La elección panista
Según los equipos hay empate. Las encuestas arrojan datos muy similares en los atributos de los candidatos y en su aprobación entre los militantes. El militante panista quiere a su institución y cuida a sus líderes. La situación de empate habla de que el partido está dividido. Cambio o continuidad son las opciones que se han presentado a los panistas, y en esa pregunta la respuesta es mitad y mitad. Muy probablemente la militancia no ha comprado todo lo que se dice sobre los candidatos ni lo que dice uno sobre el otro. Ni Madero parece ser para todos los panistas el analfabeto funcional vendido a Peña ni Cordero el sirviente de Calderón. Las negociaciones con el gobierno no están en juego, sino la forma y el fondo de las mismas.
Es probable que quien gane no lo haga por una diferencia muy amplia. Ganar, por ejemplo, con una diferencia de ocho puntos podría significar solamente ocho mil votos de diferencia, así que una ventaja menor de dos puntos serían unos cuantos votos. La elección se puede jugar en una casilla. Ojalá no priven las prácticas que representa el gobernador de Puebla, con el acarreo de votantes y la persecución de opositores al maderismo y que prive la sensatez y la camaradería en el ánimo poselectoral.
La campaña ha sido intensa. Las guerras civiles suelen ser más crueles que las otras; los pleitos de familias suelen desatar actos de rabia y violencia sorprendentes. Las campañas internas suelen ser duras. No sé por qué le sorprenden a una buena parte de nuestros analistas los ataques y los contrastes entre quienes contienden. El debate entre los candidatos fue un verdadero intercambio que mostró claramente cómo es cada uno. En efecto, los ánimos se han crispado mucho. El PAN es un partido que no ha sabido procesar todavía su escandalosa derrota de hace unos años y eso es parte de los odios vigentes.
Me parece que el mejor presidente del partido en estos momento sería Ernesto Cordero. Ha construido un perfil propio y representa un gran logro del PAN en muchos años y un anhelo de Gómez Morín: el conocimiento de la técnica puesta al servicio de la política. Cordero tiene a su favor la experiencia de gobierno efectiva y exitosa. Los panistas saben que negociar es parte de la política y que oponerse por sistema no es algo que esté en la manera de ser blanquiazul. Pero es muy diferente para el gobierno sentarse a negociar con alguien que domina las políticas públicas, conoce al país y tiene un sentido claro y digno de lo que es ser opositor, como es el caso de Ernesto, que sentarse con un atolondrado que dice chascarrillos y refranes insulsos como definición política. Cordero, sin duda, es el más gomezmoriniano de los líderes panistas, y es quien puede conducir el perfil de inteligente opositor y constructor que debe tener Acción Nacional en nuestro país. Ojalá y por el bien del PAN gane Cordero.
juanignacio.zavala@milenio.com
Twitter: @juanizavala
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