y que conlleva un examen sobre nuestra capacidad de lectura y nuestra disposición receptiva, más allá de las leyendas urdidas en torno al filósofo y filólogo alemán.
Así pues, el acercamiento que se realiza del pensador visitado es rigurosa y clarificadora donde las haya con el mérito añadido de poner en relación a Nietzsche con ciertas problemáticas que siguen manteniendo su pertinencia en nuestro hoy, al tiempo que se traen a colación diferentes interpretaciones que del autor se han vertido por filósofos como Gilles Deleuze , Jacques Derrida, Michel Foucault o Peter Sloterdijk, entre otros…en constante tensión entre Apolo y Dionisos con clara inclinación hacia el segundo.
Dorian Astor ha pergeñado una obra potente y magníficamente estructurada en base a tres bloques: Intempestividad, Modernidad y Eternidad, que se definen en torno a tres ejes ( lo dionisíaco, el mundo como representación y la música), entrando en los temas mayores del pensamiento nietzscheano y haciendo hincapié en los niveles espirituales y filosóficos, modo de acceder al análisis de la modernidad como un escenario en el que se cruzan una serie de contradicciones, las que según la óptica de Nietzsche solo obtendrán solución en la medida en que se dé una radical transformación en los seres humanos; en tal busca de brújula, y en diferentes épocas, se han movido algunas corrientes filosóficas desde los tiempos del helenismo, terreno estudiado con detalle por Pierre Hadot y con dispar óptica por Michel Foucault, centrando su atención, no obstante, en los ejercicios espirituales que propugnaban el cuidado de sí que elevase a la propia persona empeñada en hacer de su existencia una obra de arte. No es tarea fácil rastrear los diferentes pasos de Nietzsche ya que , por una parte, se dan afirmaciones que parecen contradecir a otras manifestadas con anterioridad, amén del sistema aforístico utilizado que hace que la interpretación no resulte algo transparente sino que se haya de tratar de hallar un hilo conductor que es la ardua tarea que encara Astor. Idas, venidas, desplazamientos, derivas y avances o retrocesos en zigzag que son seguidos pormenorizadamente por el ensayista que propone la tesis de que existe en Nietzsche un intento de ubicar su pensamiento en los pagos de lo dionisíaco, como terreno mistérico y esotérico, mas tratando de fusionar tal postura, casi contemplativa, con la acción, con la historia, proponiendo una agonísitica en la que se crucen o encuentren el conocimiento de sí, el de los otros y el del propio mundo, única manera de salir de la zozobra que parece anunciar el naufragio, que únicamente puede ser enfrentado desde la misma zozobra. Unos pasos por los límites y su superación, y las relaciones entre poder y saber ( tema tan caro a los trabajos del autor de La arqueología del saber), el discurso y la existencia, y las consecuencias que de todo ello se derivará de cara a la aceptación de la verdad, de las verdades; « leer a Nietzsche es más bien enfrentarse a la dinámica de las interferencias y a la inercia de las opacidades, a los objetos de escándalo y de litigio, a las fuerzas de atracción y repulsión que definen toda una economía de los síes y los noes ».
El recorrido propuesto exige tomar conciencia de los lazos que unen la modernidad, a los coetáneos, con la Antigüedad, lo que hace comprender el nexo que supone entre ambas épocas una cierta situación, como, externa a la historia lineal, entrelazamiento que hace que lo que en un momento está en trance de devenir se convierta en historicidad, y esto va a tener como consecuencia la exigencia de comprender que no se dan saltos que supongan una fractura con respecto a lo anterior, sino que un tiempo toma base en los anteriores.
Si Nietzsche hablaba de los filósofos como médicos de la cultura , Astor centrando el objetivo en lo cultural va a desplazarlo desde la óptica nietzscheana, entrada en el XIX, a nuestro hoy, rastreando los temas que preocupan a nuestra época. La apertura del ensayo nos lleva a Wagner y a algunas derivas por la cultura griega, con el fin de adentrarnos en el estudios del instante, de un puro presente, irrepetible, que nos arrastra hacia una comprensión de la concepción nietzscheana del tiempo y , más en concreto, del presente. Se detiene para tal análisis o exploración en El nacimiento de la tragedia, leído en paralelo a Las consideraciones intempestivas, aclarando las relaciones entre la historia y la vida, con incursiones en las cuestiones de la memoria, el olvido, extrayendo como conclusión que el conocimiento del pasado nos sitúa más adecuadamente de cara a la acción justa del presente, mas resultando necesario hurgar en los diferentes modos de historia: monumental, anticuaria y crítica; la primera centrada en destacar los momentos y personajes considerados esenciales, terreno en el que Astor contrasta a Nietzsche con algunos pensadores de la actualidad, y estableciendo un interesante paralelo entre Nietzsche y Hannah Arendt, y con Marx…lo que obliga a subrayar la memoria, la historia y la ación, en relación la primera, y con las masas en relación al segundo.
