jueves, 25 de julio de 2013

Oleada de protestas antigubernamentales en Bulgaria

Oleada de protestas antigubernamentales en Bulgaria

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En Bulgaria estalló una verdadera crisis política. El parlamento del país quedó prácticamente sitiado durante toda la noche. Sus puertas fueron bloqueadas por manifestantes que demandaban la dimisión del gobierno. Solo en la madrugada, la policía logró romper las barricadas y liberar a los diputados. Decenas de personas resultaron heridas en enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Hace ya casi medio año que Bulgaria está sumida en una serie de escándalos políticos. Las protestas masivas del febrero pasado llevaron a la renuncia del primer ministro Boiko Borísov y la disolución de su gabinete. La población reaccionó de esta manera a una brusca alza de precios de hidrocarburos. Cabe señalar que poco antes del conflicto, el gobierno renunció por iniciativa de su líder a dos promisorios proyectos energéticos con Rusia capaces de aportar considerables montos al presupuesto de Bulgaria y asegurar mejores precios de energía: el oleoducto Burgas–Alexandroupolis y la planta nuclear Belene. Los políticos occidentales consideraron que Bulgaria se vería más dependiente de Rusia con la realización de dichos proyectos, lo cual era inadmisible dada la participación de Bulgaria en la OTAN.
Siguiendo las recomendaciones de los estrategas occidentales, el gobierno sumió al país en una duradera crisis política y económica. El propio Borísov, por lo visto, no tenía ni idea de que estaba abriendo una verdadera caja de Pandora. En un país con una población de bajos ingresos, los precios de hidrocarburos son vitales. Y el nuevo gobierno tampoco pudo solucionar este problema. La población está absolutamente segura de que el gobierno es corrupto e incapaz de combatir la pobreza. Los funcionarios del gobierno están abiertos al diálogo, pero la oposición adopta una postura muy crítica y negativa, explica la profesora universitaria Nina Dyulgerova:
–El gobierno está dispuesto a negociar, pero los manifestantes solo exigen su renuncia. Dicen que es un gobierno oligárquico. Sin embargo, el gabinete está haciendo todo lo necesario para dar solución a la complicada situación actual. Está tomando medidas para desarrollar las empresas medianas y pequeñas y mejorar el ambiente, para que la sociedad pueda palpar los efectos positivos de las reformas. No obstante, los que antes estaban en el poder no lo quieren, porque vivían muy bien y obtenían grandes beneficios con el gobierno de Borísov.
Las protestas abarcan cada vez más ciudades. Cuentan con la participación de cientos de miles de personas. Los manifestantes gritan que el gobierno es una “mafia” y exigen desmantelar el “modelo plutocrático de Estado”. El motivo formal de los disturbios fue el nombramiento del magnate mediático Delyan Peevski como jefe del servicio estatal de seguridad. El propio Peevski dice que está dispuesto a dimitir, pero esto ya no es suficiente. La oposición exige un cambio sistémico de las relaciones entre el poder y la sociedad y la implementación de una nueva estructura de Estado. Sin embargo, no pretende destituir al gobierno por la fuerza. Hay milicias de control popular en las calles que reprimen todo intento de provocación. Por otro lado, el bloqueo del parlamento tampoco puede ser considerado como una acción puramente pacífica.
El periodista búlgaro Angel Vagenstein compartió con La Voz de Rusia su opinión sobre el problema:
–Para normalizar la situación, hay que respetar los resultados de los comicios. Este es el punto clave de toda democracia. Las elecciones eran democráticas. El Tribunal Constitucional se opuso rotundamente a la intención de algunos políticos de cerrar el parlamento por un supuesto fraude electoral. Pero los que acaban de verse al margen del poder estatal siguen insistiendo en eso.
Indirectamente, la intención de desquite del “viejo equipo” se nota en la reciente declaración del exprimer ministro y líder del partido GERB, Boiko Borisov, en la que exigió la inmediata renuncia del actual gabinete presidido por Plamen Oresharski. El partido de Borísov ganó unos cuantos escaños en los comicios anticipados del 12 de mayo. Ahora todo indica que su líder quiere recuperar el puesto de primer ministro aunque se ha ido quejando todo este tiempo de no contar con un suficiente apoyo de la ciudadanía. Parece difícil que la población lo apoye en su intención de volver a la cúspide, si la anuncia, porque hasta hoy día sigue pagando los errores del anterior gabinete con dinero de su propia chequera que nunca ha sido muy gruesa.
 nv/lj/er

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