Rusia demuestra la transparencia de su política militar
Foto: Vesti.Ru
La inspección no provocó ningún malentendido
entre Moscú y Pekín. Rusia informará a China sobre el desarrollo de la
inspección que se prolongará hasta el 20 de julio próximo, según
comunicó el viceministro de Defensa, Anatoli Antónov.
La
inspección militar en el Extremo Oriente de Rusia comenzó de forma
imprevista el pasado sábado. La correspondiente notificación fue
remitida por redes de mensajería electrónica a los agregados militares
de los países colindantes. La notificación explicó la envergadura de la
inspección y las fuerzas participantes: más de ciento sesenta mil
militares, un millar de carros de combate y blindados, ciento treinta
aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea y hasta setenta buques de
guerra.
Rusia demostró de forma unilateral la
transparencia de su política militar en el Extremo Oriente, porque no
existen compromisos internacionales que estipulen la obligación de Rusia
de informar a sus vecinos sobre la realización de maniobras en esta
región. La única excepción es China. En 1998, ambos países se
suscribieron el Acuerdo sobre las Medidas de Confianza en el Ámbito
Militar. Su vigencia se extiende a una zona de cien kilómetros de
profundidad aledaña a la frontera.
Tomándolo en
consideración, según expresó el viceministro Anatoli Antónov, Moscú ha
informado a la parte china, proporcionándoles datos clasificados. Y esto
refleja un alto nivel de confianza en el ámbito militar. Moscú y Pekín
consideran que es importante promover la cooperación militar como parte
integrante de la asociación estratégica. También realizando
conjuntamente ejercicios militares. La semana pasada, en la bahía de
Pedro el Grande en el mar del Este (mar de Japón), concluyeron las
maniobras navales chino-rusas, en las que participaron unos veinte
destructores, cruceros portamisiles, buques antisubmarinos y buques de
abastecimiento, así como más de diez cazas y helicópteros navales. El
redactor jefe de la revista Natsionalnaya oborona
(Defensa Nacional), Ígor Korótchenko, comenta: “Los ejercicios reflejan
el acercamiento recíproco entre China y Rusia en el área militar y
constituyen uno de los elementos de la estabilidad en la región
Asia-Pacífico, sin ejercer presión política alguna sobre terceros
países. Es menester dejarlo bien claro, porque las especulaciones sobre
el tema dado abundan”.
Las maniobras chino-rusas se
desarrollaron a trescientos kilómetros de la isla de Hokkaidō y
acapararon una acentuada atención de Japón que siguió ojo avizor el
despliegue de buques y aviones rusos y chinos. El 14 de julio, las
Fuerzas de Autodefensa del Japón por primera vez registraron el paso de
buques chinos por el estrecho de La Pérouse, comunicó el Ministerio de
Defensa de este país. Los buques regresaban a su puerto de matrícula en
China, una vez concluidas las maniobras.
Al realizar
dichos ejercicios, Rusia y China dieron a entender a sus vecinos que
irán incrementando los esfuerzos conjuntos para resguardar su seguridad
nacional.
El 3 de agosto próximo, Rusia y China
iniciarán ejercicios terrestres en los Urales para ejercitarse en la
interacción a la hora de planificar, preparar y llevar a efecto
operaciones antiterroristas. En las maniobras denominadas Misión de Paz por
ambos lados participarán más de mil quinientos efectivos, más de cien
unidades de armamento y material, más de veinte aviones y helicópteros
de combate.
Los ejercicios no apuntan contra terceros
países, pero al propio tiempo dejan bien claro que Moscú y Pekín
reaccionarán adecuadamente a las movilizaciones militares de EEUU y
Japón en esta zona.
El pasado domingo, 14 de julio,
fuentes en el Ministerio de Defensa del Japón informaron sobre la
decisión de formar, sin mencionar las fechas, su propia Infantería de
Marina para proteger las alejadas islas sureñas. Es de suponer que los
marines nipones se adiestren junto con el contingente estadounidense
acantonado en la isla de Okinawa.
ach/lj/sm
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