Una triada juega en la lectura de la obra, como ya he nombrado con anterioridad ( la intempestividad, la modernidad y la eternidad), que hace mirar con perspectiva los textos de Nietzsche, el aggiornamiento de su obra, y la mirada sobre dos presentes: el del pensador estudio y el nuestro. Trabajo que va acompañado con numerosas referencias y caminos que se abren en diferentes perspectivas por los pagos de la sospecha sobre las supuestas verdades, tarea genealógica ya emprendida en su tiempo por la piqueta nietzscheana, labor que Astor emparenta con el trabajo de Jacques Rancière en lo que hace a la educación de la juventud ( evitando las estancas clasificaciones platónicas, único camino para alcanzar la verdadera emancipación), sin obviar los lúcidos, hasta el deslumbre, de sus rastreos por la crisis de la cultura con paradas obligatorias en Arendt o en tiempos más actuales en los análisis de Guy Debord ( unido a Nietzsche en la cuestión de la imagen…y la distorsión espectacular), Giorgio Agamben ( partiendo de que la vergüenza de ser hombre, presente en algunos pasajes nietzscheanos, y manifestada por Primo Levi, es un potente acicate para la lucha transformadora; cuestión en la que de uno u otro modo coincide con el devenir-revolucionario de Deleuze&Guattari) y o Pierre Sloterdijk, y su interpretación de Zaratustra como texto evangélico, por nombrar algunos de los visitados. La tarea reivindicada por Foucault de realizar una ontología del presente, es una de las cuestiones claves de cara al estudio de la modernidad, término que por cierto no es apenas utilizado por el germano, y de manera especial su trabajo genealógico, de clara inspiración nietzscheana que le conduce de su teoría del poder al de la biopolítica, etc . De enorme interés resultan, al menos para qel que esto escribe, el acercamiento que Astor realiza a la filosofía deleuziana(guattariana) centrada en el acontecimiento, con especial atención al mayo del 68 como muestra de acontecimiento en el que el deseo invierte los valores de la normalidad dominante, en una clara puesta en práctica de lo dionisíaco, frente a lo apolíneo, verdadero acontecimiento de juventud en una senda nítida de devenir-revolucionario, en un empeño tenaz por « romper con lo que había llegado a ser intolerable del pasado»…sin un proyecto cerrado, y fantasmal, sino en una explosión nomádica y rizomática que suponían « desgarrones en ciertos puntos precisos del “tejido social” »; sin obviar las anotaciones acerca del concepto de amistad encarado por Jacques Derrida… y sus aclaraciones acerca de las torticeras confusiones entre las posturas de Carl Schmitt y Nietzsche sobre la franja entre amigos /enemigos…Y no sigo, ya que las pistas abiertas por Dorian Astor asoman en cada paso que da, incrustando el filosofar nietzscheano en el corazón del presente.
Otros asuntos son tratados, entre los muchos que son abordados por la escrutadora mirada de Astor: así la relación entre fenomenos y noumenos, la verdad, la razón y el racionalismo, permitiéndose el autor un cierto ajuste de cuentas con algunas traducciones y consiguientes interpretaciones -con sus transparentes relaciones con la cuestión del lenguaje- forzadas que se han hecho de estos conceptos en la obra de Nietzsche…llevando a cabo una minuciosa tarea de delimitación en lucha contra ciertas simplificaciones como la llevada a cabo por el consensual y dialógico Jürgen Habermas ( temeroso de las posturas dichas radicales, que se sitúan según su temperada óptica, en zona de peligro; erigiéndose así en guardián de la normalidad ambiente), al que Astor pone en contraste con la visión de Martin Heidegger, y sus lecciones en lo que hace al hombre democrático para lo que recurre a Foucault, y algunos clásicos como Hobbes o Tocqueville .
En fin, un certero seguimiento que nos abre a diferentes interpretaciones y que no deja de lado la clarificación de algunos de los términos claves de la obra de Nietzsche: el superhombre y el último hombre, el terno retorno, su supuesto biologismo, la gran salud, la filosofía del porvenir…Un ensayo que tomando como centro de atención el ya nombrado, y reiterado, sirve bien para adentrarnos en cuestiones de actualidad, enfocadas desde una posible óptica nietzscheana, y que se extiende a diversas teorías e interpretaciones deudoras, de uno u otro modo, con el maestro de Weimar, y que nos ayudan a reflexionar sobre el presente y sobre el futuro, siguiendo cronológicamente sus escritos ( El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, Así habló Zatatustra, La genealogía de la moral, El Anticristo…) y situando el eje en su vena anti-democrática y las visiones enfrentadas, desde la ética, de los pensadores contemporáneos ya nombrados…y de algunos que no nombro porque todo no se puede nombrar en un libro que es un abuso de documentación y referencias..
Este libro además de lo dicho, que no es poco, es mucho más: es un cúmulo de lecciones de filosofía y una invitación a pensar nuestro hoy , postmoderno , desestabilizado por los llamados totalitarismos bajo la insegura e intermitente luz de la sombra del caminante solitario, resplandor de quien se consideraba un pensador póstumo…y si el germano decía filosofar con el martillo, el francés lo hace con la desbrozadora.
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