lunes, 26 de mayo de 2014

AMLO y su sospechoso silencio sobre Mancera. Habla, pero sólo le interesa la candidatura del 2018


AMLO y su sospechoso silencio sobre Mancera. Habla, pero sólo le interesa la candidatura del 2018


Cómo una historia trillada, Andrés Manuel López Obrador (cuyo famoso acrónimo es AMLO), dejó entrever en entrevista con ‘W Radio’ -casi evidentemente- que sí tiene intenciones de contender en la elección presidencial del 2018. "Sí, pensar en el 2018 y pensar en participar en las elecciones; no viendo las elecciones como un fin, sino como un medio, como un instrumento para lograr el propósito principal de transformar el país", respondió a la pregunta del periodista en turno.


De ser así, AMLO competiría por tercer ocasión para buscar la presidencia de la República, en una vía de izquierda, que cada día está más fragmentada, y que se vuelve más pragmática, secuestrada por intereses económicos y de grupos al interior de los distintos “partiditos” políticos que la componen (o mejor dicho… que la descomponen). López tendría 64 años de edad, de llegar a dicha contienda electoral. Sería un anciano, que además, se encuentra enfermo (con un infarto a cuestas) y cuya popularidad está cada día más evidentemente mermada.


La historia se repite, pero no en México, y los que quieran comparar a AMLO con Lula Da Silva –que compitió en 4 ocasiones hasta que ganó en Brasil-, pues están francamente perdidos. López tiene enfrente a Ebrard y Mancera. Además, le importa más sobrevivir en la política, que sus genuinos intereses por “salvar a la Patria y derrocar al poder en turno”. Ya piensa en cómo va a colocar su legado familiar, encarnado en su hijo mayor, que lleva su mismo nombre.


Y recordando el suceso de la conferencia de prensa en el hospital, el día que anunció que su padre estaba infartado, López Beltrán utilizó el lenguaje del fascismo –que no del romanticismo de la “República Amorosa"- para señalar que le importaba más el bloqueo del Senado, que la salud de su padre, quién aún estaba en peligro de muerte: “Quiero también aprovechar para decirle a la gente que simpatiza y que está preocupada por la situación de nuestro dirigente que él se encuentra bien y que la mejor muestra de apoyo, de solidaridad, es acudir a este cerco y no claudicar en la lucha que él ha encabezado”.


Y me parece muy sospechoso, que ni AMLO, ni su Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) –del cual pretende hacer partido político nacional- no hayan expresado su indignación, o siquiera su preocupación- ante los sucesos graves que han venido aconteciendo en la Ciudad de México, gobernada por Miguel Ángel Mancera. Tan supuestamente fanático que es de la austeridad y de no afectar los “bolsillos” del Pueblo, AMLO ha callado ante la subida de los precios del Sistema Colectivo de Transporte (METRO), cuyo precio pasó de 3 a 5 pesos. Ni una sola palabra. Y que conste, que no fue el infarto pretexto para quedarse en mutis, pues desde antes de este penoso hecho, se supo del impopular incremento.


Tal como si fuera su destino, el novato Jefe de Gobierno del Distrito Federal, eligió la fecha cabalística del viernes 13 de diciembre del 2013, para comenzar a cobrar dos pesos más en el Metro. Más allá de la coincidencia en el calendario, dicho día podría ser el comienzo del fin de su breve carrera política, pues el aumento era innecesario, inoportuno e impopular.


A pesar de que los administradores burocráticos dicen que el transporte naranja está quebrado en sus finanzas -como todo milagro mexicano- el Metro mueve a diario a millones de personas (tan sólo en el 2012 hubo mil 608 millones 865 mil 177 usuarios). Sin embargo, es un Metro deshecho, que camina por inercia, en el que a cada rato el usuario se queda atorado, en el que no hay refacciones, ni orden.


