Francia: el Islam contraataca

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Varias decenas de coches incendiados, cientos de ventanas rotas, miles de personas atemorizadas, éste es el triste resultado de los disturbios en el suburbio parisino de Trappes. La detención de un oficial de veintiún años que se había convertido al islam sirvió de pretexto para los desórdenes.

Su esposa recibió ordenes de quitarse el niqab, un velo que cubre completamente la cara, lo que está prohibido por la ley francesa. El hombre opuso resistencia al policía y fue detenido. Como resultado cientos de personas atacaron la sede de la policía. Hay afectados y lesionados. Durante varios días los excitados defensores del hiyab destruyeron casas de los habitantes del suburbio, inundando el aire con las exclamaciones indignadas de “violaciones de sus derechos como ciudadanos franceses”. A los habitantes del lugar no les quedaba más que quejarse a la policía, acusando a las autoridades de inactividad y de aplicar una política migratoria demasiado leal.

Es curioso que aunque el 73 % de los franceses, según los sondeos de la opinión pública, ve en el islam una amenaza directa para la conservación de la identidad nacional, Francia es la nación más islamizada de Europa debido al flujo de inmigrantes francófonos procedentes de las (antiguas) colonias africanas. Por otro lado, además del islam, digamos “importado” al país, está ganando terreno la islamización de los propios franceses. En los últimos veinticinco años el número de personas convertidas al islam está creciendo vertiginosamente habiendo alcanzado la cifra de cien mil, y según otros datos hasta de doscientos mil. En 1986 eran cincuenta personas.

Le pedimos al conocido periodista francés de oposición Alexandre Ayroulet que comente dicha situación:

–Después de lo sucedido, las autoridades francesas deben preguntarse acerca de la existencia en la Francia de hoy de regiones completas controladas plenamente por los musulmanes más o menos radicales. Es interesante reflexionar si el islam no es utilizado a menudo sólo para encubrir diferentes acciones ilegales. También la sociedad francesa debe entender por qué aumenta el número de franceses convertidos al islam. En mi opinión, como en el caso de Trappes , se trata de habitantes de las zonas donde los musulmanes son la mayoría . Los cristianos ahí se convierten al islam por temor ante los vecinos agresivos, es decir que lo hacen más bien por deseo de asimilarse de algún modo con respecto a la gente de su entorno, que movidos por un ímpetu realmente religioso. Efectivamente, si la población en esos lugares es musulmana al 80–90 % , cualquier representante de otra confesión religiosa se sentirá presionado, aunque no físicamente.

Ayer el titular del Ministerio del Interior de Francia Manuel Valls declaró que la situación en Trappes es controlada por la policía y estaba poco a poco volviendo a la normalidad. Sin embargo, durante varios días todo el mundo fue testigo de la absoluta impotencia del gobierno francés ante los verdaderos dueños del suburbio parisino, a quienes no se aplican las leyes de la República Francesa.

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