Colombiano diseña ropa blindada para niños de EU
Internacional
Se
trata de ropa discreta, "soluciones de seguridad" que según dijo
Caballero en una entrevista, pueden vestir los menores por la calle y
en la escuela y pasar desapercibidos.
La
masacre en la escuela estadounidense de Newtown llevó a Miguel
Caballero, el colombiano conocido como el "Armani" de la ropa blindada, a
diseñar en tan sólo dos semanas una colección de prendas y accesorios
para niños de 8 a 14 años.
Se trata de ropa discreta, "soluciones de seguridad" que según dijo Caballero en una entrevista, pueden vestir los menores por la calle y en la escuela y pasar desapercibidos.
Caballero tiene claro que el mercado de su línea infantil"MC KIDS" está en Estados Unidos y Canadá, pues es "donde tienen el problema", según el diseñador.
Así, tras unir esfuerzos de varios departamentos de su compañía, le dio vida a las cuatro categorías de su colección: "V-Bag", "Puffer Kids", "T-Shirt Kids" y "Safety Vest".
La primera ofrece la función de chaleco y morral con protección frontal y posterior, e incluye ajustes laterales que ofrecen una mejor horma de los paneles, al tiempo que se puede usar como escudo según la situación de riesgo.
"En el mundo existen morrales blindados, pero no existía una solución integrada", dice el empresario, que tiene una fábrica en Bogotá, otra en México y que proyecta abrir una más en Perú.
"Puffer Kids" es un chaleco deportivo, para niño y niña, acolchado y con cuello nehru; mientras que "T-Shirt Kids" es una camiseta interior que se ajusta al cuerpo con sus fibras de alta tecnología, lo que permite ser usada bajo cualquier prenda.
Y el "Safety Vest" fue especialmente diseñado para dotación en escuelas y colegios como medida preventiva en situaciones de peligro que incluyan armas de fuego.
"Si las escuelas son las que tienen el problema y los riesgos de mayores incidentes están ahí, pues las escuelas pueden tener dotación de chalecos de protección", aseguró Caballero.
Y agregó que la prenda, que siempre será roja, debe estar disponible para los alumnos al momento de la orden de un profesor, con el fin de que puedan utilizarla "para bajar el riesgo" en un ataque.
Lo del color, explica, no es un capricho, pues "la lógica indica que el atacante va a disparar sobre la zona que le queda más fácil y por eso se hizo roja", para que apunte sobre "esa zona que es segura y minimizar el riesgo de que dispare otras partes".
Con la colección infantil, Caballero dice que su compañía quiere "hacer un producto mucho más amigable para el niño".
Las ventas de mochilas antibalas y de pantalones blindados se disparó en Estados Unidos después de la masacre de la escuela de Newtown del pasado 14 de diciembre, cuando el joven Adam Lanza mató a 20 niños y a 6 adultos.
"Todos los productos fueron diseñados y pensados para el mercado americano y el mercado canadiense", dijo, y aunque hay otras empresas en el sector, confía en que le avale el hecho de que las fuerzas de seguridad de doce Gobiernos de Latinoamérica vistan sus prendas, entre ellos once jefes de Estado.
Miguel Caballero arrancó en 1992 con un capital de 10 dólares y el diseño de un chaleco antibalas para mujeres, y desde entonces su cartera de clientes se ha expandido por el mundo, hasta el punto de exportar el 95 % de sus productos.
Medio Oriente se queda con el 50 %, Latinoamérica con el 45 % y otros países, incluido Colombia, compran el restante 5 %.
El año pasado la firma, que tiene 180 empleados, puso en el mercado 32.000 piezas, que van desde uniformes para cuerpos de policía, ejércitos y escoltas hasta camisas formales, guayaberas (camisas caribeñas de hilo) y chaquetas para empresarios, mandatarios y cantantes.
Se trata de ropa discreta, "soluciones de seguridad" que según dijo Caballero en una entrevista, pueden vestir los menores por la calle y en la escuela y pasar desapercibidos.
Caballero tiene claro que el mercado de su línea infantil"MC KIDS" está en Estados Unidos y Canadá, pues es "donde tienen el problema", según el diseñador.
Así, tras unir esfuerzos de varios departamentos de su compañía, le dio vida a las cuatro categorías de su colección: "V-Bag", "Puffer Kids", "T-Shirt Kids" y "Safety Vest".
La primera ofrece la función de chaleco y morral con protección frontal y posterior, e incluye ajustes laterales que ofrecen una mejor horma de los paneles, al tiempo que se puede usar como escudo según la situación de riesgo.
"En el mundo existen morrales blindados, pero no existía una solución integrada", dice el empresario, que tiene una fábrica en Bogotá, otra en México y que proyecta abrir una más en Perú.
"Puffer Kids" es un chaleco deportivo, para niño y niña, acolchado y con cuello nehru; mientras que "T-Shirt Kids" es una camiseta interior que se ajusta al cuerpo con sus fibras de alta tecnología, lo que permite ser usada bajo cualquier prenda.
Y el "Safety Vest" fue especialmente diseñado para dotación en escuelas y colegios como medida preventiva en situaciones de peligro que incluyan armas de fuego.
"Si las escuelas son las que tienen el problema y los riesgos de mayores incidentes están ahí, pues las escuelas pueden tener dotación de chalecos de protección", aseguró Caballero.
Y agregó que la prenda, que siempre será roja, debe estar disponible para los alumnos al momento de la orden de un profesor, con el fin de que puedan utilizarla "para bajar el riesgo" en un ataque.
Lo del color, explica, no es un capricho, pues "la lógica indica que el atacante va a disparar sobre la zona que le queda más fácil y por eso se hizo roja", para que apunte sobre "esa zona que es segura y minimizar el riesgo de que dispare otras partes".
Con la colección infantil, Caballero dice que su compañía quiere "hacer un producto mucho más amigable para el niño".
Las ventas de mochilas antibalas y de pantalones blindados se disparó en Estados Unidos después de la masacre de la escuela de Newtown del pasado 14 de diciembre, cuando el joven Adam Lanza mató a 20 niños y a 6 adultos.
"Todos los productos fueron diseñados y pensados para el mercado americano y el mercado canadiense", dijo, y aunque hay otras empresas en el sector, confía en que le avale el hecho de que las fuerzas de seguridad de doce Gobiernos de Latinoamérica vistan sus prendas, entre ellos once jefes de Estado.
Miguel Caballero arrancó en 1992 con un capital de 10 dólares y el diseño de un chaleco antibalas para mujeres, y desde entonces su cartera de clientes se ha expandido por el mundo, hasta el punto de exportar el 95 % de sus productos.
Medio Oriente se queda con el 50 %, Latinoamérica con el 45 % y otros países, incluido Colombia, compran el restante 5 %.
El año pasado la firma, que tiene 180 empleados, puso en el mercado 32.000 piezas, que van desde uniformes para cuerpos de policía, ejércitos y escoltas hasta camisas formales, guayaberas (camisas caribeñas de hilo) y chaquetas para empresarios, mandatarios y cantantes.
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