Mancera llegó como candidato abanderado de la izquierda, misma a la cual no pertenece, y quebró la política social populista de sus dos predecesores, que fueron Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, que usaron a la capital de la República, como un botín político para lograr candidaturas: primero, a la presidencia, a la jefatura de Gobierno del DF, a las senadurías, a las diputaciones federales, a las diputaciones locales, a las delegaciones, y todos a los puestos de la burocracia a los que pudieron acceder. Y con ello conservar el control político y geográfico de la entidad a la que la Federación le otorga más recursos en este país.


Mancera, llegó aliado, obviamente, con el Bejaranismo, que controla toda la mafia que se da en el ambulantaje, en el transporte ilegal, en muchos otros ámbitos, y que aunque un sector del mismo grupo, le dio una rechifla en su Primer Informe de Gobierno, René Bejarano y Dolores Padierna –aliados también de AMLO- le siguen otorgando su respaldo por el hecho de que no quieren perder la Capital a manos del priismo, que sólo está al acecho de las migajas que estos le avientan.


Mancera ya sabía que iba a aumentar el Metro, la consulta era una simple pantalla, ya traían elaborado el discurso, ya tenían prevista la fecha, las preguntas estaban inducidas, las encuestadoras se prestaron al engaño de Mancera, igual que lo hicieron con Peña Nieto en la elección presidencial del 2012. Las mismas empresas desprestigiadas, a la que la mayoría de la población no les cree en los resultados de sus pobres mediciones.


AMLO tampoco ha hecho referencia sobre el papel de Joel Ortega como director del Metro, aquel personaje que se tacha de responsable de lo del News Divine -junio de 2008, donde un desalojo violento ejercido por agentes de la policía, derivó en una estampida humana que dejó sin vida a doce jóvenes-, aquel político que no está calificado para manejar un sistema de transporte tan importante (como siempre privilegiando lo político antes que lo técnico).


AMLO tampoco ha dicho nada al respecto de cómo estos priistas disfrazados de “izquierdistas”, comenzaron con su discurso, poco a poco -igual que lo hicieron los priistas con Pemex para conseguir la Reforma Energética- de que el Metro ya estaba colapsado, usaron al sindicato para argumentar que comenzaron a disminuir las corridas, prometiendo quitar a los sonideros y al ambulantaje, quedando como unos metirosos, pues es la fecha que no lo hacen, porque todo este entramado, es también es parte del Bejaranismo, su aliado y protector.


Además debemos recordarle a Mancera, que Ebrard, su padrino político y predecesor en el puesto –con el que hoy ya no tiene relación-, quiso ampliar las líneas como una medida populista, en lugar de invertir en las que ya existían, para así mejorarlas. Como siempre las obras faraónicas, aunque lo demás se esté cayendo a pedazos. Ebrard, arrendó los vagones, que ni siquiera pertenecen al GDF, por miles de millones de pesos a una empresa francesa.


¿Por qué AMLO se queda callado ante la falsa promesa electoral de Mancera de no subir el precio del Metro?, Mancera dijo que no aumentaría el precio de la tarifa del Metro en todo su sexenio, promesa que hizo en campaña y en el inicio de su gobierno. Una mentira más del gobierno de “vanguardia”.


¿Por qué AMLO no se refiere a los recursos millonarios que irán a parar al supuesto Fideicomiso para las mejorías del Sistema de Transporte?, pues veremos, porque si el Fideicomiso será como el de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y sus becas, pues entonces estamos “fritos”. A mí me parece más un fondo de ahorro para una campaña electoral venidera, para una candidatura presidencial, que para una mejoría real del transporte naranja.


Mancera, es un populista de derecha, que se sacó de la "manga", un discurso enredado y ficticio de que el boleto subsidiado cuesta en realidad 10 pesos. En el próximo sexenio, el gobernante en turno dirá lo mismo y será el cuento de nunca acabar. Porque en los políticos no se puede confiar, punto. Todos prometen lo incumplible. ¿Por qué no aumentan de una sola vez el boleto del Metro a su precio real que supuestamente es de 10 pesos? y así ya se ahorran de andar mintiéndole a la población, que por cierto ya no confía en Mancera, sólo veamos su caída en los niveles de popularidad (encuestas), muy contrastante a los niveles en los que fue electo (cifras de votación).


