Peña tendría que “aguantar vara”
Francisco Garfias
Una mala: se cayó el gran acuerdo
nacional que los líderes del PRI, del PAN y del PRD proyectaban firmar
el día de mañana en la ciudad de Querétaro, supuestamente en presencia
de Enrique Peña Nieto.
Iba a ser el “campanazo” de inicio de sexenio, pero cometieron un error de primaria. Fue anunciado ruidosamente, sin haberlo procesado al interior de las agrupaciones políticas.
Lo que pretendía ser “un pacto más allá de La Moncloa” —así lo definió el panista Gustavo Madero con López-Dóriga— no llegó a ser más que un catálogo cupular de buenos propósitos.
Cinco son los temas que propone el Pacto por México: seguridad universal, crecimiento económico, empleo y competitividad, seguridad pública, transparencia y rendición de cuentas, y gobernabilidad democrática. Era un primer peldaño para la aprobación de las reformas estructurales. Peña ya lo celebraba desde Canadá. Tuvo que atemperar su euforia. Hoy nos dicen que no se cayó, que sólo se pospone. Pero vemos muy difícil que se retome con sus protagonistas originales. Las reformas que implica hacen intransitable ese pacto para la izquierda. No imaginamos al PRD aprobando la eliminación de la tasa cero a alimentos y medicinas (reforma fiscal). Tampoco la apertura de Pemex a la inversión privada (reforma energética) por mucho que la mancuerna Manlio-Gamboa haya mostrado su eficacia en el Congreso.
■ Sabemos que Gustavo Madero, jefe nacional del PAN, enfrentó serios cuestionamientos por el pacto, no sólo de legisladores afines al Presidente saliente, Luisa María Calderón entre ellos, sino de Gabriela Cuevas, Ernesto Ruffo, Raúl Gracia y otros.
Los cuestionamientos van desde “la prisa” para firmarlo hasta reproches de “regalar” al PRI la posibilidad de colgarse “medallas” —con la aprobación de reformas— que, siendo oposición, le negó al PAN. Una fuente parlamentaria del azul nos dijo incluso que Gabriela Cuevas calificó de “ingenuidad” la firma del acuerdo.
El bajacaliforniano Ruffo llegó a proponer que se firmara el acuerdo a cambio de que el PRI renunciara a su intención de fusionar la Secretaría de Seguridad Pública con la de Gobernación.
Es de los que temen que con la policía bajo control del hombre de Bucareli regresen “los tiempos de antes”. Nos dicen también que el pacto encontró en Javier Corral su más férreo defensor. El senador de Chihuahua está convencido de que un acuerdo como el que se pretendía firmar comprometería más a Peña que la estrategia de “pago por evento” que se ha utilizado hasta ahora.
■ La cosa es más seria en el PRD. Jesús Zambrano de plano fue desautorizado por el Consejo Político del amarillo. Ocho de sus 15 miembros votaron en contra del acuerdo, cuatro a favor y una abstención, la del presidente nacional. Los dos faltantes no asistieron a la sesión.
Hablamos con Dolores Padierna, vicecoordinadora del grupo parlamentario del PRD en el Senado, dirigente de Izquierda Democrática Nacional. No está de acuerdo ni en la forma ni en el fondo. Zambrano no puede comprometer la firma del PRD en un documento que no fue discutido al interior de la agrupación política. “Esa es la forma”, dijo.
El fondo: El pacto, según ella, compromete la privatización de Pemex; la aprobación del IVA generalizado y la “legitimación” de la toma de protesta de Peña Nieto.
Padierna agregó que Zambrano “tiene permiso” de continuar el diálogo con las demás fuerzas políticas, pero sin violar los principios del partido “y sin traicionarnos a nosotros mismos”.
■ Ya encarrerados, le preguntamos a Dolores si está de acuerdo en que se ocupe la tribuna de la Cámara de Diputados durante la toma de protesta de Peña Nieto.
“Siendo válido, no sería conveniente. Es una estrategia que desprestigia. La mayoría piensa así. Personalmente no estoy de acuerdo en que se tome la tribuna”, respondió.
■ Los asambleístas de IDN, identificados con René Bejarano, amenazan con hacer alboroto en la toma de protesta de Miguel Mancera como jefe de Gobierno del DF, el próximo 5 de diciembre, en el edificio de Donceles.
“Si viene Peña, tiene que aguantar vara…”, advirtió Eduardo Santillán. La amenaza obligó a Manuel Granados, presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF, a protestarle a René Bejarano. Los 16 asambleístas de IDN se le cuadran al famoso profesor.
Nos dice Granados que ya hizo formalmente la invitación a Peña vía Miguel Osorio Chong. Así se lo pidieron en el equipo de transición. La respuesta del hidalguense fue por demás ambigua: “Lo estamos analizando”.
El asambleísta del PRD; otrora coordinador de asesores de Mancera, espera una respuesta positiva. Lamentaría muchísimo que Peña Nieto optara por no asistir. “Sería una mala señal”, dice.
Está convencido de que es la oportunidad para que un Presidente de la República se reconcilie con los capitalinos. Deja claro, eso sí, que no pedirá un cerco de seguridad alrededor de la Asamblea Legislativa. Jura que los bejaranistas tendrán un comportamiento republicano. “Le tienen respeto al doctor”, asegura.
