domingo, 1 de septiembre de 2013

¿Resuelta la paradoja de Fermi?

¿Resuelta la paradoja de Fermi?

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Resulta que todos somos marcianos. Al menos, eso dice el bioquímico y astrobiólogo estadounidense Steven Benner.

Al intervenir en una conferencia de geoquímica en Florencia, el destacado científico afirmó que la vida terrestre tiene sus orígenes en Marte. Es allí donde nació para ser luego transportada a la Tierra por meteoritos.
Se cree que la vida, para desarrollarse, requiere de moléculas orgánicas y de calor, como el que genera el Sol. Pero la vida no surge por sí sola de un “caldo” originario a efectos del calor. El “caldo” solo se pone más denso convirtiéndose en una especie de resina. Hay solo dos substancias que pueden impedirlo: el óxido de molibdeno y el boro puro. Ambos pueden considerarse catalizadores de la vida porque hacen posible que las moléculas continúen estructurándose solas.
Hace tres mil millones de años, cuando la vida surgió en la Tierra, el planeta no disponía de ese tipo de catalizadores, según Benner. El óxido de molibdeno no podía existir porque simplemente no había oxígeno. Y no podía formarse porque el planeta había poco oxígeno. Y el boro permanecía disuelto en el océano que cubría todo el globo. En cambio, Marte ya presentaba en ese entonces las condiciones requeridas: mucho espacio libre de agua, mucho óxido de molibdeno y boro puro, según demuestra el análisis de meteoritos marcianos. Dado esto, podemos suponer que los primeros “ladrillos” para el edificio de la vida pudieron haber llegado desde Marte liberados por los asteroides y cometas que impactaban en el mismo y tras haber viajado mucho tiempo por las inmensidades del Universo. La Tierra no fue para ellos sino un mero entorno apropiado para que pudieran seguir evolucionando. En pocas palabras, esto es lo que dice el astrobiólogo estadounidense.
Como no hay teoría universalmente aprobada para explicar el origen de la vida terrestre, cualquier hipótesis es válida. A lo mejor, la intención de Steven Benner no era inventar una más, sino solucionar la famosa “paradoja de Fermi” formulada por el físico italiano en 1950. El biogeofísico del Instituto de Biofísica de la Academia de Ciencias de Rusia, Alexéi Karnaújov, señala que en los últimos años los astrónomos han descubierto cientos de planetas parecidos a la Tierra fuera del sistema solar y agrega:
—La mayoría de las estrellas se parecen por su composición química. Puede ser que los planetas también. En tal caso, la vida surge en cualquier parte del Universo o es, en cambio, muy poco frecuente. Si surgió en la Tierra, entonces debió haberlo hecho en el resto del espacio. Pero si la vida surge tan fácilmente, ¿por qué no encontramos nada de sus trazas en el Universo?
Hace unos diez mil años, el hombre apenas aprendió a dominar el fuego y se vestía de pieles. Hoy en día, él mismo navega por el espacio. Si la evolución sigue este ritmo vertiginoso, en cien millones de años el hombre poblará todo el Universo y sabrá movilizarse más rápido que la luz. Pero si existe otra civilización, otro tanto más vieja que nosotros, debería haberlo hecho tiempo atrás, mas por alguna razón, no la observamos. Esta es la esencia de la paradoja de Fermi. Hay dos formas para solucionarla, prosigue el experto:
O bien todas las civilizaciones inteligentes muere inevitablemente a causa de problemas internos o bien somos un caso único y es posible que duremos mucho colonizando otros planetas y llenando el Universo de vida biológica.
La hipótesis de Steven Benner divide el proceso de evolución en diversos estadios colocándolo en planetas de distinta composición química, aclara Alexéi Karnaújov. Bajo esta condición, no somos un caso único y la aparición de la vida es un hecho poco frecuente, pero consumado, en este planeta como posiblemente también en otros. Por otro lado, la civilización terrestre quiere evitar el trágico destino de las civilizaciones que seguían desarrollándose en su lugar de origen. Benner, siendo optimista, ofrece una bella fusión de las dos variantes de solución de la paradoja de Fermi que preocupa tanto a la comunidad científica del planeta.
nv/as/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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