Reforma energética: privatización y engaños
S
egún información publicada ayer por The Wall Street Journal, el gobierno de Enrique Peña Nieto y el Partido Acción Nacional llevan a cabo
Aunque dichas versiones fueron desmentidas ayer mismo por el director
general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, lo cierto es que resultan
consistentes con el carácter errático y poco transparente del discurso
oficial en lo que se refiere a las modificaciones legales en materia
energética que se discutirán en el Congreso durante el actual periodo
ordinario de sesiones. Debe recordarse que en semanas y meses recientes,
con el afán de hacer presentable la iniciativa que promueve la entrega
de la renta petrolera mediante los mencionados contratos de utilidad
compartida, la publicidad oficial ha recurrido a la consigna opositora
de negociaciones avanzadaspara promover una reforma legal que
permitiría al Estado mexicano compartir la producción petrolera, así como conceder contratos de licencia diseñados para acceder a depósitos de gas de esquisto y crudo en aguas profundas. El rotativo señala que dicha propuesta de reforma es
más ambiciosaque la iniciativa presentada por el titular del Ejecutivo federal hace unos meses –la cual prevé la posibilidad de suscribir contratos de
utilidad compartidaen materia energética con particulares– y que, de ser aprobada,
México pasaría de ser un mercado energético controlado por una sola entidad, la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), a ser un mercado basado en la competencia, donde las empresas privadas podrían explorar y producir hidrocarburos por su cuenta, bajo un contrato con el Estado mexicano.
no a la privatizacióny ha insistido en que Pemex no será entregada al capital privado, en lo que constituye una campaña de desinformación: a fin de cuentas, no es necesario convertir a la paraestatal en una entidad privada para transferir a manos de particulares tramos sustanciales de la industria petrolera o, en todo caso, de la renta obtenida por la venta de crudo. Las suspicacias se multiplican por el hecho de que, ante la evidencia de que la privatización parcial o total del sector energético suscita el rechazo mayoritario de la población, el régimen ha optado por disfrazar su propuesta como recuperación de ideas del ex presidente Lázaro Cárdenas, en lo que constituye una clara distorsión histórica de la expropiación petrolera de 1938 y de su principal artífice.
Cabe pedir al gobierno federal que, de acuerdo con principios democráticos básicos, se conduzca con veracidad y transparencia de cara a la sociedad, y exponga sus propósitos reales en materia energética y petrolera.
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