Granados, por cierto, conectó de hit esta semana. La mediación de la Asamblea fue clave para resolver el conflicto en la UACM.
2012-11-29 02:36:00
Iba a ser el “campanazo” de inicio de sexenio, pero cometieron un error de primaria. Fue anunciado ruidosamente, sin haberlo procesado al interior de las agrupaciones políticas.
Lo que pretendía ser “un pacto más allá de La Moncloa” —así lo definió el panista Gustavo Madero con López-Dóriga— no llegó a ser más que un catálogo cupular de buenos propósitos.
Cinco son los temas que propone el Pacto por México: seguridad universal, crecimiento económico, empleo y competitividad, seguridad pública, transparencia y rendición de cuentas, y gobernabilidad democrática. Era un primer peldaño para la aprobación de las reformas estructurales. Peña ya lo celebraba desde Canadá. Tuvo que atemperar su euforia. Hoy nos dicen que no se cayó, que sólo se pospone. Pero vemos muy difícil que se retome con sus protagonistas originales. Las reformas que implica hacen intransitable ese pacto para la izquierda. No imaginamos al PRD aprobando la eliminación de la tasa cero a alimentos y medicinas (reforma fiscal). Tampoco la apertura de Pemex a la inversión privada (reforma energética) por mucho que la mancuerna Manlio-Gamboa haya mostrado su eficacia en el Congreso.
■ Sabemos que Gustavo Madero, jefe nacional del PAN, enfrentó serios cuestionamientos por el pacto, no sólo de legisladores afines al Presidente saliente, Luisa María Calderón entre ellos, sino de Gabriela Cuevas, Ernesto Ruffo, Raúl Gracia y otros.
Los cuestionamientos van desde “la prisa” para firmarlo hasta reproches de “regalar” al PRI la posibilidad de colgarse “medallas” —con la aprobación de reformas— que, siendo oposición, le negó al PAN. Una fuente parlamentaria del azul nos dijo incluso que Gabriela Cuevas calificó de “ingenuidad” la firma del acuerdo.
El bajacaliforniano Ruffo llegó a proponer que se firmara el acuerdo a cambio de que el PRI renunciara a su intención de fusionar la Secretaría de Seguridad Pública con la de Gobernación.
Es de los que temen que con la policía bajo control del hombre de Bucareli regresen “los tiempos de antes”. Nos dicen también que el pacto encontró en Javier Corral su más férreo defensor. El senador de Chihuahua está convencido de que un acuerdo como el que se pretendía firmar comprometería más a Peña que la estrategia de “pago por evento” que se ha utilizado hasta ahora.
■ La cosa es más seria en el PRD. Jesús Zambrano de plano fue desautorizado por el Consejo Político del amarillo. Ocho de sus 15 miembros votaron en contra del acuerdo, cuatro a favor y una abstención, la del presidente nacional. Los dos faltantes no asistieron a la sesión.
Hablamos con Dolores Padierna, vicecoordinadora del grupo parlamentario del PRD en el Senado, dirigente de Izquierda Democrática Nacional. No está de acuerdo ni en la forma ni en el fondo. Zambrano no puede comprometer la firma del PRD en un documento que no fue discutido al interior de la agrupación política. “Esa es la forma”, dijo.
El fondo: El pacto, según ella, compromete la privatización de Pemex; la aprobación del IVA generalizado y la “legitimación” de la toma de protesta de Peña Nieto.
Padierna agregó que Zambrano “tiene permiso” de continuar el diálogo con las demás fuerzas políticas, pero sin violar los principios del partido “y sin traicionarnos a nosotros mismos”.
■ Ya encarrerados, le preguntamos a Dolores si está de acuerdo en que se ocupe la tribuna de la Cámara de Diputados durante la toma de protesta de Peña Nieto.
“Siendo válido, no sería conveniente. Es una estrategia que desprestigia. La mayoría piensa así. Personalmente no estoy de acuerdo en que se tome la tribuna”, respondió.
■ Los asambleístas de IDN, identificados con René Bejarano, amenazan con hacer alboroto en la toma de protesta de Miguel Mancera como jefe de Gobierno del DF, el próximo 5 de diciembre, en el edificio de Donceles.
“Si viene Peña, tiene que aguantar vara…”, advirtió Eduardo Santillán. La amenaza obligó a Manuel Granados, presidente de la Comisión de Gobierno de la ALDF, a protestarle a René Bejarano. Los 16 asambleístas de IDN se le cuadran al famoso profesor.
Nos dice Granados que ya hizo formalmente la invitación a Peña vía Miguel Osorio Chong. Así se lo pidieron en el equipo de transición. La respuesta del hidalguense fue por demás ambigua: “Lo estamos analizando”.
El asambleísta del PRD; otrora coordinador de asesores de Mancera, espera una respuesta positiva. Lamentaría muchísimo que Peña Nieto optara por no asistir. “Sería una mala señal”, dice.
Está convencido de que es la oportunidad para que un Presidente de la República se reconcilie con los capitalinos. Deja claro, eso sí, que no pedirá un cerco de seguridad alrededor de la Asamblea Legislativa. Jura que los bejaranistas tendrán un comportamiento republicano. “Le tienen respeto al doctor”, asegura.
Granados, por cierto, conectó de hit esta semana. La mediación de la Asamblea fue clave para resolver el conflicto en la UACM.
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