Mancera es un policía, es un represor, que tuvo que llenar con 2 mil elementos de seguridad el Metro, contra su propia ciudadanía -como si la misma fuera su enemigo- cuando en otras ocasiones se ha quedado con los brazos cruzados, cuando le conviene no meterse en problemas políticos, como fue la toma del Zócalo y de la Plaza de la República por parte de los manifestantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).


¿Por qué AMLO se queda callado cuando a Mancera se le revierten los apoyos de los propios voceros de la izquierda? como lo son los activistas, los académicos, los periodistas, y los intelectuales que lo apoyaron en campaña. Ya no más Mancera, el represor, Mancera el policía, Mancera el indiferente, Mancera el aliado de Peña Nieto, le dicen.


Y es que Mancera parece más un regente, como en la época del priismo arcaico, que un Jefe de Gobierno modernista y eficaz. Un satélite más de Peña Nieto, un aliado más de los poderes fácticos, como una veleta, apuntando el camino que más le convenga, con el pragmatismo de olvidar de inmediato las promesas anteriores, no importando si empeñó su palabra, que pareciera no vale nada.


¿AMLO se quedará callado por los grandes negocios que dicen tiene su hijo?, con el remozamiento de todos los camellones de la Avenida Reforma, esa misma que bloqueó su padre después del fraude electoral del año 2006, para protestar por el mismo.


AMLO no mide con la misma vara, ni tampoco los de Morena, ni los del PRD, que también se quedan callados ante la traición de Mancera a los capitalinos. Allá, para los de la izquierda, los panistas y priistas son "traidores a la Patria", pero acá, de Mancera no dicen nada de nada, y son cómplices del atraco, del despojo de la gente humilde que utiliza el Metro y que ahora no puede pagar su elevado costo.


¿Pero qué nos extraña? si el mismo AMLO en la campaña presidencial del 2012 no se supo el costo del boleto del Metro, y eso que fue gobernante del Distrito Federal durante 6 años, y hasta lo desaforaron del cargo por otras razones que sobran comentar aquí.


¿Por qué AMLO no dice nada sobre cómo el Gobierno de la Ciudad de México se ha desdibujado por su alineamiento (algunos le llaman trabajo coordinado) con el presidente Peña? Lo cierto es que Mancera cada vez más actúa como si fuera regente capitalino y no como jefe de gobierno.


La capital ha sido el epicentro de protestas sociales durante el año que termina. Las violaciones graves a derechos humanos cometidas por la policía y procuraduría capitalinas durante las protestas, están ampliamente documentadas, como bien dice Darío Ramírez en una de sus columnas. “El reciente desalojo del plantón de la CNTE de la Plaza de la República, muestra por otra parte, que el grupo de funcionarios neoliberales que dirige el gobierno capitalino ha roto completamente con la tradición democrática y de diálogo con los movimientos sociales que al menos de forma moderada conservaban las administraciones perredistas precedentes”, dice otro columnista del #YoSoy132.


A Mancera ya lo llaman “la Esfera”, pues sólo está de adorno. Y AMLO calla, porque sabe que antes, en julio del 2013, en un partido de béisbol, denominado “amigos”, el tabasqueño lo halagó, calificando al Distrito Federal como "la ciudad de la esperanza”. Sería de la “desesperanza”. Al menos, de la descorazonada desesperanza de las bases de la izquierda, hoy, corderitos, que ya ven perdida su “joya de la corona”, de manos de los “lobos” que ya se encuentran al acecho.

*El contenido copiado ha sido publicado originalmente por GURUPOLITICO.COM en el siguiente enlace: http://www.gurupolitico.com/2014/01/amlo-y-su-sospechoso-silencio-sobre.html#ixzz32tMqYQNP
Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. GURUPOLITICO.COM
Follow us: @GuruPolitico on Twitter | GuruPolitico on Facebook

No hay comentarios.:

Publicar un comentario