Tiempos electorales en América Latína
Foto: Flickr.com
Se
trata de sectores sociales que se han expresado con claridad en las
calles, que han colocado temas en las agendas de los elites políticas,
como la educación, la salud pública, la defensa medioambiental, el
respeto a las minorías sexuales, a las poblaciones aborígenes, la
energía, la seguridad económica, el trabajo, la equidad, las relaciones
internacionales, el orden global, el terrorismo, y la crisis económica.
Son temas comunes en la región, que se expresan con diversa intensidad, oportunidad y masividad.
Pero
sin duda hay un malestar, frustraciones, exasperación en vastos
sectores ciudadanos y el buen criterio hace que esas energías sociales
se canalicen a través de los mecanismos políticos electorales normales, y
no se conviertan en explosiones sociales incontrolables, y cuyas
consecuencias pudieran desestabilizar una institucionalida d democrática
que no está totalmente asegurada, y cuando hay algunos sectores
nostálgicos del pasado dictatorial, de un pasado relativamente reciente.
El informe Latinobaròmetro 2013 establece que el apoyo a la democracia en la región cayó dos puntos respecto a 2011, pasando del 58 % al 56 %.
En el detalle, no en todos los países los resultados son los mismos, e incluso en algunos son contradictorios.
El
apoyo a la democracia creció en once países durante el período 1995/6 –
2013, mientras disminuyó en siete. Donde más ha crecido es en Venezuela
(16 puntos) y Ecuador (13), seguido de Chile (8), Argentina (5),
Bolivia (5), Brasil (5), Paraguay (5), República Dominicana (5),
Colombia (4), Guatemala (3) y Perú (2 puntos).
Los
países donde más ha bajado el apoyo a la democracia, son Costa Rica (16
puntos) y México (12), seguidos de Uruguay (7), Panamá (6), Honduras
(3), Nicaragua (3) y El Salvador (1 punto).
Pero, en este contexto resulta significativa -y hasta dramática- la advertencia de la directora del Latinobarómetro, Marta Lagos, quién señala que “la ciudadanía en América Latina está gritando fuerte: ¡escúchame! por cualquier medio. porque qué duda cabe que el sistema político no parece escuchar”.
En
este cuadro diecisiete de los países de la región, salvo México,
elegirán presidentes, lo cual aparece como buen ejercicio democrático,
de la democracia representativa, pero cada vez se escucha más reclamo
ciudadano por una democracia que además sea participativa, quieren ser
escuchados, pero quieren que sean tomadas en cuenta sus opiniones, y más
que eso, que las demandas ciudadanas, a través de los correspondientes
mecanismos democráticos, formen parte de las determinaciones.
De
cualquier manera tenemos varios expresidentes o presidentes en
ejercicio que se disponen a encarar sendos procesos electorales,
reelecciones.
Comenzando
desde el norte de la región, en Nicaragua, el presidente Daniel Ortega
se dispone a ir a la reelección en 2016, aspirando a su cuarto mandato,
como abanderado del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En
Colombia, el presidente Juan Manuel Santos, confirma que el tema de la
reelección no es privativo de regímenes de izquierda, y se espera que en
tres semanas anuncie que va a la reelección.
Entre
sus méritos está el crecimiento de la economía del país, un desempleo
que está a la baja y mejoran los índices de seguridad, mientras el
proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, parece avanzar, de manera paulatina pero sostenida.
En
Ecuador, su presidente Rafael Correa, reelegido recién en febrero de
este año, podría ser convencido de ir a la reelección, a partir del 51.1
% obtenido en los comicios, y de la necesidad de garantizar "el
proceso".
La
presidenta Dilma Rousseff, de Brasil, que tiene un gran apoyo
ciudadano, reafirmado tras el conflicto con Estados Unidos por el
espionaje de la Gran Potencia, incluso a sus comunicaciones personales,
parece tener asegurada su reelección el 6 de octubre de 2014.
Las
protestas estudiantiles y de sectores de la clase media, que bajaron a
Rousseff de su 70 % de apoyo, fueron encaradas por Brasilia, con mayores
fondos para el transporte público, educación y salud, además de un
ejercicio de la autoridad y la maniobrabilidad política, recuperando
posiciones de popularidad.
Otro
expresidente, el uruguayo Tabaré Vázquez, de 2005-2010, el primer
presidente de izquierda en la historia del país, aceptó ser
precandidato, y deberá esperar las primarias de junio del 2014 para
saber si representará al Frente Amplio en las elecciones presidenciales de este mismo año.
En
Bolivia, el presidente Evo Morales, con una popularidad de un 60 %, y
favorecido con los buenos precios de los hidrocarburos, irá a la
reelección en octubre del 2014, y la única duda parece estar en
Argentina, donde la presidenta Cristina Fernández ha visto debilitado la
eventualidad de ser candidata a la reelección en 2015, tras su
enfermedad y los resultados de las elecciones legislativas del 27 de
octubre pasado.
Pero
claro, lo trascendente es para qué irán a la reelección todos estos
líderes latinoamericanos, con qué programas de gobierno, con qué
proyectos, con qué respuestas a los desafíos de sus países y a las
demandas de sus ciudadanos.
lj
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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