La mina accidentada empleaba a menores y exigía extenuantes jornadas
Día 14/05/2014 - 17.01h
La muerte de al menos 238 mineros en Soma ha indignado al país. Los ciudadanos salen a las calles para protestar contra las condiciones que enfrentaban los trabajadores
A medida que pasan las horas, se reducen las
esperanzas de rescatar con vida a los cientos de mineros atrapados en el
interior de la mina de Soma, en el oeste de Turquía.
El fuego continúa dificultando la tarea de los equipos de rescate, y la
cifra de muertos asciende ya a 238, si bien se espera que este número
aumente en las próximas horas.
Y según aumentan los cadáveres, también lo hace la
indignación, ante la difusión de una serie de aspectos polémicos de
dicha explotación minera, en la que, según han denunciado algunos
supervivientes, se empleaba a menores de edad y se obligaba a los mineros a trabajar durante extenuadas jornadas, lo que, aseguran, reducía su nivel de alerta.
Los parientes de Kemal Yildiz,
uno de los mineros fallecidos, denuncian que este apenas tenía 15 años
de edad, según informa el diario «Hürriyet Daily News». Una información
que el Ministro de Energía, Taner Yildiz, ha calificado de «imposible».
Al presidente de la compañía, Ali Gürkan,
se le echa en cara ahora unos comentarios realizados en 2012, en los
que se jactaba de haber reducido los costes de producción de carbón de
aproximadamente 130 dólares por tonelada a cerca de 23 dólares. Entre
otras cosas, alardeaba de haber sustituido los transformadores
eléctricos de importación por unos manufacturados por la propia empresa.
La explosión de uno de estos transformadores parece ser la causa del
incendio que ha provocado la tragedia.
Protestas contra la compañía
Grupos de manifestantes se
han concentrado esta mañana en la sede de la compañía en Estambul para
protestar, enarbolando pancartas como «Este edificio crece con la sangre
de los trabajadores», y «No murieron de forma bella. Es asesinato, no
el destino».
Este último eslogan hace referencia a las palabras
de algunos miembros del gobierno durante una tragedia anterior en 2010,
cuando varios mineros murieron por inhalación de gas. El entonces
Ministro de Trabajo, Ömer Dinçer, aseguró que habían «muerto sin dolor, de forma bella». El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó la muerte de estos mineros de «kismet», «destino».
En Ankara, una
manifestación de apoyo a los mineros ha terminado en enfrentamientos con
la policía en los que se ha utilizado gas lacrimógeno para dispersar a
los concentrados. El líder del Sindicato de Mineros, Çetin Uygur, ha calificado el accidente de «el mayor asesinato laboral de la historia de Turquía».
El Partido Republicano Popular (CHP), la principal fuerza opositora, no ha dudado en atacar al gobierno por lo sucedido. Su líder, Kemal Kiliçdaroglu,
ha visitado hoy el lugar del accidente, al tiempo que el partido
recordaba que hace apenas dos semanas solicitó una investigación
parlamentaria sobre los accidentes mineros en este mismo lugar.
La investigación pretendía «revelar los motivos y
los responsables de las muertes en dichos accidentes, encontrar
soluciones permanentes y prevenir una repetición de estos casos, y medir
el adecuado cumplimiento de la ley y la supervisión de estas
instituciones». La petición, sin embargo, fue rechazada por el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan, algo que ahora enarbola la oposición.
El diputado del AKP por Manisa, Muzaffer Yurttas,
aseguró entonces que «las minas de Soma están en una mejor posición
comparadas con las de otras partes de Turquía y del mundo», y que «las
compañías de Soma están tomando todas las medidas necesarias de acuerdo
con la regulación». La Compañía de Minas de Carbón de Soma,
la responsable de la explotación minera donde ha tenido lugar el
accidente, aseguró el martes en un comunicado que se realizó una
inspección en el sitio hace apenas dos meses y no se encontró ninguna
irregularidad.
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